PILAR AGUILAR | INVESTIGADORA Y CRITICA DE CINE  
«La prostitución necesita un imaginario que haga normal disfrutar del cuerpo de una mujer que no te desea»

 

Pilar Aguilar.

La crítica de cine, investigadora y activista feminista Pilar Aguilar lleva años analizando la violencia simbólica en los relatos audiovisuales, es decir, cómo se utiliza el poder emotivo de las imágenes para convertir a las mujeres en seres humanos de segundo orden y cosificarlas.

Aguilar habló sobre ‘Mercantilización de las mujeres en la cultura audiovisual’ en el canal de Facebook de Euskal Herriko Mugimendu Abolizionista (EHMA), el colectivo feminista vasco para la abolición de la prostitución, la pornografía y los vientres de alquiler.

La lógica del abolicionismo

Comenzó con unas pinceladas sobre el abolicionismo que, recordó, siempre ha estado presente en el feminismo, aunque no se lo denominara así. Aseguró también que el feminismo abolicionista ha hecho en los últimos años “un esfuerzo de argumentación, análisis y propaganda” de tal magnitud que está convencida de que “en cualquier confrontación dialéctica ganamos por goleada”.

Sin embargo, ningún razonamiento bien fundamentado parece socavar la enorme tolerancia social hacia la prostitución, que se fundamenta en ideas equivocadas como que es algo que siempre ha existido o que es necesaria para sofocar los impulsos sexuales irrefrenables de los hombres. Estas nociones se ven apuntaladas por explicaciones buenistas como que algunas mujeres necesitan recurrir a ella u otros postulados que apelan a la libertad sexual.

«Las imágenes crean fuertes entramados afectivos, simbólicos, que son mucho más poderosos que las palabras»

Aunque todos estos supuestos están muy generalizados, pueden ser replicados fácilmente. Sin embargo, cualquier reflexión, por muy lógica que sea, choca contra el muro de un imaginario que convierte en “normal para un hombre disfrutar del cuerpo de una mujer que no le desea”, explicó Aguilar.

De ello se ocupan la gran mayoría de series y películas, que despojan a las mujeres de su humanidad y las cosifican. Y funciona porque “las imágenes crean fuertes entramados afectivos, simbólicos, que son mucho más poderosos que las palabras”.

Fragmentación del cuerpo

Prostitutas de lujo que disfrutan de su trabajo, profesionales de éxito con una vida normal que venden su cuerpo por deporte, prostitutas guapas y glamurosas que son tratadas como reinas por sus bellos y selectos clientes, jóvenes de instituto de clase media que no sé sabe por qué ni para qué se prostituyen pero que lo encuentran apasionante. Estos son algunos de los ejemplos de argumentos de películas a los que la analista audiovisual hizo referencia.

«El patriarcado construye a las mujeres como seres vicarios sin entidad propia; seres cuya significado esencial es ser para otros»

La cosificación y la consiguiente justificación de la prostitución se apuntala con la fragmentación del cuerpo de las mujeres como “trozos de carne descoyuntados” ofrecidos a la vista y al placer de los hombres en la imagen fílmica.

Nada de esto, sin embargo, es ajeno al modo como los medios de comunicación, y en particular los audiovisuales, nos representan a las mujeres en general. Aguilar lo resumió así: “El patriarcado construye a las mujeres como seres vicarios sin entidad propia, sin historia propia; seres cuya significado esencial es ser para otros, para cuidar a otros, darles descendencia y placer”.

Para conseguir ese objetivo, las producciones fílmicas utilizan varios mecanismos:

  • La eliminación de las mujeres como sujetos: no son protagonistas de las películas (sólo el 5% lo son) aunque a veces aparezcan como “falsas protagonistas”, es decir, parece que lo son pero luego funcionan como meras comparsas de los verdaderos protagonistas, que son ellos.
  • La construcción de una virilidad violenta y misógina: machotes que ven a las mujeres únicamente como “cuerpos follables”.
  • Dulcificación de la prostitución: se la presenta como una actividad placentera y agradable compatible con una vida normal.
  • Presentarla como “casi vocacional”: las mujeres utilizan su poder sexual para engatusar a los hombres.

Otras miradas

Afortunadamente, gracias a los análisis críticos de mujeres que, como la propia Aguilar, llevan muchos años oponiéndose a estas formas de representación, el panorama está cambiando y, tal y como recalcó, disponemos ya de otras miradas. Hay relatos y películas en las que las mujeres cuentan “nuestras historias”, historias reales de mujeres reales. Ahí se enmarca el cine militante de realizadoras como Isabel Ocampo o Mabel Lozano.

Aun así, todavía son pocas y su influencia es escasa. Por eso, Aguilar proclamó la necesidad de seguir luchando porque “el patriarcado ataca por tierra, mar y aire”. Para animar a ello mostró la imagen de un mural que reza: “Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.