Hay lugares donde el tiempo parece avanzar más deprisa y vidas que parecen contener muchas versiones de sí misma, como si de cada una de ellas emergiera otra a modo de matrioska rusa.
La colombiana residente en Durango (Bizkaia) desde hace tres años Adriana Grueso, de 52 años, carga una mochila llena de vicisitudes; de luces y sombras; de episodios de violencia machista, pero también de mujeres y hombres que la han ayudado a emprender una y otra vez una nueva vida.
Buena parte de esas vivencias las ha plasmado en la crónica novelada autobiográfica ‘Viajes y secretos (Más allá de la verdad y la fe)’, que se presentará este próximo jueves, día 26, a las 19 horas en Andragunea-Casa de la Mujer de Durango. La publicación se puede adquirir en la librería local Urrike y también en librerías en Internet.
Es difícil que las semillas germinen en tierra baldía y Adriana Grueso, a pesar de protagonizar una historia azarosa, atesora también un gran potencial de resistencia, iniciativa y fe en sí misma y en las demás personas.
“El maltrato psicológico es el que más duele”
Malos tratos
Esta escritora novel se expresa con gran cuidado y teje con habilidad de Sherezade un episodio tras otro de su biografía sin adornarlos con demasiados detalles pues es mucho lo que tiene que comunicar en poco tiempo.
Nació en Timbiqui Cauca y de allí la familia se desplazó a Cali, donde destacó como estudiante. Quiso cursar Medicina o Derecho pero su madre le enfrentó a la cruda realidad de que no podía costearle los estudios.
Trabajando en la recepción de un hotel, a los 19 años, conoció a un hombre mayor, de 33, ingeniero de profesión, que la embaucó, entre otras promesas, con la de pagarle la universidad. Todo quedó en palabras. Con él tuvo una hija y se separó después de sufrir malos tratos continuados.
Posteriormente tuvo otras dos parejas estables y también fue objeto de violencia machista. Lo de este último, afirma, fue lo peor. Entonces vivía en Chile. El maltrato psicológico, constanta, es el que más duele. “Me rechazaba como mujer, me decía que no valía nada, criticaba todo lo que hacía”.
Depresión profunda
El menosprecio de sí misma la arrojó a una depresión profunda y tuvo que luchar contra ideaciones suicidas. Cuando salió de ese estado de desolación, tomó la determinación de emigrar a Bilbao. Una mujer a la que conoció por Facebook dijo que la ayudaría al llegar aquí, pero no cumplió su palabra y, de pronto, se encontró abandonada vagando de un lado a otro.
A partir de aquí relata episodios de hambre, cansancio, soledad, caminatas interminables, albergues de personas sin hogar y comedores sociales. Pero su exposición en ningún momento adquiere tintes sombríos. Todo lo contrario: la protagonista de la historia va encontrado lugares dignos y aseados, y personas amables, dispuestas a ayudarle en cada lugar.
Uno de sus últimos destinos fue el albergue ‘Etxepel’ de Cáritas, ya en Durango, para cuyo personal sólo tiene palabras de agradecimiento. Allí ha vivido los años de pandemia con sus dos hijos menores, a quienes ha conseguido traer de Colombia no sin dificultades. Ahora reside, de momento, en un piso del Ayuntamiento para situaciones de emergencia.
Quiere ayudar a otras mujeres y hacerles ver que “hay algo más allá del infierno del maltrato”
Valor fe y resistencia
Su novela es una historia de dolor, pero también de valor, fe y resistencia, que quiere que le ayude a ordenar sus recuerdos y que aporte a otras mujeres que sufren violencia machista la esperanza de que “hay algo más allá del infierno del maltrato”. Desea que tomen conciencia de que “siempre hay luz en el camino y quién nos ayude a salir de esta situación”.
Ha disfrutado escribiendo y cree que se le da bien, de modo que ya se plantea un segundo volumen. Entiende que esta habilidad que posee puede ser de ayuda a otras mujeres que se encuentren en una situación parecida a la suya y dice contenta que ya le han pedido consejo. “Hay mujeres que me han dicho que quieren escribir y yo les animo, porque sirve como terapia”.
Los golpes de la vida “duelen igual” recordándolos, pero revela que el poner la historia sobre el papel permite tomar distancia y activar los recursos necesarios para salir adelante.
Además, ‘Viajes y secretos’ es un ajuste de cuentas con su familia y amistades que la han “juzgado por cambiar de pareja, tener hijos con distintos hombres; por dejar un matrimonio y por andar de acá para allá”.
Una de sus hijas fue entregada en adopción sin su consentimiento y trasladada a Holanda
Hija adoptada
Escribir su autobiografía le ha servido también para sanar uno de los dolores más profundos de su existencia. No sólo ha atravesado dificultades en su lugar de destino migratorio. También ha vivido episodios de mucho sufrimiento en su país. Una de sus hijas fue entregada en adopción sin su consentimiento y trasladada a Holanda, y el libro va dedicado a ella.
Por recuperarla y con afán de “ser alguien” hizo “muchas cosas horribles” y “de mucho riesgo”. Pero también puso todos sus talentos en juego y llegó a hacer dinero.
Creó una idea de negocio relacionada con la salud y que implicaba al Gobierno colombiano y que le ofrecía un potencial de ganancias inmensas pero asegura que su socia la traicionó, la echó de la empresa y ésta se hundió. La descripción de esta fase de su vida y de las relaciones con sus maltratadores son lo único que revela un deje de amargura.
Madre coraje
Esa empresa le permitió tener una casa y un cierto desahogo económico pero no volvió a ver a su hija hasta 17 años después, cuando ésta, en busca de su familia biológica, se puso en contacto con ella por Facebook. Hubo un encuentro “indescriptible” en Colombia y ahora continúan en relación.
De hecho son sus hijos e hijas –tiene cinco- los que le han empujado a sobreponerse a las dificultades y a mirar hacia adelante. “La fuerza me viene del deseo de cambiar su historia para que tengan una vida mejor. Eso es lo que me hizo venir aquí y lo que me anima buscar otros horizontes”.