Aitana Bonmatí, la futbolista que creció entre libros y no se permitía fallar

Aitana Bonmatí posa con el ‘Balón de Oro’ en el mural que el Barcelona le ha dedicado en su pueblo.

Quienes mejor conocen a Aitana Bonmatí Conca, la flamante ganadora del ‘Balón de Oro’ que reconoce a los mejores jugadores y jugadoras del mundo, la describen como una joven autoexigente, inconformista, competitiva y comprometida socialmente. Su talento es innegable, de ahí que en su aún corta carrera –nació hace 25 años en Sant Pere de Ribes– atesore los premios individuales y colectivos que cualquier futbolista querría recibir. Tan sólo en el último año, ha ganado la Liga, la Champions y la Supercopa con el Barcelona, se ha proclamado Campeona del Mundo con España, fue la MVP del Mundial y la Champions, y, para rematar, recibió el ‘The Best’.

Pero el secreto del éxito de la jugadora blaugrana va más allá de su calidad futbolística. Sin duda alguna tiene que ver con su férrea disciplina –para ella el descanso y la nutrición son innegociables– y con una ambición que, en ocasiones, le ha hecho sufrir más de la cuenta. “No me permito fallar”, reconocía en su libro, ‘Unidas más fuertes’ (2022), una afirmación que ella misma ha tratado de suavizar en una entrevista reciente en ‘El País’: “Entendí que una no es perfecta y que el error, a veces, es el que te hace mejorar”.

Otro ejemplo de su autoexigencia lo revela su representante en el diario ‘Sport’ al explicar que, incluso en los escasos siete días de descanso que tuvo tras ganar el Mundial, le llamaba para fijar nuevas metas en su progresión y para que fuera pidiendo hora con el preparador físico, el fisioterapeuta, el nutricionista y la psicóloga. “Es insaciable”, apostillaba Cristian Martín.

Patadas e insultos

También es probable que parte de ese carácter se forjara a fuego lento entre patadas e insultos en el campo de tierra del club deportiu Ribes donde empezó a jugar con siete años y que desde hace poco tiempo lleva su nombre. Como muchas otras jugadoras de su generación, Aitana jugaba con niños y destacaba entre ellos por lo que cada semana tenía que soportar los comentarios hirientes de muchos padres a los que ofendía que una chica pudiera driblar o hacer un caño a sus hijos. El mismo machismo que, lamentablemente, todavía sigue asentado en cualquier campo de fútbol.

“Mi infancia no fue fácil –ha recordado la futbolista del Barcelona cuando le preguntan por ello– porque yo era la única niña en un mundo de hombres, y las peleas, los insultos que recibía, creo que me los guardaba. No era capaz de sacarlos y simplemente me ponía una coraza”.

Compromiso social

Además, la trayectoria de Aitana se ha distinguido por su compromiso con la igualdad y los movimientos sociales. En este caso, el espejo en el que se mira es en el de su padre y su madre, pioneros en la lucha que posibilitó el cambio legislativo que autoriza que se ponga primero el apellido materno. “Vosotros luchasteis por cambiar la norma de los apellidos en España y lo conseguisteis. Yo llevo esa lucha y resiliencia en la sangre, y eso es gracias a vosotros”, les agradeció emocionada, desde el escenario, mientras recibía el premio el lunes.

De Rosa Bonmatí y Vicent Conca, licenciados en Filología y docentes de Lengua y Literatura catalana, ha heredado su afición por la la lectura. “Mi casa parecía una biblioteca”, explica la joven, que realizó el Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y el año pasado comenzó un Máster en Gestión Deportiva.

Su apoyo a las personas refugiadas tampoco ha pasado desapercibido. Embajadora de ACNUR, el pasado mes de junio, en medio de la celebración de su segunda Champions, se enfundó una camiseta en la que podía leerse “Change your mind. Welcome Refugees. Save their life’. El gesto no se quedó ahí y donó los 50.000 euros que recibió por haber sido la mejor jugadora de la final a la organización Movement on the Ground, que trabaja junto a la Fundación Barça en ayuda a los niños y niñas que se encuentran en los campos de Lesbos.

Bochorno en la gala

¿Y de la gala del ‘Balón de Oro’ qué se puede decir? Que pese a los esfuerzos que está realizando la revista ‘France Football’, promotora del galardón, por dar su lugar a las futbolistas profesionales, es evidente que aún queda mucho por hacer. Lo más vergonzoso fue la incomprensible actitud en su actuación del cantante nigeriano Rema al dar la mano a los futbolistas varones e ignorar a buena parte de las jugadoras sentadas en primera fila.

La organización también debería tener en cuenta que un evento que pretende ser igualitario no puede celebrarse en plena concentración de selecciones femeninas por la Nations League, ya que impidió que muchas futbolistas pudieran viajar a París. El ‘Balón de Oro’, que comenzó a entregarse en 1956, no instauró la categoría femenina hasta 2018. Las tres últimas ediciones han sido para jugadoras del Barcelona después de los dos galardones consecutivos de Alexia Putellas.

La intervención de Aitana Bonmatí, quien alternó el castellano, el catalán y el inglés en su discurso, sí mereció la pena. Como ya hizo en agosto en otro premio, la de Sant Pere de Ribes hizo hincapié en que, “como jugadoras”, su responsabilidad va más allá del fútbol. “Tenemos que seguir luchando por tener un mundo en paz e igualitario”, remarcó.