Barakaldo disponía de un albergue para mujeres sin hogar, cuyo cierre el pasado viernes, dejará en la calle a las que se niegan a compartir espacio con hombres en otro recinto mixto con que cuenta la localidad. Dispone de siete plazas y cuatro de ellas estaban ocupadas.
Según el Observatorio Hatento (Observatorio de Delitos de Odio contra Personas sin Hogar), el 60% de las mujeres que viven en la calle es víctima de delitos de odio, y el 14,8% ha sufrido agresión sexual. Pero las agresiones sexuales o el acoso sexual, también se da en los propios albergues u otros recursos sociales, que tampoco tienen en cuenta sus necesidades específicas (productos de higiene femenina, inseguridad…) Estas pueden ser las causas de que las mujeres rechacen los albergues mixtos.
Las asociaciones locales Argitan-Centro asesor de la mujer y Berri-Otxoak contra la pobreza han organizado protestas contra la decisión del equipo de gobierno de dejar sin financiación este recurso dentro de los presupuestos municipales y “contra la situación de recortes que padecen las familias más precarizadas y empobrecidas de la localidad”, tal y como aseguran en un comunicado.
Educadoras de calle
Esta decisión “también supone la desaparición del equipo de educadoras de calle que intervienen de forma directa para intentar dar respuesta a las situaciones de sinhogarismo en la localidad”. Ambos recursos finalizaron su actividad el pasado viernes.
La “falta de acceso a una vivienda digna” se ha cobrado la vida de tres personas sin hogar en los últimos días en Bilbao, señalan estas asociaciones, que destacan que “no disponer de recursos suficientes para los servicios sociales municipales conlleva que queden desatendidas las familias más precarizadas y empobrecidas de la localidad”.
Dificultades para atender las necesidades básicas
Los recortes se producen, además, en un momento en que “aumentan la inflación y las dificultades para atender las necesidades más básicas, como vivienda o alimentación”.
El albergue de mujeres se abrió en 2019 como refuerzo invernal al masculino, pero la asociación que lo gestiona decidió mantenerlo abierto todo el año y lo consiguió gracias a subvenciones que duraron hasta el pasado 1 de diciembre. El Ayuntamiento se ofreció a costearlo, pero sólo hasta el 30 de junio.
Las educadoras de calle, cuyas retribuciones se sufragaban mediante los presupuestos participativos, además de recorrer la localidad para localizar a gente sin hogar, acompañaban a las usuarias del albergue por la noche.