SONIA VACCARO | PSICÓLOGA EXPERTA EN VIOLENCIA 
«Los que usan a las criaturas para dañar a las madres no son padres»

Casos como el de María Salmerón, que está a punto de entrar a prisión por proteger a su hija de su ex marido maltratador y que lleva sufriendo tortura institucional durante más de dos décadas no serían posibles sin una relación estrecha entre la violencia vicaria (utilizar a las criaturas para dañar a la madre) y la violencia institucional (minusvalorar los testimonios de las mujeres y hacer oidos sordos a los de hijos e hijas).

“Hay una connivencia perfecta entre las dos formas de violencia y no podrían existir por separado”, aseguró la psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro, quien ofreció el pasado fin de semana la conferencia marco del I Encuentro estatal de violencia vicaria y violencia de género institucional en España. La cita tuvo lugar en Mérida de forma presencial y on-line, y acudieron destacadas especialistas, representantes institucionales estatales en la materia e incluso internacionales como la Relatora especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer, Reem Alsalem.

Connivencia de las instituciones

Vaccaro fue más allá y aseguró que esos tipos de violencia “son posibles porque las instituciones lo permiten”. La manera en que lo hacen es la siguiente: Por una parte, los tribunales defienden el derecho del ‘pater familia’ al que el Derecho Romano, hace 25 siglos, otorgaba la potestad del dominio sobre el hogar y la prole. Por otra, disocian el delito sobre la mujer de sus efectos sobre los hijos e hijas.

“Un maltratador no es un padre. Si erramos el diagnóstico todo lo que venga por detrás será injusticia”

La psicóloga forense fue tajante al declarar que un maltratador no es un buen padre. Es más, en su opinión, ni siquiera es un padre. “No podemos equivocar el diagnóstico; un padre es otra cosa. Si lo tratamos como tal erramos el diagnóstico y todo lo que venga por detrás será injusticia”.

Muchos maltratadores, especificó, utilizan a sus hijos a hijas como objetos para dañar a las madres y, además, las denuncian continuamente para agotarlas. “Salmerón es una prueba patente de ello. Está sufriendo violencia vicaria extrema. Un goteo incesante. A ese individuo no le interesa la hija; de lo contrario no haría ni la cuarta parte de todo lo que ha hecho”.

Además de la influencia del Derecho Romano y la preponderancia de ‘pater familia’, otro patrón de pensamiento que ha influido en la tolerancia de las violencias vicaria e institucional es el modelo Duluth, originario de EE UU en los años 80. En teoría tiene como objetivo reducir la violencia doméstica, pero según Vaccaro “despatologizó la violencia sobre la mujer al referirse a los maltratadores como enfermos”.

Ello contra las premisas del feminismo, para el que la violencia machista procede de la necesidad de algunos hombres de ejercer poder y control sobre las mujeres. En 2013, el movimiento describió los tipos de violencia que aparecía durante el divorcio o posteriormente y señaló que la condición para que se ejerciera era la connivencia de las instituciones.

Un estudio realizado con la Asociación de Psicoterapia feminista añade a la cosificación de las criaturas para utilizarlas contra la madre y las denuncias múltiples para agotar y arruinar a éstas una tercera forma de violencia habitual en los procesos de separación por maltrato: el impacto “dirigido a la línea de flotación de las mujeres: su rol materno”.

Vaccaro explicó que los maltratadores desvalorizan a la madre a través de sus hijos e hijas. “Todo lo que ellas hacen está mal; las critican continuamente”. Aprovechan en particular la pubertad. “Estos individuos son gasolina en esa etapa y hay que poner la alerta. Denuncian a la madre e inventan argumentos para ello”.

Lo que posibilita este continuo de violencia es el hecho de que los tribunales tienden a desconfíar de los testimonios de las madres y de los hijos e hijas cuando se dirigen contra el padre. “Parten de la premisa de la falsedad del testimonio siempre”, lo cual calificó de “aberrante”. La palabra del hombre siempre tiene más valor y eso tiene que ver también con el imaginario de “mala madre” vigente en nuestra sociedad.

“El SAP es una creencia basura que implanta y refuerza una ideología patriarcal que ya existía”

El falso Síndrome de Alienación Parental (SAP) -al que ahora atribuyen otras denominaciones como interferencias parentales, coordinación parental, parentalidad positiva etc.- juega un papel muy importante en la consolidación de las violencias vicaria e institucional.

El SAP y sus seudónimos

Vaccaro señaló que el SAP y sus seudónimos alimentan la duda sobre el testimonio de las mujeres y “patologiza el vínculo de protección de la madre maltratada sobre los hijos e hijas”. Los informes describen “un vínculo simbiótico y una relación fusional” y, en su opinión, “hablar de vínculo fusional es ignorar el vínculo estrecho de la madre protectora con sus criaturas conociendo el riesgo grave que supone ese individuo”.

Y realizó esta advertencia: “Si patologizamos el vínculo, que aparece siempre en situaciones de alto riesgo, le dejamos servida al matratador esa disociación para que a través de las instituciones se establezca que trata mal a la mujer pero no a los hijos e hijas”.

Vaccaro calificó al SAP de “creencia basura” y afirmó que “implanta y refuerza una ideología patriarcal que ya existía”.

De hecho, cree que el patriarcado está utilizando la violencia para que las “mujeres continuemos oprimidas y regresemos a nuestros lugares: los fogones y las cocinas como reinas del hogar” pero aseguró que eso no ocurrirá: “No vamos a dar ni un paso atrás”.