[i] En la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV), Navarra y también en el conjunto del Estado Español, la autodefensa para mujeres, posteriormente denominada autodefensa feminista, se ha desplegado en las últimas 3 décadas como una herramienta de empoderamiento, de prevención y de respuesta personal y colectiva a la violencia sexista, cuya finalidad es el autoconocimiento de las mujeres y la toma de conciencia feminista, para que reconozcan su poder, sus derechos y se defiendan psicológica y físicamente si sufren, o creen que podrían sufrir, agresiones machistas.
Además de los cursos de autodefensa (feminista) para mujeres, el Movimiento Feminista utiliza la expresión “autodefensa feminista” para hacer referencia a la organización colectiva de respuestas ante las agresiones sexistas, o también, de manera aún más extensa, a la coordinación y organización colectiva de mujeres para hacer frente al patriarcado.
Esta historia estaba sin escribir. Y gracias a una ayuda de la II edición del Concurso de Trabajos de Investigación Feminista, en el marco de la Escuela para el Empoderamiento Feminista de Vitoria-Gasteiz, [ii] se ha podido dedicar tiempo a su rescate y comenzar a escribirla.
Orígenes de la autodefensa (feminista)
A lo largo de la Historia se ha colectivizado la práctica, el discurso y el uso de la autodefensa, como herramienta política para conquistar derechos y para hacer frente a las violencias de los sistemas patriarcales, que protegen a los agresores y desprotegen a las víctimas/sobrevivientes de agresiones psicológicas y/o físicas, por el hecho de ser mujeres o cuerpos subordinados, no hegemónicos, indignos de ser defendidos.
Centrando la atención en hitos históricos del contexto occidental, las sufragistas inglesas aprendieron algunas técnicas de ‘Jiu-Jitsu’ para defenderse frente a los ataques de los policías y otros agresores (Delgado 2017). En Alemania, en los años 1920 y 1930, militantes socialistas y comunistas se formaron para poder defenderse de los asaltos fascistas. En las décadas de los 60 y 70 del siglo XX, las feministas de la segunda ola denunciaron la violencia sexual y se dieron cuenta de que, en muchos casos, los agresores no eran desconocidos sino cercanos o conocidos. Hay estudios que demuestran que las mujeres corren más riesgos dentro de la esfera privada que en el espacio público, a pesar de lo que pueda (a)parecer en los medios de comunicación (Martín 2013; Kohan 2021; SEXVIOL 2022).
En los años 70 del siglo XX en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Alemania u Holanda, entre otros, aparecieron los primeros refugios para mujeres víctimas de agresiones por parte de sus parejas, y se activaron las primeras líneas telefónicas para atender a quienes sufrían agresiones sexuales.
Las feministas dieron un paso más, y no sólo enfocaron su acción en denunciar las agresiones, acoger y proteger a las víctimas, sino que también desarrollaron instrumentos de prevención como soluciones prácticas para evitar agresiones por el hecho de ser mujeres. Así nacieron las primeras formaciones de autodefensa para mujeres, impartidas por mujeres que procedían de las artes marciales.
Desarrollaron técnicas de defensa específicas y adaptadas para mujeres. Eran formaciones a nivel físico de lucha corporal, para saber cómo defenderse y cómo atacar. Los primeros talleres fueron una iniciativa arriesgada para las formadoras, ya que iban a contracorriente de las creencias populares y policiales de la época, que aseguraban la muerte a las mujeres que se resistieran durante una agresión (Zeilinger 2008 en Martín 2013:34-35).
Autodefensa en Vitoria-Gasteiz y Álava
1982 – 1986 | Grupo de mujeres de Zaramaga
Hace exactamente 40 años, en el año 1982, un grupo de mujeres, en el barrio de Zaramaga comenzaron a acompañar a mujeres que sufrían agresiones machistas. Hicieron muchas acciones para visibilizar las agresiones machistas y la violencia de la publicidad y de los medios de comunicación hacia las mujeres. Y reclamaron la necesidad de servicios públicos desde las instituciones para dar respuesta a esta violencia estructural hacia las mujeres.
En los años 80 no existía aún el concepto de “violencia de género”, ni la sensibilidad social, ni institucional que hay en la actualidad hacia la violencia sexista que diariamente sufrían y siguen sufriendo las mujeres. De manera que su labor activista fue esencial para comenzar a concienciar y a visibilizar la violencia contra las mujeres. Pusieron en marcha acciones directas que llamaron la atención y contribuyeron a sensibilizar a la sociedad conservadora vitoriana. Realizaron un importante trabajo asistencial y pedagogía feminista, de forma voluntaria y autogestionada.
