El grupo de trabajo de la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado se reúne esta semana para intentar legalizar y unificar la gestación por sustitución o subrogada en Europa, donde existen distintas legislaciones que la regulan.
La Coalición Internacional para la Abolición de la Gestación Subrogada (CIAMS), formada por medio centenar de organizaciones feministas de la UE y una de Colombia, ha dado el grito de alerta ante lo que puede suponer “una explotación más del cuerpo de las mujeres y el fruto de esa explotación reproductiva: su bebé”.
En el Estado, la compra venta de bebés nacidos del alquiler de mujeres para gestar es ilegal, pero “de facto existe una tolerancia a esta práctica inhumana, un agujero que la tolera y permite: es la Instrucción Registral del 5/10/2010 que desdice la ley”, subraya CIAMS. Ese dispositivo legal permite regularizar la situación de criaturas nacidas en el extranjero por ese procedimiento.
El convenio que se debate y se pretende aprobar “es una trampa, un engaño”, alerta la coalición feminista, “porque la excusa es el reconocimiento del derecho a la protección del interés supremo del menor y a una filiación transfronteriza. Pero, ¿Quién es ese menor?”
El derecho al vínculo con la madre
Se trata de “un mero objeto mercantilizable, un producto, el encargo de un deseo” y, bajo la excusa de la garantía de la filiación de los bebés, “los gobiernos darán su beneplácito a una práctica que deshumaniza a mujeres y bebés, y atenta contra los derechos básicos de éstos al vínculo con su madre”.
Para CIAMS, “ni las mujeres somos máquinas a quienes explotar reproductivamente deshumanizando una de nuestras funciones principales, ni las hijas/os de ellas nacidas son el objeto de deseo cuya existencia pueda ser mercantilizada”. De hecho, el contrato previo “despoja a la madre gestante de todo derecho de decidir sobre el bebé gestado”.
“Este convenio, falsamente humanitario, provocará la proliferación de la trata de niñas, jóvenes y mujeres de los países en desarrollo”
Trata de niñas, jóvenes y mujeres
La coalición feminista advierte de que “los intereses económicos de los intermediarios de esta industria extractivista de la capacidad reproductiva de las mujeres no pueden pisotear, la integridad de éstas, ni comandar el nacimiento de seres humanos”.
Y, lo que es más grave, “este convenio de filiación, falsamente humanitario, provocará la proliferación de la trata de niñas, jóvenes y mujeres de los países en desarrollo (que ya se está produciendo) para su explotación reproductiva, y provocará el secuestro de su útero, ya que sólo se tiene en cuenta esa función reproductora y no la integridad de las personas”.
Además, “el fruto de la gestación será un objeto de transacción regulado. Las mujeres gestantes serán un instrumento, una categoría inferior, destinadas a la procreación para otras personas. Objeto de usar y olvidar, materia prima de un sistema de producción que es un mercado muy lucrativo. La operación se hará en sentido único entre países desarrollados y los que están en vías de desarrollo”.