La última víctima vasca de violencia machista, Maialen, quien estaba embarazada y fue asesinada en un apartahotel de Gasteiz en presencia de su niña de tres años, “no se sentía en peligro”, según el consejero de Seguridad, Josu Erkoreka.
Es sabido que muchas víctimas no se autoperciben como tales y sería deseable que todos los servicios que las atienden contaran con especialistas capaces de hacer una valoración correcta de su situación.
Enumeramos 20 signos de violencia machista que deberían encender las alarmas en cualquier relación. Cualquiera de estas actitudes es incompatible con el amor y motivo suficiente para romper la relación.
No se debe permitir en una relación sentimental lo que no toleraríamos en cualquier otra
No se debe permitir en una relación sentimental lo que no toleraríamos en cualquier otra. La violencia machista no tiene justificación y es fundamental para las mujeres buscar ayuda que garantice su seguridad y bienestar.
- Celos y posesividad: Tu pareja muestra una constante desconfianza y sospecha de tus actividades y de ti.
- Aislamiento y control: Te impide pasar tiempo con otras personas, te prohíbe comunicarte con ellas o intenta limitar tu acceso a redes sociales u otras formas de contacto.
- Comentarios denigrantes: Te insulta, te menosprecia, te humilla o te hace sentir mal contigo misma. Es un signo de violencia verbal y emocional que puede aumentar con el tiempo.
- Ira o violencia verbal: Repetición de explosiones de ira intensa, gritos, insultos o amenazas verbales.
- Exigencias sexuales no deseadas: Te presiona o te obliga a tener relaciones sexuales sin tu consentimiento o cuando no te sientes cómoda. Es una forma de violencia sexual y una clara violación de tus límites y derechos.
- Amenazas veladas o directas: Te amenaza con hacerte daño a ti, a tus seres queridos o a sí mismo. Indicador grave de violencia.
- Explotación económica: Utiliza el control financiero hasta el punto de negarte el acceso a recursos económicos; controla y limita tu dinero; utiliza los recursos económicos como medio de coerción y control.
- Descalificación constante: Desacredita y menosprecia sistemáticamente tus habilidades, logros y capacidades. Puede decirte que eres incompetente.
- Intimidación y violencia simbólica: Además de la violencia psicológica, utiliza formas sutiles de intimidación y violencia simbólica para ejercer control. Esto puede incluir gestos amenazantes, miradas intimidantes, romper objetos queridos para ti o hacer referencia a actos de violencia pasados o futuros.
- Difamación y calumnias: Difunde rumores falsos o información difamatoria sobre ti con el objetivo de dañar tu reputación, credibilidad y relaciones personales. Ello puede llevar a la victimización social y afectar negativamente a tu imagen.
- Desvalorización de logros: Minimiza o desvaloriza tus logros y éxitos. Puede menospreciar tus éxitos profesionales, académicos o personales, o atribuirlos a la suerte o a factores externos, negando así tu mérito legítimo.
- Imposición de culpa: Te culpa constantemente por los problemas y conflictos en la relación. Puede responsabilizarte de su propio comportamiento abusivo y hacerte sentir responsable de la situación, lo que te genera sentimientos de culpa y autoincriminación.
- Juegos mentales y manipulación psicológica para confundir y desestabilizar. El agresor puede cambiar las reglas constantemente, negar acuerdos previos o utilizar la manipulación emocional para obtener lo que desea.
- Invalidación de emociones: Desestima, minimiza o niega tus emociones y sentimientos legítimos. Puede decirte que estás exagerando, que eres demasiado sensible o que tus sentimientos no tienen importancia, lo que provoca una sensación de invalidación y falta de apoyo emocional.
- Luz de gas: Utiliza tácticas para hacer que te cuestiones tu propia cordura, percepción de la realidad y memoria. Puede negar eventos o conversaciones previas, distorsionar los hechos, hacer afirmaciones contradictorias o hacer que te sientas confundida y dudosa de tí misma.
- Hacer pasar el abuso por ‘broma’ o ‘juego’: Puede realizar comentarios hirientes disfrazados de humor, acciones físicas que causan dolor, pero que se presentan como ‘bromas inofensivas’; o involucrar a otras personas en actos de abuso disfrazados de actividades lúdicas.
- Triangulación: Introduce a una tercera persona en la relación para crear conflicto y desestabilizarte. Puede buscar una alianza con otra persona y utilizarla para socavar tu relación con esa persona, generar celos o aumentar su sensación de competencia y control.
- Privación emocional selectiva: Alterna períodos de afecto y atención con períodos de desapego emocional. Puede retirar el afecto y la atención cuando no cumples con sus demandas o como una forma de castigo, generando una sensación de inseguridad y dependencia emocional.
- Bombardeo de amor. Exceso de atenciones para ganarse tu confianza y apego emocional. Sin embargo, una vez que estás completamente comprometida, el agresor cambia su comportamiento y comienza a ejercer control y abuso. Suele darse, sobre todo, al principio de la relación, aunque también después.
- Manipulación mediante la victimización: Se presenta a sí mismo como una víctima o alguien necesitado de ayuda. Utiliza esta posición para obtener simpatía y poder manipular tus acciones y emociones. Esto puede hacer que te sientas responsable de cuidar y satisfacer sus necesidades.
Teléfono de atención a víctimas de violencia de género, a sus familiares y a profesionales:
900 840 111
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