…Y la vida brotó del barro

No es fácil reinventarse con 50 años. Dejar la comodidad de un trabajo fijo aunque resulte insatisfactorio. Menos aún lo ha sido de una década a esta parte, en que el miedo a la crisis económica y a la incertidumbre inducen a la inercia y la inacción. Pero para Rosa Etxabe (Etxebarria, 1962) dar el salto se convirtió en un imperativo vital.

Fue la necesidad de encontrar un medio de expresión que no fueran las palabras -con las que confiesa que no se maneja del todo bien-, lo que la llevó a formarse en cerámica y dibujo, y lo que la condujo a convertirse en creadora y enseñante dejando atrás un universo poblado de líneas y números.

La inquietud le venía de lejos. Explica que, ya de niña, encontraba gran dificultad en desenvolverse en un mundo dominado por el orden y la lógica cartesiana. Sobrevivió a duras penas, y también entonces fue el arte lo que le proporcionó amparo y refugio. “Estuve en el coro y en el grupo de danzas. Además, hice teatro y eso me enseñó mucho porque me ayudó a reconocer a los personajes que vivían dentro de mí”, reflexiona.

A los 35 años vivió una gran crisis de identidad al reconocerse como lesbiana y por falta de referentes cercanos

Empoderarse y desplegar el ser

A los 35 años vivió una gran crisis de identidad al reconocerse como lesbiana. Eran todavía otros tiempos, en los que el estigma estaba muy marcado y el ambiente se caracterizaba por la práctica ausencia de referentes cercanos. Eso, reconoce, subrayó su carácter introvertido y la falta de confianza en sí misma.

Había encaminado su vida profesional como administrativa y luego lo hizo como delineante hasta que llegó un momento en que “ya no podía más” y se replanteó su vida.

Dicen las tradiciones sapienciales que cualquier organismo vivo tiende a desplegarse para manifestarse en todo su esplendor. Siguiendo esta dinámica, lo hace también lo mejor de nosotras mismas cuando le ofrecemos un cauce.  Rosa comenzó así a empoderarse y a desplegar su ser en las formas, las imágenes, la intuición y el caos. Encontró en el arte y la cerámica la forma de expresar los mensajes que recibe del cuerpo, de los sentidos, de las “cosas pequeñas” de la vida… Y, como dice la conocida metáfora bíblica, la vida brotó del barro.

La cerámica ganadora en el concurso del Ayuntamiento de Durango.

La belleza del caos y la deformidad

Se formó con algunos de los y las mejores. En la Escuela de Arte de Deba -recientemente clausurada-, recibió clases de grabado de Juan Luis Baroja Collet, reconocido en el mundo artístico por sus esculturas y grabados. También se dirigió a la Escola de Ceramica de La Bisbal, en Girona, donde conoció a Dolors Ros.

Se sobrecoge al recordar esta última experiencia y al evocar la sensación de trabajar con el torno. Ayudándose del lenguaje no verbal, explica cómo la posición y la disposición del cuerpo son fundamentales para que la arcilla adquiera la armonía y la forma deseada, y se admira de la belleza que pueden surgir del caos y la deformidad.

La estancia en tierras catalanas le brindó una mayor habilidad en el uso de los sentidos, en especial del tacto. Un aprendizaje fundamental que recibió de la profesora fue cómo dirigiendo las manos de una persona es posible ayudarla a construir una pieza que sea enteramente suya. Algo difícil de comunicar. Una comprensión que “está más allá de las palabras”.

“Me gusta trabajar con niños y niñas”

Todo ello se lo intenta transmitir a los niños y niñas, y también a las personas adultas que reciben sus enseñanzas, tanto en Etxebarria como en Durango. “Me gusta especialmente trabajar con niños y niñas, y enseñarles valores a través de la artesanía y del arte: que cada quien tiene que ser original; que todo lo que crean es bonito y está bien porque es suyo y lo han hecho ellos y ellas; la necesidad del esfuerzo para hacer piezas o dibujos cada vez mejores; el compartir y el trabajo en equipo; el valor de la diferencia…”

También le gustaría ser para, aquellos y aquellas que no siguen la sexualidad normativa, el modelo que ella no tuvo. “Cuando son ya un poco mayores y me preguntan si estoy casada o si tengo marido, les digo que vivo hace 20 años con un mujer y alguno se ha sobresaltado pero otros lo toman con naturalidad”.

En Etxebarria da clases en un local propio, y en Durango dispone también de un espacio, la academia SormenArt, en la calle Sasikoa, que comparte con la duranguesa Carmen Soldevilla. En el escaparate se pueden apreciar, entre otras creaciones, sus elaboradas y bellas piezas, y por las paredes cuelgan también algunos de sus grabados. Todo ello está a la venta. Además, recibe encargos para cerámicas y grabados.

Tiene un lenguaje propio de expresión formado por símbolos

Prepara una exposición

A esta periodista le llama la atención una pieza en espacial, un cuenco de barro rectangular con bordes irregulares, pintado de blanco y decorado con dibujos, que desprende un aire a porcelana oriental.  “Estos dibujos representan el lenguaje con el que me expreso: el agua, que purifica y fertiliza;  la serpiente, que representa la sabiduría; el ojo es el ‘tercer ojo’; el pájaro, la libertad; la escalera, el descenso al inconsciente, a la intuición…” Salta con el dedo de elemento en elemento narrando la historia que encierra la pieza.

Entre sus proyectos figura una exposición para la que aún no hay fecha y, como reconocimientos, tiene en su haber el que una de sus cerámicas fuera elegida como ganadora, entre otras obras, en un concurso organizado por el Area de Igualdad del Ayuntamiento de Durango. Una original y hermosa creación que habla de la necesidad de superar la desigualdad, de nidos de conciencia en red, de sentir y dar importancia a la voz interior, y que reconoce a las mujeres que sufren violencia machista.

Sus creaciones invitan a la reflexión y a la toma de conciencia. Entre esos temas está el feminismo, si bien su compromiso con él es también más sensitivo que intelectual. “Tu puedes entender algo con la cabeza, pero otra cosa es vivirlo, sentirlo”. Hace poco viajó a Argentina y convivió con víctimas de la violencia hacia las mujeres. El dolor y la injusticia de las situaciones que habían sufrido la desgarraron por dentro. Meses después, aún reverberan en su cuerpo esos terribles relatos. Tal vez, o puede que no, se conviertan en el ‘leit motiv’ de sus próximas creaciones.