“La clave del triunfo feminista está en la paciencia revolucionaria”. Es lo que solía responder María José Urruzola Zabalza (Irun, 1941 – Bilbao, 2006) cuando se le preguntaba cómo es posible aguantar tantos años en la pelea sin desfallecer. Porque esta educadora, teórica y militante infatigable en favor de los derechos de las mujeres vivió inmersa durante más de 40 años de su fructífera vida en “la trinchera de las reivindicaciones, de las denuncias contra todas las injusticias, y de la crítica radical sin concesiones”, tal y como destacó en su obituario la histórica Lidia Falcón.
La veterana feminista vasca, cuya repentina muerte supuso un mazazo, participó en el surgimiento de varias asociaciones de las que se convirtó en líder indiscutible. De todas ellas, el colectivo feminista Lanbroa y el partido político Alderdi Feminista fueron a las que más tiempo y pasión dedicó. Sus compañeras de vida y militancia Maite Canal y Zuriñe del Cerro recuerdan que sus “últimas energías feministas” se centraron en convertir el feminismo en una opción político-institucional para “eliminar la mediación masculina” característica de los partidos tradicionales. Ello sin perjuicio de “pactar con las izquierdas” pero manteniendo “una identidad propia que pusiera en valor la ideología feminista”.
Partido feminista
Urruzola estaba convencida de que, con 300 años de historia, teoría, investigación y lucha, el feminismo se encontraba en condiciones de organizar la sociedad política, económica y socialmente desde sus parámetros de equidad y justicia. Alderdi Feminista surgió en 2002 y presentó a Zuriñe del Cerro como candidata a la alcaldía de Bilbao. Aunque en este momento registra escasa actividad, el proyecto de partido político feminista sigue vivo.
En la actualidad, las compañeras de Urruzola se afanan en mantener el legado de quien califican como su “maestra” a través, sobre todo, de la Escuela de Feminismo de Lanbroa. Persisten en la idea de que hace falta pedagogía para dar a conocer el feminismo a las jóvenes.
Ese proyecto educativo es, no obstante, sólo una pequeña parte de la labor como enseñante de Urruzola,quien fue pionera y se convirtió en referente de la coeducación en el Estado. “Tuvo la fortuna y el tiempo de dejar escritas en ‘Introducción a la Filosofía Coeducadora’ sus ideas acerca de por qué es necesario construir desde el aula un modelo nuevo de persona”, subraya Canal, editora de sus publicaciones.
Primera asesora en coeducación
Otro de sus libros, ‘Guía para chicas’, manual de educación afectivo-sexual en el aula adquirió una publicidad inusitada, al ser denunciado por la “caverna”, representada por el Arzobispado de Toledo, quien consideró que invitaba al lesbianismo, hacía apología de la homosexualidad e incitaba a las niñas a la masturbación. María José Urruzola sufrió mucho con esta persecución y con la retirada posterior de la guía de los centros de Castilla-La Mancha. Maite Canal sostiene que todo fue producto de una lucha partidista que “la pilló a ella en medio”. No obstante, ‘Guía para chicas’, que fue en los ochenta un modelo de referencia para trabajar “un tema que sigue siendo complicado”, se distribuye normalmente en otras comunidades autónomas.
“La clave del triunfo feminista está en la paciencia revolucionaria”
Urruzola, catedrática de Enseñanza Media, trabajó durante los últimos 11 años de su vida como asesora en coeducación del Gobierno Vasco y en eso fue también la primera. En los centros vascos de innovación pedagógica —‘berritzegunes’— siguen conservando los materiales que elaboró para asociaciones de madres y padres, sindicatos y colectivos feministas. Su estela y su recuerdo permanecen aún muy presentes en el ámbito educativo y, por supuesto, en el movimiento feminista.
¿Qué diría después de estos 8 de Marzo históricos?
¿Y cómo hubiera vivido María José las increíbles manifestaciones feministas de los dos últimos 8 de Marzo?… “Emocionada, pero también con los interrogantes que quedan ahora que viene la calma. Seguramente se preguntaría cómo podemos encarrilar toda esta energía feminista para el objetivo final evitando que nos manipulen; cómo manejamos a nuestro favor esa fuerza de transformación social”, señalan sus compañeras.
Estas creen también que pensaría que “la historia nos acaba dando la razón. La prueba está en que después de siglos de lucha, de haber sido insultadas y vejadas, hemos pasado de la marginalidad a los titulares”. He ahí el fruto de la “paciencia revolucionaria”, ese concepto-revulsivo que hizo popular esta visionaria.
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