Francia se encamina a blindar el aborto en la Constitución. Sus representantes en la política no quieren que suceda lo que en EE UU, donde ese derecho fue revocado el pasado mes de junio. El paso decisivo lo dio ayer el Senado, de mayoría conservadora que, por 166 votos contra 152, aprobó consagrar en la Carta Magna la “libertad de la mujer” para recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo.
La iniciativa tiene todavía ante sí un largo camino antes de su aprobación definitiva en el Parlamento, que tendría que ir seguida de un referéndum. No obstante, se espera que ningún de estos trámites represente un problema: el pasado 24 de noviembre, la Asamblea Nacional aprobó, con 337 votos a favor y 32 en contra, una propuesta similar (se ha tenido que reformular para que colara en el Senado) y, según una encuesta de Ifop para la Fundación Jean-Jaurès, el 83% de la ciudadanía francesa está a favor de incluir el acceso al aborto en la Constitución. Además, una campaña con esta petición recogió más de 165.000 firmas.
La sesión en el Senado fue interrumpida por la intervención jóvenes activistas feministas de l’Amazon que, mientras se celebraba el debate, exigían la aprobación de la propueta. Inmediatamente, fueron neutralizadas por la seguridad de la Cámara.
“La ley determinará las condiciones en que se ejercerá la libertad de la mujer para interrumpir su embarazo”
Este es el acuerdo aprobado por el Senado ayer:
Después del párrafo decimoséptimo del artículo 34 de la Constitución, se inserta el párrafo siguiente: “La ley determinará las condiciones en que se ejercerá la libertad de la mujer para interrumpir su embarazo.”
En la histórica votación en el Parlamento de noviembre, el texto presentado por la portavoz de Francia Insumisa (LFI) -formación de extrema izquierda- Mathilde Panot y aprobado finalmente planteaba:
Se añade el siguiente artículo 66-2 al Título VIII de la Constitución Art. 66-2.: “ La ley garantizará la efectividad e igualdad de acceso al derecho a la interrupción voluntaria del embarazo”.
Se interpreta que el cambio de redacción en la propuesta para que fuese admitida por la mayoría en el Senado reduce el ‘derecho’ a ‘libertad’. En cualquier caso, representantes de distintas formaciones se felicitaban por lo que supone un paso adelante. Lo que está avalado por el hecho de que en el ‘objeto’ de la resolución aprobada ayer, la Cámara alta asume que “el efecto de la enmienda es prohibir toda posibilidad de supresión por ley de la libertad de la mujer para interrumpir su embarazo y toda reforma legislativa que tenga por efecto infringir gravemente esa libertad”.
El recorrido de esta iniciativa arrancó el pasado 7 de octubre, cuando un grupo de representantes de izquierda y extrema izquierda en el Parlamente presentó un proyecto para consagrar en la Constitución el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo (IVG) y la anticoncepción, y garantizar su acceso efectivo y gratuito. Esta última parte ha quedado excluida de momento.
Simone de Beauvoir, en la exposición de motivos
Es curioso y quizá también inevitable que la exposición de motivos se iniciase con una histórica frase de Simone de Beauvoir: “No se puede dar nada por sentado. Basta una crisis política, económica o religiosa para que se cuestionen los derechos de la mujer. A lo largo de vuestras vidas, debéis permanecer vigilantes”.
A continuación se hacía referencia a la revocación el 24 de junio, en EE UU, de la sentencia Roe contra Wade de 1973, que había establecido el marco jurídico del aborto. Esta decisión, advertía el escrito, “entierra casi medio siglo de derecho al aborto en Estados Unidos y pondrá en peligro la vida de millones de mujeres, especialmente las más pobres y las pertenecientes a minorías. Esta terrible regresión demuestra que cuando se trata del derecho de las mujeres a controlar su propio cuerpo, nada puede darse por sentado”, refrendaba la advertencia de Beauvoir.
Los grupos de los que partió la iniciativa advertían de la expansión de la extrema derecha y la amenaza que supone para este derecho
Las personas proponentes advertían del peligro que la expansión de la extrema derecha supone sobre la garantía de este derecho, amenaza que pesa, no sólo sobre Francia, sino sobre el resto de Europa y desde hace varios años. La propuesta tenía, pues, el objetivo de contrarrestar esta “ofensiva reaccionaria”.
El escrito debatido en el Parlamento repasa después la gran batalla que supuso la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo y el derecho a la contracepción, hasta que en 1979 se legalizó definitivamente el aborto y en 1983 se convirtió en gratuito.
Una de cada tres abortará a lo largo de su vida
Más de 200.000 mujeres recurren a la interrupción voluntaria cada año en Francia y se calcula que una de cada tres abortará a lo largo de su vida. Sin embargo, “el acceso al aborto sigue siendo difícil”, advierte el texto debatido en el Parlamento.
“El debate constante en torno a la soberanía de las mujeres sobre su cuerpo demuestra que aún queda mucho camino por recorrer”
Numerosos testimonios e informes oficiales señalan retrasos para obtener una primera cita y denuncian el cierre de 130 centros de interrupción voluntaria del embarazo en diez años, la estructuración insuficiente de la red, la escasez de personal facultativo y la falta de recursos en los centros de salud o las asociaciones (de planificación familiar, en particular).
A estas dificultades se suma “la reactivación constante de debates, comentarios y polémicas en torno a la soberanía de las mujeres sobre su cuerpo” lo cual “demuestra que aún queda mucho camino por recorrer y el ejemplo estadounidense muestra los posibles trágicos retrocesos en materia de derechos de la mujer”.