La activista saharaui Sultana Jaya sabe lo que es vivir al límite. Lleva muchos años arriesgando su vida y su integridad por la independencia de su tierra, y acaba de salir de un año y siete meses de arresto domiciliario, en los que ha permanecido sin agua, sin electricidad y sin poder dormir, bajo el hostigamiento y la agresión (también sexual) por parte de la policía marroquí. Su hermana y su madre octogenaria han soportado dignamente esta tortura junto a ella.
Han sido meses de represión día y noche, que “solo han servido para que mi voluntad crezca”, dice. No es la única. La delegada del Frente Polisario, Jadiyetu El Mohtar, que la acompañaba en una charla ofrecida ayer en Durango (Bizkaia) afirmó que “hay muchas Sultanas; miles de sultanas que pueden con todo” en este “drama de un pueblo entero” que es la situación del Sahara Occidental.
El territorio, abandonado por el estado Español en 1975, ha sido recién entregado en bandeja de oro a Marruecos por el Gobierno español al posicionarse del lado de la potencia regional en el largo conflicto que ambas partes mantienen.
Libertad y sacrificio
Quizás porque, efectivamente, hay muchos y muchas combatientes pacíficas saharauis que no dudan en inmolarse literal o simbólicamente por la libertad de su patria, la conferencia con la que Sultana Jaya inauguró su minigira por Euskal Herria no tuvo nada de personal.
Fue un acto político salpicado de mensajes incendiarios en un tono apenas recordado en nuestras cómodas y auocomplacientes sociedades occidentales: “¡Moriremos por la libertad!” “¡Quienes no se sacrifican no consiguen nada!”, “¡No hay independencia sin sacrificio!” etc.
Previamente a la breve charla, un documental mostraba a una Sultana que se desgañita arrojando esas consignas a la cara a los policías marroquíes apostados ante su casa de paisano, que la controlan para que cumpla su arresto domiciliario.
En las imágenes, ella sale una y otra vez a la calle aferrada a su bandera, mientras los representantes del país ocupante la arrastran por los suelos, la golpean y la empujan violentamente adentro del hogar en una secuencia que se repite con pocas variaciones una y otra vez. En otra escena, se la ve en el tejado de su vivienda asida al palo de la enseña mientras un policía marroquí encaramado en una grúa se lo trata de arrebatar en un tira y afloja que inquieta ante la posibilidad de que una embestida la arroje al vacío.
“No nos quitarán la dignidad y la determinación en la defensa de nuestro pueblo”, comentaría en su intervención posterior.
Otras imágenes la muestran amoratada de pies a cabeza y con las piernas hinchadas y congestionadas hasta casi el punto de estallar, como resultado de las torturas infligidas. Imágenes sobrecogedoras que muestran la violencia de unos policías marroquíes a quienes calificó de “criminales y torturadores”.
“La mujer está en la vanguardia de la lucha pacífica y demuestra tanto coraje y heroísmo como los hombres”
Muchos y, sobre todo muchas, saharauis entre el público animaban la sala de conferencias con los vistosos colores de su vestimenta y con vítores a una heroína que no pretende ser tal y cuya aparente circunspección y parquedad en palabras contrastaba con el arrojo mostrado en la película minutos antes.
“La mujer está en la vanguardia de la lucha”
Esta discordancia la explicaría puntualizando que en el Sahara Occidental, “la mujer está en la vanguardia de la lucha pacífica y mantiene el mismo nivel de militancia, y demuestra mucho coraje y heroísmo, igual que los hombres”.
En los primeros asientos del auditorio, un emocionado anciano compatriota residente en la localidad la contemplaba sobrecogido con ojos humedecidos. Poco antes, ella lo consolaba y le dirigía dulces palabras en su idioma a la entrada del recinto al lado de su inseparable bandera. El salón se abarrotó con gente de Durango y con simpatizantes de la causa saharaui representantes de distintas asociaciones.
Fue la única charla que ofrecerá en Bizkaia. Por la mañana estuvo en el Ayuntamiento de Bilbao, en visita institucional. En los próximos días proseguirá su gira por localidades de Gipuzkoa y el sábado concluirá en Gasteiz, donde recibirá el calor de sus paisanos y de personas solidarias con su lucha.
La “traición” de Sánchez
Sultana Jaya ha venido al Estado español a recibir asistencia médica. La delegada del Frente Polisario alabó su generosidad puesto que, aunque su estado de salud es delicado, ha sacado fuerzas para esta minigira que pretende explicar la situación del Sahara Occidental en el contexto de guerra con Marruecos y recabar la solidaridad vasca.
Jaya quiso homenajear a todas las personas pero especialmente a las mujeres que luchan y sufren en los territorios ocupados y en los campos de refugiados, en especial a quienes han sufrido “martirio” por la causa. No quiso olvidar tampoco a la diáspora, las personas que se ven obligadas a vivir en otros países porque “se les niega el derecho a un territorio que les pertenece”.
Tanto Jadiyetu El Mohtar como Sultana Haya explicaron que la mejor manera de ayudarles es dar a conocer la situación en la que viven, que es ocultada o tergiversada por los medios de comunicación.
“La República Arabe Saharaui Democrática es una realidad irreversible reconocida por 84 países”
El Mohtar criticó severamente la postura de los presidentes socialistas, desde Felipe González hasta el actual. Los citó uno a uno y repasó brevemente su política hacia el Sahara Occidental hasta llegar a Pedro Sánchez, de quien dijo que era responsable de “la última traición al pueblo saharaui”.
Opina que esta decisión viola el Derecho Internacional, “deshonra y desprestigia al Estado” y le ha hecho “perder credibilidad internacional para contribuir a la descolonización”, además de granjearle el “rechazo de la ciudadanía”.
Piensa, no obstante, que este cambio de postura servirá de poco porque la República Arabe Saharaui Democrática, fundadora también de la Unión Africana, es una “realidad irreversible” reconocida por 84 países y apuesta por que tarde o temprano llegará su descolonización, y obtendrá el reconocimiento de su derecho a la autodeterminación.