Mañana cientos de miles de mujeres de más de 200 ciudades y pueblos del Estado saldrán a la calle para protestar contra la violencia machista. En Durango partiremos a las 20.30 h. de Andra Mari, convocadas por las agrupaciones Andereak y Batukandra. Se pide a las personas asistentes que lleven linternas y se repartirán celofanes morados para iluminar la noche con luces violeta.
La iniciativa partió de la Plataforma Feminista de Alicante, al constatar el recrudecimiento de la violencia contra las mujeres en los meses de verano. En julio, hubo 9 asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas, a lo que se añaden las agresiones sexuales de todo tipo en fiestas y fines de semana.
Fue esta escalada brutal lo que llevó a convocar la Emergencia Feminista para mañana, día 20. De entonces aquí ha habido más muertas. Esta misma semana, tres mujeres han sido asesinadas en Galicia por el marido de una de ellas ante sus hijos pequeños, y otra más en Madrid, también en presencia de sus hijas. En Durango, hemos vivido un nuevo episodio de violencia sexual.
Un Estado de Emergencia es un régimen de excepción que pueden dictar los Estados cuando se perturba la paz. Pues bien: no hay paz para las mujeres. Nosotras no podemos ir tranquilas por la calle, no podemos vestirnos como nos venga en gana, ni expresarnos como queramos porque nos exponemos a ser violadas, heridas, asesinadas y agredidas de mil formas.
Esta violencia ni es causal ni ocasional. Es sistemática y, en un momento en que las mujeres estamos empezando a quebrar el muro de la opresión machista, persigue mantenernos en el lugar que nos ha asignado el patriarcado: el espacio doméstico, quietas, calladitas y sacrificadas al servicio de los demás.
Y quienes deberían velar por nuestra libertad y tomar medidas para que cese de una vez la intimidación que pesa sobre nada menos que la mitad de la población mundial nos ofrecen como solución que andemos con cuidado, que nos procuremos compañía para volver a casa por la noche, nos ofrecen telelocalizadores para tenernos controladas… ¡A nosotras, en lugar de a los agresores!
El contrasentido es evidente. Son los violentos quienes deberían vivir observados y monitorizados. Nosotras no queremos vigilancia. No queremos más limitaciones que las que pueda tener un hombre. Queremos bienestar. Queremos libertad. Y para ello es preciso que las instituciones comprometan más recursos y tengan en cuenta los problemas y las necesidades de las mujeres en todos los ámbitos (bienestar social, urbanismo, educación, sistema judicial, deportes, área de mayores….)
Pero más que en los poderes públicos, cuya contribución aunque escasa todavía tampoco desdeñamos, confiamos en el poder de todas las personas que estamos dispuestas a exigir una sociedad más equitativa y justa donde todas las vidas tengan la misma consideración. Porque, hoy por hoy, nuestras vidas, las vidas de las mujeres, valen más bien poco.
No estamos dispuestas a que el miedo o el desánimo nos venzan. Somos conscientes de que la lucha feminista es una lucha internacionalista y una carrera de fondo. Por eso, mañana, y las veces que haga falta, vamos a salir a gritar alto y claro que, en Durango y en todo el mundo, cada vez somos más, que la calle y la noche también son nuestras, y que ninguna agresión quedará sin respuesta. Esta vez lo haremos tiñendo la penumbra de violeta.