La libertad de expresión está limitada en China pero existe, sin embargo, un espacio que permite crear opinión pública, es decir, formular opiniones sobre “hechos sociales” que afectan a la comunidad y ahí tiene un lugar el ciberfeminismo.
Miriam Huiru, trabajadora social especializada en comunidades del Sudesde Asiático y el mundo chino y profesora de chino mandarín y español, ofreció una aproximación al ciberfeminismo chino en una jornada virtual organizada por la Fundación Qili de Nafarroa.
Huiru empezó por distinguir entre libertad de expresión y opinión pública como cauces de manifestación. Admitió que si lo que enuncia una persona no encaja en el pensamiento general de la sociedad china puede ser represaliada o censurada, pero se puede influir en la opinión pública acerca de un tema y progresivamente cambiar la visión general e incluso incidir en las políticas sociales y económicas del Estado.
“Feminismo con carácter chino”
Ello requiere el desarrollo de “un feminismo con carácter chino”, que sintonice con “su patrimonio cultural e historia social” e introduzca ideas que “puedan encajar y empujar para que funcionen. El ciberfeminismo chino no quiere hackear al patriarcado, sino sensibilizar, educar y concienciar”, asegura.
El feminismo en red tiene su origen en las comunidades de ultramar con influencias occidentales –Hong Kong y Taiwán-, dado que la emancipación de las mujeres es un tema que la ‘Revolución Cultural’ esquivó. “Se dio espacio e identidad a las mujeres”, pero se las instó a trabajar para sacar el país adelante. Surge la “ideología maoísta machista que dice que las mujeres sostienen medio cielo”.
En todo el siglo XX, predomina la cultura china tradicional del casamiento temprano y otras costumbres como la que insta a las mujeres a tener familia antes de los 25 años. El feminismo es una cuestión secundaria y así se mantiene hasta los años noventa, cuando las mujeres se dan cuenta de que el ciberespacio es “un buen lugar para expresar las desigualdades laborales, en el espacio domestico y en temas sociales y van abriéndose espacio en el cibermundo, aunque el Gobierno no las tiene muy en cuenta”.
Esa evolución y la generación de mujeres del “hijo único” dan un empujón hacia un feminismo “actual y persistente” sostenido por “gente empapada de estos temas y con influencia occidental”, explica Huiru. Un movimiento de mujeres que han dejado de ser sumisas, “se manifiestan, debaten y dan su opinión e influyen en la población”.
Control reproductivo del Gobierno
La especialista en cultura china señala que no fue hasta 2000-2008 cuando se asentó el ciberspacio en China y se vive la primera ola feminista. Aumentó el número de personas usuarias de Internet y proliferaron textos con incidencia en la opinión pública sobre los sentimientos de las mujeres de la generación del “hijo único” y las del mundo rural, a las que sí se permitía ampliar la descendencia.
Una segunda ola abarcó el período 2014-18, cuando el Gobierno suprime la ley del “hijo único” ante el problema social del envejecimiento. En ese momento las mujeres se quejan porque son vistas como “una industria reproductiva”. Las mujeres plantean que se exploren otras vías para encarar el problema.
El Gobierno propuso aumentar las horas de educación física para ‘masculinizar’ a los chicos y la idea quedó en suspenso
La tercera ola de 2020 arranca cuando el Gobierno concede ayudas sociales por engendrar tres hijos o hijas y “la gente no satisfecha con ese plan vuelve a replantear la identidad de la mujer”.
La opinión pública en Internet se divide en varios grupos que están identificados con otros tantos sectores de la sociedad china. Según enumera Huiru, el ciberespacio acoge a:
- Mujeres que quieren ser como los hombres y hacer las mismas cosas, teniendo en cuenta la idea machista planteada por Mao de que las mujeres pueden sostener la mitad del cielo (MAO).
- Mujeres quieren ser humanas. Reclaman igualdad de derechos humanos pero que “revelan inadvertidamente su estigmatización de los hombres”.
- Mujeres que quieren preservar su identidad de mujeres.
Las dos primeras son las más influyentes y sostienen el ciberfeminsmo, que se extiende en dos ramas:
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Desarrollo comunitario en la red
Es el espacio que presenta más movimiento. La gente comparte textos y hace fuerza para el cambio social mediante la incidencia en la opinión pública. A veces se toman como base antiguas demandas. Por ejemplo, cuando se abolió la ley del “hijo único”, alrededor de 2015, se relacionó ese hecho con una “facción antimatrimonio” que ya existió en la antigua China. Las críticas se centraron en el matrimonio como una ”institución explotadora y principal instrumento de opresión ejercido por un Estado patriarcal, sólo interesado en las mujeres por sus capacidades reproductivas”. Las activistas llamaron al boicot. Otra cuestión que suscitó bastante debate fue la propuesta del Gobierno de aumentar las horas de educación física de los chicos para masculinizar su imagen. La opinión pública contraria provocó que la idea quedara en suspenso.
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La literatura digital en línea
Ha supuesto un avance en el feminismo por medio de NüZunWen (“Texto de mujeres respetadas”). Esta expresión creativa permite a la autora o el autor “diseñar un conjunto completo de sistemas sociales, incluyendo el orden de género, el sistema de matrimonio etc., que pude construir un nuevo espacio histórico y del tiempo con la ayuda de imaginaciones subversivas”. En el marco de NüZunWen, la condición social de la mujer se presenta como superior a la del hombre y esa transformación del imaginario está dando también origen a importantes cambios de mentalidad.