¿Qué es ser mujer? Algo que hasta hace poco estaba claro ahora es objeto de discusión y con ello la idea de mujer como sujeto político del feminismo; como agente capaz de idear y organizar el mundo.
La principal representante del feminismo de la diferencia en el Estado, Victoria Sendón, presentó en las redes sociales su último libro, ‘Ser mujer, un rescate necesario’ (Labrys editorial, prólogo de Rosa María Rodríguez Magda).
La publicación analiza el momento político y reivindica el feminismo de la diferencia como instrumento eficaz para abordar la tarea, que cree que está aún pendiente, de crear e interpretar el mundo desde una perspectiva femenina y feminista.
“No hemos ejercido como sujeto universal, sino que pensamos que la finalidad del feminismo era integrarnos en el sujeto universal masculino”
No se trata de reivindicar una esencia femenina, o no solo. Se refiere a un estatus aún por definir -los hombres lo tienen; nosotras, no-, a una genealogía por construir y a una manera de interpretar el mundo y de avanzar, tareas también que las mujeres tenemos pendientes, a su juicio.
Esta doctora en Filosofía y autora de varias publicaciones propone una agenda feminista que “no coincide con la oficial, aunque no la excluye”. Por agenda oficial se refiere al feminismo de la igualdad, que cree que no abarca completamente los problemas que plantea el mundo actual porque, desde esa perspectiva, “nosotras no hemos ejercido como sujeto universal, sino que hemos pensado que la finalidad del feminismo era integrarnos en ese uno sujeto universal masculino, que en realidad eran dos, hombre y mujer”, considera.
Visión integral
El mundo se enfrenta a una de las mayores encrucijadas de la historia y Sendón no ve que el feminismo se haya pronunciado sobre la crisis sanitaria, una recesión económica que va a más o la guerra de Ucrania. “Parece que sólo podemos hablar de cosas de mujeres, cuando nos deberían interesar todos los temas y deberíamos aplicar una mirada feminista a todo lo que va pasando. Analizar el patriarcado requiere una visión más integral, más holística”, considera.
La filósofa está de acuerdo con otras en que el feminismo ha entrado en una cuarta ola, cuyas características considera que son las siguientes:
- Se ha convertido en un fenómeno de masas, hasta el punto de que todos los partidos y sindicatos son feministas. Supone un cambio cualitativo.
- Aporta una visión más global. En las manifestaciones más recientes las más jóvenes no gritan contra el machismo, sino contra el patriarcado.
- El generismo está queriendo sustituir al feminismo. Ante esto, propone profundizar en la identidad de las mujeres basada en un cuerpo sexuado y recurrir a filósofas como Irigaray, Lonci Rosi Braidotti y otras. Ello conlleva el peligro de la diversidad. “Como mujeres somos diversas pero no estamos en el saco de la diversidad porque entonces dejamos de ser sujetos políticos del feminismo”. Todo estos planteamientos están relacionados con la popularización de narrativas posmodernas. Su consecuencia es cierto nihilismo que mantiene las grandes amenazas del sistema patriarcal, patrones que se replican a modo de fractal.
Ese fractal reúne 7 características, según teoriza:
- Transforma las diferencias en desigualdades. “Las mujeres somos diferentes a los hombres y el patriarcado ha convertido esas diferencias que antes –hace milenios- eran una ventaja en desigualdad”
- Establece el poder a través de una genealogía. “En el patriarcado los hombres tienen una genealogía en la ciencia, en la cultura. En cambio nosotras no; parece que acabamos de nacer”
- Subsidiariedad de las mujeres y de lo femenino. “Es decir, de los símbolos que nos representan y de nuestras propias creaciones”.
- Desprecio y dominio de la naturaleza, que “como madre tierra ha sido siempre atacada y explotada igual que las mujeres”.
- La guerra como institución. “Lo acabamos que ver con Ucrania. No es una pelea, no es agresividad. Existe la institución de la guerra con envío de ejércitos y de armas y aumento de los presupuestos en defensa”.Además, dos elementos sicológicos inconscientes:
- La hipertrofia o inflación del ego masculino. “No hay hombre que no se crea dios, diosecillos. Se creen que valen mucho más de lo que valen, en general”.
- Atrofia de la autovaloración femenina. “Hablamos de la autoestima. Nos podemos querer mucho pero no nos valoramos. Se ve en las universidades. Las jóvenes no se atreven a intervenir. Ellos en seguida creen que lo que tienen que decir es importante. Ellas son inteligentísimas pero no tienen seguridad en sí mismas. Nos falta mucha autovaloración personal”.Todas las formas que adquiere el patriarcado repiten estos patrones de distintas formas en cada cultura y están basadas en el “mismo imaginario atávico”.