Hay que revisar las leyes, aprobar nuevas normas y, sobre todo, educar en perspectiva de género a quienes intervienen en los procesos judiciales. Estas son algunas de las conclusiones del curso de verano ‘Justicia en Clave Feminista’ organizado en Bilbao por la UPV y en el que ayer intervinieron la abogada y política Cristina Almeida y la exvicepresidenta del Tribunal Constitucional Adela Asua.
En el turno de preguntas, la representante de la asociación de Mujeres Juristas Themis María Angeles Jaime planteó la necesidad de una ley de Consentimiento Sexual, que especifique que sólo el ‘sí’ es ‘sí’. Almeida convino en que “no hay que pedir el ‘no’ sino el ‘sí’. “Hay que hacer una manifestación expresa del deseo que se puede convertir en ‘no’ al rato sin que a ella le llamen calienta… y él tenga derecho a convertirse en un violador” y puntualizó que “el ‘sí’ es la aceptación mutua y el ‘no’ es parar de inmediato”.
Educación emocional en lugar de ‘porno’
El hecho de algo tan obvio no se entienda expresa, en su opinión, la necesidad de “trabajar las emociones y la igualdad en la escuela” para educar a los chicos en las relaciones afectivas con mujeres, en lugar de delegar este aprendizaje en la pornografía, que es lo que está ocurriendo en estos momentos. Hasta tal punto está haciendo daño el ‘porno’ a los jóvenes que aseguró que en el programa de televisión ‘Salvados’ chicas jóvenes confesaban sentirse violadas en relaciones acordadas.
Almeida criticó también la interpretación del consentimiento que se da en algunas sentencias –las más celebre, la de ‘la Manada’- en las que se exige a las mujeres “ser María Goretti –resistencia heroica hasta la muerte- cuando la Policía te dice que no te resistas cuando te van a robar un reloj”.
El problema está a su juicio, en “dejar a los jueces que valoren la cantidad de violencia que se da para que sea violación”. Ve necesario, en consecuencia, reformar las leyes para que no ofrezcan “tanta apertura de interpretación”.
“La violencia institucional que sufren las mujeres en los juicios puede ser peor que la de los hombres”
Miedo a la severidad de las penas
No obstante, cree que eso no será eficaz si no va acompañado de medidas como la formación de profesionales de la judicatura y la abogacía, y de un acompañamiento a las mujeres durante los procesos, porque de lo contrario se corre el riesgo de que “las agresiones que éstas padecen por parte de las instituciones sean peores” que las que les infligen los hombres.
Otra circunstancia que hace que “no se califiquen bien” los hechos es, en su opinión, el “miedo a los años de cárcel y entonces se dice que en vez de violación es abuso con prevalimiento” para reducir las penas.
Tanto Almeida como Asúa admitieron que se están produciendo avances en materia de equidad en la justicia y coincidieron en resaltar que en la sentencia del Supremo sobre ‘la Manada’ se haya aplicado la perspectiva de género. “Juzgar con perspectiva de género es intentar ver los hechos con lucidez, ser consciente de los prejuicios e ideas preconcebidas y de los estereotipos -como que el hombre no puede parar – que están influyendo en la valoración”, concretó la exvicepresidenta del Tribunal Constitucional.
Como ejemplo de progreso legislativo mencionaron también la aprobación de la ley de Violencia de Género de 2004 y, sin entrar en las dificultades que presenta su aplicación, Asua destacó que al “ser una ley que iba por delante de la sociedad” fue objeto de mucha oposición. “Nadie se atrevió a votar en contra, pero se plantearon cerca de cien cuestiones de constitucionalidad porque se argumentaba que iba contra el principio de igualdad y rompía la presunción de inocencia”. Gracias a que Emilia Casas presidía el Constitucional, “por primera vez, consecuente con el principio de igualdad, este tribunal dijo que la ley era constitucional”, se felicitó.
“Hay prejuicios en la judicatura con las mujeres, la gente de distinto nivel educativo y quienes vienen de fuera”
Sentencias “de venganza”
Asua indicó que “existe una línea de prejucios” en la judicatura que tiene que ver “con las mujeres, con la gente que tiene un distinto nivel educativo del de la persona que juzga y con quienes vienen de otros lugares”. Reconoció que ello “impide que la justicia tenga calidad” y reivindicó su imparcialidad, lo que exige “aproximarse a la realidad reconociendo nuestros sesgos”.
Ambas ponentes destacaron otros avances para las mujeres de cuatro décadas de constitucionalidad en el Estado, tales como el divorcio express o las leyes de Igualdad. Aún así se producen, según Almeida, “sentencias de venganza” como la de Juana Rivas, debidas a la “confluencia de hombres frente a leyes que cuestionan sus derechos”.