La feminidad basada en la idea de la madre abnegada ha quedado atrás entre la juventud para dar paso a un modelo mayoritario basado en el agrado estético. La socióloga especializada en violencia de género adolescente Carmen Ruiz Repullo explicó en el curso de verano ‘Coeducación. En el camino de la igualdad y el buen trato’ de la UPV-EHU que este cambio de tendencia es uno de los rasgos de la reacción –en el sentido en el que la concibe la escritora Susan Faludi- a la cuarta ola feminista.
Esa cuarta ola, según han descrito otras especialistas como Rosa Cobo, tiene como uno de sus ejes principales la indignación y la rabia ante la gran cantidad de violencia machista que soportamos las mujeres. Violencia que, lejos de remitir, persiste y aumenta y se extiende a todas las mujeres.
También la sufren las adolescentes que, a decir de Repullo, han caído en la trampa de dejarse evaluar a través de la mirada de los chicos que a su vez aprenden a juzgar: “Me gusta”, “Tiene buen cuerpo”, “Está guapa, “Es una gorda” etc.
Y ellas van así transformando su imagen para ajustarse a lo deseable, hasta el punto de que “muchas jóvenes ven en el atractivo sexual el mejor pasaporte para el éxito social”, asegura la socióloga.
El ‘capital erótico’ es lo que manda en una cultura “pornificada”
Sexualización no es libertad sexual
El ‘capital erótico’ es lo que manda en una cultura “pornificada” que, según Repullo, identifica sexualización con libertad sexual e incluso la llega a considerar un ideal liberador. En este sentido, suscribe lo dicho por Natasha Walter en su libro ‘Muñecas vivientes: El regreso del sexismo’: “La expansión de la industria del sexo, en vez de ser considerada negativa para las mujeres, se presenta como culminación de las libertades a las que aspiran las feministas”.
La expresión patente de este cambio cultural es la “hipersexualización” de las niñas desde edades tempranas, que se puede observar en la publicidad y en productos que se les ofrecen. Más adelante, se intenta atraerlas a plataformas como ‘Only Fans’, donde “todo se vende” y que son vistas como “una posibilidad económica de las mujeres, asociada a la idea de libertad”.
Esta plataforma, señaló la especialista, impulsa la ‘pornografía y la prostitución. No en vano, su presidente es un productor de ‘porno’. Muchas chicas suministran fotos y vídeos que dejan de ser de su propiedad y nadie sabe dónde acaban. La socióloga mencionó el caso de una joven que conocía que se suscribió puntualmente y luego no sabía como salir.
La “pornosocialización” desde la infancia contribuye a reforzar el modelo de la masculinidad hegemónica, basada en el riesgo permanente y la sexualidad activa. La adolescencia es un momento de gran vulnerabilidad en la que la identificación con ese modelo lleva al chico a ser reconocido y el no hacerlo conduce a la exclusión. El primero se sitúa en un espacio de poder y el segundo pasa a una posición subordinada.
‘Aliados’ e ‘infiltrados’
En esa etapa de la vida, las chicas pueden encontrar ‘aliados’, aunque también hay ‘infiltrados’ que se hacen pasar por tales, advirtió. La diferencia entre unos y otros, explicó, radica en que los primeros cuestionan el patriarcado delante de ellos y de ellas, y los segundos sólo ante ellas.
Un joven presente en la sala y que por sus comentarios se manifestaba partidario de la masculinidad igualitaria expresó su impotencia ante las dificultades de defender la igualdad en grupos de hombres.
Los modelos de masculinidad y feminidad vigentes, junto con la influencia de la pornografía, contribuyen también a aumentar la violencia machista, que además explota como reacción a la ola feminista. Para comprender este fenómeno recomendó el libro ‘Microfísica sexista del poder’, de Nerea Barjola, quien suscribe la tesis de que los episodios más graves de violencia sexual y asesinato ejercen un papel disciplinario contra la libertad de las mujeres.
“El porno envía el mensaje de que el deseo masculino debe ser satisfecho y de que “todo comienza y termina con la eyaculación”
Agresiones sexuales en la infancia
Repullo alertó sobre las agresiones sexuales en la infancia que son las menos visibles y las que menos se reconocen porque, generalmente, obligan a acusar a miembros de la familia. Instó a educadores y educadoras a permanecer vigilantes. “Por favor, esto hay que hablarlo en la escuela”, urgió y dijo que muchos niños y niñas abusadas “están en el sistema educativo” tratando de “hacer algo” por quienes la sufren ahora.
La impunidad ante estos hechos está arropada por la ley del silencio: “Mientras tú callas, yo hago”. Afortunadamente, se congratuló, se está rompiendo el silencio pero eso está provocando que la reacción sea más fuerte y la violencia se manifieste en sus formas más crudas. De ahí que hayan aumentado las violaciones múltiples, por ejemplo.
Abusos a menores
Ofreció algunos datos que ilustran la crudeza de la situación: En 2019, del total de agresiones sexuales, un 85% las sufrieron mujeres y un 48,1% de ellas eran menores. Del 15% de hombres que sufrieron este tipo de violencia, un 16,9% fueron menores.
La hipótesis posible, tanto de estos casos, como de los ciberdelitos sexuales, es la influencia del ‘porno’, que envía el mensaje de que el deseo masculino debe estar siempre satisfecho y de que “todo comienza y termina con la eyaculación” y que muestra altos contenidos de violencia en formas en las que, “sin sexo de por medio, nuestras sociedades igualitarias no tolerarían: escupitajos, bofetadas, estrangulamientos…”
“El 80% de los varones heterosexuales ha introducido en su sexualidad alguna práctica pornográfica”
Se suele decir que el ‘porno’ es la principal escuela de educación sexual y así lo ratificó esta especialista a través de otro dato: el 80% de los varones heterosexuales ha introducido en su sexualidad alguna práctica pornográfica. Las chicas ven estos productos por curiosidad y ellos lo utilizan para masturbarse. Cerca de un 30% de adolescentes no percibe violencia en las películas y 4,5 % es adicto a ellas.
“Cultura de la violación”
El ‘porno’, señaló, es un “indicador de la cultura de la violación”, que transmite la idea de que “la violencia por medio del sexo es vehículo de placer” y envía a los chicos el mensaje de que “tienen derecho a usar el cuerpo de las mujeres incluso empleando la violencia”.
Repullo hizo mucho énfasis en la educación sexual y, puesto que la sesión estaba enfocada a aplicaciones en el aula, señaló que es muy importante trazar un itinerario definido desde Infantil hasta Secundaria, con contenidos propios de cada etapa, porque lo que suele ocurrir, dijo, es que esta enseñanza se realiza a salto de mata y la misma información se va repitiendo una y otra vez, lo que genera hastío en el alumnado.