Agrupaciones feministas de Castilla y León han mostrado su “repulsa” ante el acceso de la extrema derecha al Gobierno regional, ya que opinan que supone una pérdida en cantidad de derechos apenas ejercidos y aún por conquistar, no solo para las mujeres, sino también para otros colectivos vulnerables.
Rebelión Feminista, Asamblea Feminista de Burgos y Movimiento Feminista de Salamanca critican duramente, en un comunicado conjunto, el pacto de gobierno alcanzado entre PP y Vox, y aseguran que van a “plantar cara” a los desatinos que se avecinan. Asimismo, reclaman solidaridad a otros grupos feministas del Estado y les piden que apoyen su manifiesto (lélelo íntegro aquí).
Las tres organizaciones consideran que las propuestas de Vox, contrarias a los derechos humanos, quieren “rescatar el fascismo y adaptarlo a nuestros días”. En su aspecto misógino destacan su propuesta de Ley de Violencia Intrafamiliar, que “dejará sin fondos a todos los servicios de atención directa a mujeres víctimas de violencia de género”, los cuales, “antes no llegaban al medio rural y ahora ni siquiera llegarán a la ciudad”.
Consideran este pacto una “violenta reacción antifeminista”
Las feministas advierten de que “este gobierno será cómplice de los asesinatos que se cometan en nuestra comunidad autónoma por negarle el socorro y asistencia a mujeres amenazadas por sus parejas o ex parejas. Y lo mismo con la violencia vicaria, que arrebata la vida a menores por ser vulnerables y para hacer daño a sus madres”.
También ven con amargura cómo el incumplimiento de la ley del Aborto seguirá obligando a más de dos millares de mujeres a desplazarse a otras comunidades para interrumpir su embarazo. El año pasado fueron 2.421 mujeres las que tuvieron que hacerlo.
“No somos moneda de cambio”
Critican también la falta de desarrollo de la Ley de Dependencia y los recortes en sanidad, que provocan que las enfermas crónicas queden “indefensas ante los avances de sus patologías. Y las valoraciones de discapacidad paralizadas o reducidas, creando una lista de espera aún mayor de lo que ya era”. Consideran la situación, no sólo vergonzosa sino “inhumana”, pues “muchas mueren sin conseguir sus derechos humanos, porque no olvidemos que la accesibilidad a todos los niveles son derechos humanos”.
Las firmantes del manifiesto tildan este pacto de gobierno de “violenta reacción antifeminista”, resultado de la fuerza que ha adquirido el movimiento en los últimos tiempos, pero advierten de que “las mujeres no somos una moneda de cambio”. Aseguran que “no vamos a callarnos, y no vamos a parar” y que se mantendrán “unidas y coordinadas para hacer frente común contra las viejas y nuevas amenazas”.