En 1985 se creó el Grupo de mujeres separadas, a partir del grupo de Mujeres de Zaramaga. Ellas fueron las que a partir de entonces realizaron el acompañamiento a mujeres agredidas para que no se sintieran solas. Escuchar, expresar su malestar y compartir experiencias les permitía verse identificadas, ver que no estaban locas, sentirse cuidadas y no juzgadas.
El Grupo de mujeres de Zaramaga, posteriormente desde la Comisión Antiagresiones de Gasteiz, fue un grupo de presión importante para que las administraciones públicas crearan, en un primer momento, los servicios de atención a mujeres y, posteriormente, las políticas públicas de igualdad (Diputación Foral de Álava 2009:7).
Fue una conquista del Movimiento Feminista lograr que desde las instituciones se pusieran recursos para atender a las mujeres agredidas. Consiguieron que entrara en la agenda política hacer frente a la violencia sexista.
Fuente: Grupo de Mujeres de Zaramaga 1987:75
1987 – 1992 | Comisión Antiagresiones de Gasteiz
Las mujeres del Movimiento Feminista sabían que tenían que hacer algo más contra las agresiones que acompañar a las agredidas, o realizar acciones directas, en las que llegaban a jugarse la vida. Querían poner en marcha acciones de concienciación, de prevención, de “empoderamiento”, pero ¿cómo?…
La idea de realizar cursos de autodefensa en Álava surgió tras escuchar una ponencia del Colectivo Paz y Desarme de La Laguna (Tenerife), sobre ‘Violencia, autodefensa y lucha por la paz’, en unas jornadas feministas probablemente realizadas en Barcelona o Zaragoza, cuya fecha y denominación no ha sido posible localizar. Aunque en aquellas jornadas no hicieron ninguna exhibición o taller, la ponencia resultó novedosa para un momento donde ya no se sabía qué más hacer para hacer frente a las agresiones (la denuncia pública de los agresores desgastó a muchas mujeres activistas).
Las mujeres de la Comisión Antiagresiones de Asamblea de Mujeres de Álava contactaron con las ponentes y en 1987 realizaron (sin lograr subvenciones), el primer curso de autodefensa realizado en Vitoria-Gasteiz y en Euskadi, impartido por Loes Maas, formadora holandesa y Dolores Beltrán, canaria (que solo cobraron los gastos de desplazamiento). El curso se llevó a cabo durante un fin de semana en una sala de los frontones del Polideportivo Mendizorrotza de Vitoria-Gasteiz. Participaron 60 mujeres, quedando más mujeres sin poder hacer el curso, lo cual fue un éxito de convocatoria (Méndez 1987; Etxeberria&Lizoain 2003: 23).
Tras esa formación, unas cuantas ‘mozas’ [iii] de Vitoria-Gasteiz, Bilbao, Pamplona y Zaragoza decidieron formarse en artes marciales y asistieron en 1988 a una formación en Holanda de artes marciales específicas para mujeres.
A finales de los años 80 del siglo XX, desde la Coordinadora Feminista de Navarra, las Comisiones Antiagresiones de las Asambleas de Mujeres de Álava y Bizkaia, y también desde el Frente Feminista de Zaragoza, comenzaron a impartirse cursillos de autodefensa para mujeres por todo el Estado español.
Elaboraron materiales comunes para impartir los talleres con enfoque feminista (50% contenido psicológico / 50% contenido físico). Y se propusieron, a comienzos de 1990 formar a futuras formadoras para crear una red a nivel estatal de grupos estables de autodefensa que se reunieran semanalmente para practicar autodefensa y desarrollarla.
El propósito de los primeros cursillos de autodefensa para mujeres era la toma de conciencia de que, ante una agresión de cualquier tipo, las mujeres tienen capacidad de respuesta. La autodefensa entendida como una herramienta más para luchar contra las agresiones, para que cada mujer se sienta con derecho a decir NO ante cualquier situación cotidiana que no le guste. Y se sienta con derecho a defenderse, ya que la violencia que se ejerce contra ellas se basa fundamentalmente en el abuso de poder de los hombres sobre las mujeres y en la situación de desigualdad que se deriva de ello (Etxeberria&Lizoain 2003: 23)
Fuente: Asamblea de Mujeres de Álava en C.D. Maite Albiz
Fuente: AMA, en C.D. Maite Albiz. Reportaje publicado en ‘El Correo’ el 6-5-1987.
