La asociación PETRA Maternidades Feministas ha solicitado la intervención del Defensor del Pueblo después de que la Administración de la Seguridad Social haya reconocido “de manera encubierta”, en el formulario de solicitud del permiso de maternidad y paternidad, el nacimiento por vientre de alquiler o “maternidad subrogada”, “bajo el eufemismo gestación por sustitución”.
PETRA considera que mediante esta acto administrativo “se reconoce y extiende el derecho a un permiso de maternidad y paternidad retribuido con fondos públicos a personas que han cometido un acto ilegal, conscientes además de ello”.
La asociación solicita que se retire la casilla de los formularios, ya que su mantenimiento “sólo contribuye al blanqueamiento ético de la trata de seres humanos” y es que la “la mal llamada ‘gestación por sustitución’ o ‘maternidad subrogada’ implica la explotación reproductiva de mujeres a las que se manipula con mala praxis psicológicas para convencerlas de que las criaturas que gestan no son suyas, porque el óvulo es de otra, para forzarlas a ‘desapegarse emocionalmente’, como si esto fuera posible y no las perjudicase a ellas y a sus criaturas”.
Proliferan las “clínicas y las personas que obtienen beneficios millonarios dedicándose a explotar mujeres y bebés como productos de mercado”
El nacimiento por vientre de alquiler implica también la “separación violenta de estos bebés de sus madres nada más nacer, la mayoría mediante cesárea, para ser entregados a personas que creen que porque llevan su carga genética, (y tampoco siempre es así), y porque pagan por ello, tienen derecho a considerarlos sus hijos e hijas por encima del de la madre gestante”. Además, esas personas “no pasan por ninguna evaluación”.
“Herida primal”
El perjuicio ocasionado a las criaturas es bestial, destaca PETRA: “Se provoca una herida primal a estas criaturas al separarlas de su madre, y a éstas, al no volver a ver a su cría”.
Al calor de este procedimiento, proliferan las “clínicas y las personas que obtienen beneficios millonarios dedicándose a explotar mujeres y bebés como productos de mercado, mienten y manipulan a estas mujeres y a sus potenciales clientes, vendiéndoles la idea de que el útero de una mujer, a falta de un útero artificial, es un órgano independiente del resto del cuerpo, como si solo fuera un horno para crear bebés para cualquiera que ponga su embrión allí”.
Estas “campañas de marketing fraudulentas” por parte de estas clínicas son la “clave para blanquear y aceptar como válida la sustracción de recién nacidos a sus madres en el imaginario común, cerrando los ojos a la realidad de que somos mamíferas, y no ovíparas, por tanto el proceso de gestar, parir y amamantar es el que define a la madre biológica como tal”.