Terroristas de extrema derecha asesinaron mañana hace 40 años en Madrid a la líder estudiantil bilbaína Yolanda González. La militante feminista Isa Rodríguez, conocida como Isa ‘La Troska’, ya fallecida, le dedicó en 2013 un documental que se puede ver en la plataforma ‘Vimeo’.
‘Yolanda en el país de lxs estudiantes’ -así se titula la película- es un trabajo periodístico de gran calidad, en el que se dibuja un retrato preciso de Yolanda a partir de amistades y familiares, se contextualiza su lucha en los convulsos años de la transición y se sigue la pista de su asesino, Emilio Hellín, desde sus inicios en un grupo terrorista de extrema derecha, pasando por su detención, huida, extradición y posterior colaboración a alto nivel con estamentos policiales, judiciales y de la Guardia Civil.
Hija de emigrantes burgaleses
Yolanda González nació en la Ribera de Deusto el 20 de enero de 1961. Era hija de Eugenio, soldador metalúrgico, y de Lidia, ama de casa, ambos emigrantes burgaleses. Un año después, nació su hermana Amaia y trece más tarde su hermano Asier. Sus amigas recuerdan que “con 16 años ya tenía un sentimiento de clase que se transformaría en conciencia social y política”.
Isa Rodríguez, compañera suya en el colegio de monjas, relata en su documental que, con 16 años, Yolanda había promovido en el centro una “huelga de brazos caídos” como protesta por la matanza del 3 de marzo de 1976 en Gasteiz.
Le impresionó Tierno Galván
Tras la muerte de Franco y al legalizarse los partidos políticos acudió a conocer las propuestas de representantes de izquierdas de primer orden. Carmen Sanz fue con ella a escuchar a Dolores Ibárruri y recuerda que llegaron muy pronto para sentarse en las primeras filas. Asistieron también a un mitin de Rosa Olivares, del Movimiento Comunista de Euskadi (EMK), pero asegura que quien más le impresionó fue Enrique Tierno Galván con su “amabilidad, paciencia y dicción de profesor”.
Poco después, comenzó a militar en las Juventudes Socialistas. Allí se constituyó una corriente trotskista, donde “sus convicciones revolucionarias de subvertir el orden se afianzaron mucho más”. Una de sus compañeras de militancia, Itziar Manteca, rememora sus luchas “a pie de fábrica, con los trabajadores y los comités” con quienes trataban de buscar unidad de acción.
En FP para estar con la clase obrera
Su grupo político la reclamó en Madrid y allí se dirigió en 1979, fecha de la formación del PST, donde se encuadraría a partir de entonces. Compartía piso con su novio, Alejandro Arizkun, y con otra compañera de batalla. A pesar de haber conseguir unas excelentes calificaciones en BUP y COU se matriculó en Electrónica en un centro de FP Vallecas porque estaba convencida de que era en esos centros donde encontraría a la juventud de la clase obrera. Para pagar su manutención y sus estudios trabajaba en la limpieza.
Marcelino Fraile, compañero suyo del PST, recuerda una movilización en la que la Policía disparó ráfagas de metralleta y mató a dos estudiantes
Arizkun alaba su “firmeza y seriedad para encarar las cosas”. A ello se unía su capacidad organizativa y reflexiva. No es de extrañar, pues, que pronto liderara el movimiento contra las leyes del gobierno de Adolfo Suárez que suponían retrocesos en los derechos del estudiantado. Las manifestaciones en las que participaba eran duramente reprimidas, como muchas otras que se convocaba por aquel entonces.
Marcelino Fraile, compañero suyo del PST, recuerda una movilización en la que la Policía disparó ráfagas de metralleta y asesinó a dos estudiantes, José Luis y Emilio. El bloque manifestante, lejos de achantarse, se encaró a los policías y los hizo retroceder.
Para entonces la extrema derecha ya seguía la pista a Yolanda. Registraron su domicilio y propagaron por su instituto la especie de que pertenecía a ETA.
Tres tiros en la cabeza
El 1 de febrero de 1980, ETA perpetró un atentado en Ispaster, en el que murieron 6 guardias civiles. David Martínez Loza, guardaespaldas del líder de la ultraderechista Fuerza Nueva, Blas Piñar, ordenó atentar contra la revista ‘Interviú’ como represalia, pero cambió de opinión y mandó matar a Yolanda.
El encargado de la ejecución fue el ultra Emilio Hellín, ingeniero electrónico, de 32 años, quien contó con la ayuda del estudiante de Químicas de la Complutense Ignacio Abad, de 19. También colaboraron en el asesinato tres policías nacionales: José Ricardo Prieto, David Martínez Loza y Juan Carlos Roda. Este último, arrepentido, había confesado.
Secuestraron a Yolanda en su domicilio, se la llevaron a punta de pistola y la mataron de tres tiros en la cabeza. Los autores materiales fueron los dos primeros. La abandonaron en un camino, donde al día siguiente la encontraron dos trabajadores.
El Batallón Vasco Español, grupo terrorista ultra, que atacaba a la izquierda abertzale, reivindicó el atentado y la acusó de pertenecer a ETA, lo que no era cierto.
Su familia sigue reclamando justicia
Todos los participantes en el asesinato fueron detenidos y condenados. La pena mayor fue para Emilio Hellín e Ignacio Abad -43 y 28 años, respectivamente-. El primero obtuvo pronto facilidades en permisos que le permitieron huir a Paraguay, aunque después un reportaje periodístico desveló su paradero y posibilitó su extradición. Además, cambió su nombre de pila y trabajó para la Policía, la Administración de Justicia y la Guardia Civil.
El asesino mantuvo siempre que era un chivo expiatorio y que sólo acataba ordenes. Mientras, la familia de Yolanda, a día de hoy, no cesa de reclamar justicia. Sus amigas la imaginan militando con ellas en el movimiento feminista.