1993 – 2007 | Asamblea de Mujeres de Álava (AMA)
La Asamblea impartió numerosos cursillos de autodefensa en Vitoria, Álava y por todo el Estado como colectivo. Se convirtió en referente de la autodefensa a nivel estatal.
Los discursos antiagresiones y la necesidad de que las mujeres denunciasen comenzaron a calar en la sociedad y a entrar en el debate público. A mediados de los años 90 del siglo XX, la violencia de género entró en la agenda institucional y comienzan a destinarse recursos desde las instituciones públicas para prevenir la violencia hacia las mujeres.
La Asamblea consiguió primero subvenciones (Diputación Foral de Álava y Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz) y posteriormente, con un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, impartieron talleres en los Centros Cívicos de la ciudad.
Las formaciones en autodefensa tuvieron siempre perspectiva feminista. Desde sus orígenes fueron iniciativas para trabajar en contra de la violencia machista, que antes en el feminismo se denominaban “agresiones contra las mujeres”.
Tras el taller de autodefensa, las participantes demandaban más formaciones para seguir deconstruyéndose y para reconstruirse. Elaboraron un manual con dinámicas de trabajo personal y dinámicas grupales que denominaron ‘Taller de vida cotidiana’. En el día a día percibían muchas dificultades para sentirse y para ser, para tener presencia en lo cotidiano.
“Mientras no trabajemos el cambio personal, desde lo cotidiano, lo demás se escapa. Yo decido por mí, sé lo que quiero, sé poner límites”
2008- Actualidad | De talleres y cursos a procesos grupales
Los talleres y cursos cambiaron su denominación: de autodefensa para mujeres a la autodefensa feminista.Los imparten formadoras profesionales, con menor parte física 30% / 70% y mayor parte de reflexión y toma de conciencia sobre el marco político de la violencia sexista desde la teoría feminista.
Desde el año 2018 se pusieron en marcha, primero en la Escuela para el Empoderamiento Feminista, grupos estables de autodefensa de adultas y de adolescentes como procesos grupales de empoderamiento personal y colectivo para hacer frente a la violencia machista.
Después de participar en talleres de autodefensa feminista (o en el resto que se ofrecen en las Escuelas de Empoderamiento), y de tomar conciencia de una situación de subordinación por el hecho de ser mujeres, lo deseable sería que las mujeres se organizaran en grupos autónomos y pasaran a formar parte del Movimiento Feminista. Así, se materializaría la dimensión colectiva, objetivo último de las Escuelas de Empoderamiento y de las Casas de Mujeres.
Surgen asociaciones como Bizirik (2015) o Goizargi Emakumeak (2019) que hacen una labor de acompañamiento a mujeres que han sufrido violencia machista, con un valor incalculable para las agredidas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, desconocen el funcionamiento administrativo y, lo último que necesitan, es que les mareen con burocracia y con tener que contar su situación en distintas ventanillas. Este acompañamiento suple la carencia de servicios integrales de atención a las víctimas, que se reivindican desde los años 80 del siglo XX.
Por otro lado, desde el Movimiento Feminista se comienza a utilizar el concepto “autodefensa feminista” como llamada a organizar, activar y dar una respuesta colectiva ante la violencia sexista.
Uso polisémico de “autodefensa”
El significado de “autodefensa” ha ido evolucionando en el tiempo. En la investigación se recogen varios ejemplos de uso del concepto “autodefensa feminista” como respuesta colectiva a las agresiones sexistas. Es importante transmitir qué significa el concepto en cada contexto. Otro ejemplo: uno de los lemas utilizados por el Movimiento Feminista es ‘Ninguna agresión, sin respuesta’.
Una respuesta posible a las agresiones (para evitarlas, defenderse, salir de ellas, o denunciarlas cuando se producen), es la autodefensa. El lema utilizado actualmente ‘Erasoenaurrean (aurka), autodefentsa feminista’, sin el “feminista” ya lo usaba la Comisión Antiagresiones de Vitoria-Gasteiz en 1989.
