Las Jornadas Feministas de Durango sirvieron para que los grupos que tradicionalmente han dominado el Movimiento Feminista de Euskal Herria se cuestionen sus privilegios. Una de las intervenciones que invitaron a esa reflexión fue la de la portavoz de Trabajadoras No Domesticadas, Txefi Roco, que denunció con contundencia el trabajo de hogar en régimen interno como “el esclavismo del siglo XXI”.
Roco intervino en la sesión inaugural de los encuentros, en la mesa ‘Agenda compartida para poner la vida en el centro y soberanías’, y proclamó que esa realidad “tiene que desaparecer” porque “no podemos permitir que haya mujeres empobrecidas, que ahora vienen de América Latina, Europa del Este o Africa, pero que antes lo hacían de Andalucía, Galicia o Extremadura, que se encuentran en condiciones de aislamiento, tienen controlada el agua y la comida y duermen —si es que lo hacen— al lado de la persona que cuidan 7 días a la semana y 24 horas al día”.
La vida en el centro
La representente de Trabajadoras No Domesticadas consideró que “si queremos poner la vida en el centro hay que hablar de esto, y no sólo hablar, sino también actuar” y, si es necesario, también incomodar. Desde el punto de vista de su asociación, ese hacer tiene que llevar a una transformación radical de la sociedad sin quedarse en simples reformismos.
Ofrecen varias pistas para avanzar hacia ese nuevo escenario:
- Para transformar el sistema, dijo Roco, “tenemos que transformarnos” porque somos nosotras quienes operamos esos cambios desde dentro, desde casa, y desde fuera, en las organizaciones y en la calle.
- Sostener es producir, por lo que instó a “cuestionar la productividad para darle otro sentido” y valor. La sostenibilidad de la vida require plantearse “quiénes y cómo están sosteniendo la vida aquí y ahora; qué mujeres y en qué condiciones” y si “vamos por el buen camino”.
- Cuidar es trabajar. Es algo que se viene reivindicando en los últimos 8M al hilo de los debates en los que se intenta “remapear el mundo del trabajo” y se debate sobre “quién es el sujeto cuidador”. La portavoz de Trabajadoras No Domesticadas entiende que se hace preciso “reconocer a las mujeres sujetas, su lugar de lucha, el sentido de la misma, las estrategias y las armas”.
- Cuestionarnos las necesidades. Este es un punto importante porque muchas de las que calificamos como tales no son más que “privilegios”, teniendo en cuenta que se trata de necesidades generales que, sin embargo, “no asumimos colectivamente”. Roco aboga por un “derecho al cuidado que se reparta, se gestione y se organice entre todas”.