La prostitución es una de las formas de violencia más extrema contra las mujeres y una de las violaciones más flagrantes de derechos humanos. Afecta a la mitad de la población, ya que todas las mujeres sufrimos sus efectos.
Mañana se conmemora el Día Internacional Contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas. El portal feminicidio.net organizó ayer, en colaboración entre otras entidades con Euskal Herriko Mugimendu Abolizionista, un seminario con tres activistas supervivientes. Mujeres inteligentes, fuertes y resilientes que han impulsado sus propias organizaciones y desempeñan una impagable labor educativa y de concienciación.
La colombiana Claudia Quintero, la argentina Graciela Collantes y la rumana residente en Euskal Herria Amelia Tiganus presentaron, en el seminario, sus propuestas para la abolición de la prostitución. Entre ellas, destacó la petición de Quintero de promover un turismo responsable que acabe con la violación sistemática a “niños, niñas y mujeres en Cartagena y en entornos afro”.
El llamamiento se dirigió de forma particular al Estado español pues sus ciudadanos son los primeros consumidores en Colombia del mal llamado “turismo sexual” que no es, puntualizó, sino “turismo criminal”.
Las tres se niegan a que la prostitución se pueda considerar un trabajo, ya que esta forma de esclavitud nace de contextos de vulnerabilidad y pobreza, y de naturalización de la violencia. Ese fue, por ejemplo, el caso de Graciela Collantes, quien fue ‘reclutada’ en su pueblo, y con una hija que mantener no tuvo otra opción.
(Los gráficos incorporan las propuestas abolicionistas de las ponentes)
Aun así, desde el primer día supo que quería salir de ese círculo de violencia y explotación, pero no obtuvo las ayudas necesarias hasta que al fin lo logró. El punto de no retorno se produjo un día en que al montar en autobús se dio cuenta de calzaba dos zapatos diferentes.
“La organizaciones tenemos que estar en primera línea porque cuando las prostitutas hacen ‘clic’ necesitan salir”
“Tenemos que estar en primera línea”
Pero había pasado muchos años ya. Por eso cree necesario que haya organizaciones sociales trabajando cerca de las mujeres en prostitución a fin de que llegado el momento de dejar esa actividad tengan quién las apoye. “Tenemos que estar en primera línea y no podemos esperar, porque cuando hacen ‘clic’ necesitan salir”.
Junto a estas personas que acompañen y asesoren, cree que tiene que haber programas sociales estatales, y programas educativos, laborales y psicológicos.
También reclama indicadores de prevención que eviten que niñas en situación de vulnerabilidad caigan en manos de las redes de proxenetas. “Este es el papel más importante del Estado”, subrayó.
En Argentina, la Ley de Trata ha hecho pedagogía, ya que ha ayudado a visibilizar esa forma de explotación y ha permitido liberar a las víctimas. Ahora, las activistas se enfrentan a las presiones del lobby proxeneta para desactivarla ya que “es punitiva” con ellos.
Collantes resaltó el papel de los medios de comunicación en la causa abolicionista, porque “llegan a la gente”. No obstante, cree que hoy por hoy son “cómplices de los explotadores”, cuando califican la prostitución de “trabajo”.
Quintero acusó a algunas feministas de intentar hacer creer a las prostitutas que desempeñan una actividad laboral cuando, afirma, lo que necesitan las mujeres en prostitución es dejar ese mundo violento y criminal.
Collantes apoyó esa idea con un dato. La argentina participó en los trabajos de creación de un sindicato de trabajadoras sexuales y afirmó que el 90% de las prostitutas presentes estaban en contra de que la mercantilización del sexo se considere trabajo. En su opinión, quienes aceptan que sea así lo hacen porque eso les otorga cierta dignidad de la que carecen totalmente en el mundo de la explotación sexual.
Acoso de puteros a las migradas
Amelia Tiganus quiso aportar algunas ideas a la futura ley Abolicionista que preparan las organizaciones abolicionistas. Por ejemplo, que se penalice, no sólo la compra de sexo, sino también la voluntad. Esta idea hace referencia a la impresión generalizada de que cualquier mujer migrada es susceptible de recibir ofertas de puteros.
“Eso es acoso sexual y hay que tomar medidas”, exigió. Como dato, señaló que, en los portadas de búsqueda de empleo, estas mujeres reciben “300 propuestas de puteros” por cada oferta de trabajo.
Tiganus abogó también por incidir en la educación afectivo-sexual de los adolescentes y la restricción de acceso a la pornografía, denunciando, como lo hace ella en sus talleres, la industria criminal que sostiene la prostitución y haciéndoles comprender que lo transgresor no es consumir sexo, sino dejar de sostener el sistema que posibilita la trata de mujeres para la explotación sexual.
Banco de datos de desaparecidas
Otra idea innovadora que planteó, a medias con feminicidio.net, es la creación de un banco de datos que registre todas las desapariciones de mujeres, de los que, según dijo le han reportado muchos casos en Rumanía.
Las tres mujeres señalaron al aparato del Estado como principal responsable de la explotación de las mujeres y, cómo no, al putero. Quintero, quien fue víctima del conflicto armado en Colombia y es sobreviviente de la prostitución, aseguró que había perdonado públicamente a uno de sus victimarios y que fue un acto muy reparador. Dejó muy claro, sin embargo, que no exonerará de culpa a ni “la sociedad proxeneta ni al Estado proxeneta”.