“Ya me considero sobreviviente de la violencia machista, pero sigo siendo víctima de la violencia institucional”
Autodefensa ante la violencia institucional
Esta es la expresión que más me impactó escuchar en la investigación. Hoy en día, a diferencia de hace 40 años, hay medios (leyes, programas, servicios, acompañamiento), gracias a las feministas que reivindicaron estos recursos y servicios. Sin embargo, el trato institucional recibido es valorado negativamente por las usuarias de estos servicios: se dirigen a ellas con una actitud patriarcal, desde una posición privilegiada, basada en prejuicios, paternalismos, clasismo, racismo, machismo.
De aquí que ante el mal-trato institucional, las mujeres se organicen y activen estrategias de autodefensa. Por ejemplo, “habla con fulanita”, “entrega esta documentación y no esta otra”, “no digas determinadas cosas”, “sigue estos pasos”…
¿Organizar la autodefensa feminista?
Días previos al 8M de 2022, el Movimiento Feminista de Gasteiz difundió una convocatoria por redes sociales con el lema ‘Autodefentsa feminista antolatu’. El ‘punto de encuentro’ fue un círculo con mujeres de diversos grupos que presentaron la labor que realizaban: mujeres antimilitaristas, mujeres presas (Sare), mujeres saharauis, mujeres trabajadoras del hogar, Bilgune Feminista…
Tras la presentación, se disolvió el círculo. Al preguntar a dos organizadoras en qué consistía ‘Autodefentsa feminista antolatu’, la respuesta de una de ellas fue “que el día 8M el grupo de ADF de Sorginenea haría una performance”. Al consultar a una veterana de Bilgune Feminista, su respuesta fue: “Que las mujeres nos conozcamos, nos organicemos y hagamos trabajos en red, demos respuestas conjuntas, eso mismo, es un ejercicio práctico de autodefensa”.
Sin duda, la llamada a la autodefensa feminista para dar respuesta a las agresiones producidas, es esencial, como muestra del rechazo social a la violencia estructural contra las mujeres. Sin embargo, el mayor potencial de la autodefensa feminista es el de ser una herramienta preventiva, que activa la conciencia feminista, dota de mayor seguridad en una misma y fomenta el apoyo colectivo: acompañarse, reflexionar juntas sobre cómo desmontar la socialización patriarcal, pensar juntas estrategias de defensa (verbal, emocional, física), despertar la conciencia feminista en nuestro entorno, “porque merecemos vidas libres de violencias”. Y para trabajar en la prevención de la violencia, es importante empezar con las niñas, desde 10 años o antes. Y antes, mucho antes, habría que comenzar también con madres, padres, abuelas, abuelos, sus tutoras, educadoras y demás referentes.
Mucho por (re)conocer
Esta historia sigue viva en los talleres de autodefensa, en las diversas llamadas del Movimiento Feminista a organizar la autodefensa feminista y en los grupos estables que se están creando como espacios seguros de encuentro y de apoyo para compartir estrategias que nos permitan identificar, prevenir y salir de situaciones que nos violentan; y también, para soñar y poner en práctica la sororidad y el apoyo mutuo en las relaciones entre nosotras y con las demás personas. Lo deseable sería que, a mayor conciencia feminista, justicia social y vidas sin violencia, menor fuera la necesidad de autodefensa feminista.
Mientras llega el momento en que la autodefensa feminista no sea necesaria, consideramos importante dar a conocer el origen y la evolución de esta herramienta de empoderamiento feminista para evitar y para hacer frente a las violencias sexistas. Podéis clicar aquí para acceder a un resumen visual de la investigación y al trabajo completo.
Este texto es una aproximación a una historia mucho más amplia que está por (re)construir con voces, matices y miradas diversas. Si tienes interés en colaborar con testimonios, propuestas y acciones para recopilar la(s) historia(s) de la autodefensa (feminista) para mujeres en Euskal Herria, puedes contactar con mentxu@gmail.com
Mentxu Ramilo Araujo es Doctora en Ciencias Políticas y de la Administración con alma de antropóloga
Notas:
[i] Todas las referencias que aparecen en este texto, pueden consultarse en la bibliografía de la investigación original: https://bit.ly/GenealogiAutodefensAraba
[ii] El Concurso de trabajos de investigación feminista es una Iniciativa conjunta entre el Máster en Igualdad de Mujeres y Hombres: agentes de Igualdad de la UPV/EHU y el Servicio de Igualdad del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz.
[iii] Mozas: acepción utilizada en algunos de los documentos consultados del Grupo de Mujeres de Zaramaga para denominarse, coloquialmente, a las mujeres entre sí.