La captación de niñas y adolescentes para el negocio de la explotación sexual es un hecho creciente que se constata en todo el mundo, incluso en nuestro ámbito geográfico. Una y otra vez, por ejemplo, se destapan casos de prostitución de menores tuteladas. También chicos.
La periodista mexicana Lydia Cacho es una de las mujeres que mejor conoce cómo actúan las estructuras criminales del tráfico de mujeres, ya que estuvo infiltrada en algunas de ellas. En su opinión, el auge del movimiento feminista ha originado que “las mujeres se empoderen en muchos ámbitos, incluyendo el de la prostitución”, y la cada vez mayor presencia de menores atrapadas en estas redes tiene una explicación: “Los puteros piden niñas porque éstas no son conscientes de sus derechos”.
Cacho ofreció una conferencia en Galdakao, organizada por el departamento municipal de Igualdad, y en ella analizó cómo se construyen las estructuras de la impunidad, la violencia estructural política social e individual contra las mujeres, y cuál es el lugar de los hombres en la connivencia y en la lucha contra el proxenetismo.
Resaltar los logros del feminismo
Una de las causas de la persistencia de la violencia machista ha sido históricamente su invisibilidad y la creencia de que pertenecía al ámbito privado. Con los años, el activismo feminista ha logrado “colectivamente y a nivel mundial aprender nuevas estrategias, nombrar las cosas, y convertirlas en actos políticos, en hechos legislativos, y en nuevas leyes que reconocen la violencia contra mujeres y niñas en los diferentes ámbitos”.
Por eso cree que, aunque todavía hay mucho que denunciar, también es preciso celebrar los avances, destacar las luces, no sólo las sombras. Y quizá esta fue una de las aportaciones más novedosas que hizo: “En este viaje paralelo que hemos llevado en muchos lugares y ahora protagonizan las jóvenes en el mundo, es importante que seamos capaces de reconocer grandes logros. Las conquistas extraordinarias desde México a Camboya, Tailandia, la India, Pakistán e incluso Afganistán, donde encontramos un grupo de juezas increíbles que lograban encarcelar a talibanes y ahora han tenido que refugiarse en España y que inspiraron a millones afganas para que no guarden silencio frentes a las violencias individuales, políticas y estructurales”.
“En México la pornografía infantil creció cuando EE UU comenzó a detener a consumidores de esclavitud sexual en países asiáticos”
Otra cuestión importante que destacó y que quizás habría que analizar detenidamente es “qué sucede con los millones de hombres que se han quedado en la edad de las cavernas y no pueden hacer un progreso psicocultural para entender que el machismo no es aceptado ni por las mujeres de 12 años ni por las de 70”.
Dicho de otra manera: “Qué sucede con los millones hombres que están irritados porque les estamos quitando una manera de relacionarse que supone irresponsabilidad afectiva brutal y una hipersexualización de las mujeres como objetos, donde ellos son el único sujeto posible de erotizar a una tercera persona y que ésta deba estar controlada por una industria que a él le favorece”.
Compradores de niñas y niños
La industria de la explotación sexual, en efecto, está mutando para poder satisfacer esa demanda de acceso al cuerpo de las mujeres por precio. En México la pornografía infantil que utiliza a niñas y jóvenes adolescentes creció cuando EE UU comenzó a detener a consumidores de esclavitud sexual que acudían a países asiáticos a comprar niñas y niños para someterlos sexualmente.
“El machismo y el neomachismo están fomentando la esclavitud sexual porque no quieren estar con mujeres libres”
Esta masa de hombres que consumen esclavitud humana de mujeres, explica, empezaron a pedir niñas cada vez más jóvenes para que no tuvieran la noción de sus propios derechos, para que no pudieran decir lo que están dispuestas a aceptar y lo que no. “Han exigido nuevos espacios seguros para no ser perseguidos” y el machismo y el neomachismo están “fomentando que exista más esclavitud sexual porque no quieren estar con mujeres libres”.
Sugarbaby
Cacho está documentando este fenómeno, que es mundial y afecta también al Estado español, donde ella reside actualmente. En concreto está investigando una “forma sofisticada” de la inducción a la prostitución y trata de niñas y adolescentes.
Existe una “cultura machista y comercial” mundial que manipula a niñas y adolescentes para hacerles creer que está bien que entren en una plataforma y se conviertan en ‘sugarbaby’ para ser mantenidas por un hombre mayor. Ellas suben su perfil gratuitamente y a ellos les cobran.
Tanto el aumento de la esclavitud sexual de mujeres, niñas y cada vez más niños, y el hostigamiento e incluso asesinato de periodistas y activistas en México, cree que es el ‘efecto boomerang’ de los “logros inmensos” del activismo y del crecimiento de su fuerza “investigar e intercambiar documentación para abatir estos gravísimos problemas”.
Entre los aspectos positivos, ve también a hombres receptivos a las propuestas feministas pero que no siempre actúan en consecuencia. “Hay millones de hombres que se preguntan qué hacer y pocos hacen cosas para enfrentar el machismo de sus compañeros y esa parálisis masculina causa daño a los avances y es un problema global tremendo. Hay que abordar que está pasando con los hombres niños y jóvenes, y cómo se tiene que trabajar y dialogar con ellos”.
