La experta en coeducación, socióloga y gestora pública Marina Subirats ha animado al feminismo a defender al programa coeducativo navarro ‘Skolae’, ya que opina que “si se anula, podemos despedirnos en unos cuantos años de coeducación y educación sexual” y con ello “nos jugamos el futuro” de las próximas generaciones.
Subirats se ha referido a esta cuestión en respuesta a la pregunta de una asistente a la conferencia sobre coeducación, que ha impartido esta mañana en el palacio Miramar, sede donostiarra de los cursos de verano de la UPV.
“Hay que ira una paulatina desaparición de los géneros, que no de los sexos”
Los mandatos de género, “dañinos para los jóvenes”
La especialista catalana había hablado con anterioridad de la necesidad de educar desde la base para construir una sociedad que encaje el cambio cultural que se está produciendo y que requiere “ir a una paulatina desaparición de los géneros, que no de los sexos”.
La razón que ha aducido para demandar tal transformación es que los modelos masculino y femenino impuestos por los mandatos de género “son dañinos para los jóvenes”. En las últimas décadas, opina, se ha puesto el énfasis en las niñas. Se les ha proporcionado acceso a la educación y el trabajo remunerado. Actualmente, son más las jóvenes que los jóvenes que acceden a la universidad. Aun así, no está todo hecho, estima, puesto que, aunque tengan un elevado nivel académico, las jóvenes todavía desconfían de sus capacidades.
Considera que esos modelos ya obsoletos se crearon cuando la vida en sociedad requería tal especialización: las mujeres se dedicaban al cuidado de la vida, y los hombres a la defensa frente a los ataques enemigos. Esos esquemas han servido hasta el siglo XIX en nuestro contexto europeo cuando las mujeres tenían 15 hijos y la supervivencia era muy difícil. “Las mujeres hacían el esfuerzo de parir cada año y a los 40 morían agotadas”.
Hoy el papel de las mujeres y los hombres ha cambiado. En el Estado español, la natalidad ha descendido hasta 1,3 criaturas. A continuación, viene la crianza, “que necesita también atención” y, como la esperanza de vida es de más de 86 años para las mujeres, quedan “80 años para hacer cosas”. En cuanto a las necesidades defensivas, tampoco hay guerras a las que ir ni enemigos a los que abatir. Pese a todo ello, los estereotipos de la feminidad y la masculinidad siguen plenamente vigentes.
“Fallecen prematuramente más hombres que mujeres por riesgos asumidos voluntariamente””
Morir de masculinidad
Dado que en los últimos años se ha puesto el acento en las mujeres, las niñas han progresado. Ahora toca trabajar con los hombres, sostiene esta experta, pues los valores que se les están transmitiendo provocan que “mueran en gran parte de masculinidad”.
Según ha desvelado, fallecen prematuramente más hombres que mujeres y esto es algo en principio extraño, puesto que los grupos dominantes gozan de mayor calidad de vida. Sin embargo, el porqué ofrece algunas explicaciones.
A los 20 años, muere en el Estado un 73,5% de chicos frente a un 26,5% de chicas y esta tendencia se mantiene diez años más. Las causas son, por este orden, el suicidio (en primer lugar desde la crisis), los accidentes de tráfico (la primera causa antes de la crisis), el abuso de drogas, los homicidios y los deportes de aventura.
Se trata de “riesgos asumidos voluntariamente”, derivados de un modelo de masculinidad que “les exige que demuestren que son fuertes y pueden con todo”, y para ello “tienen que crear situaciones de peligro y demostrar que no tienen miedo”.
Los medios de comunicación juegan un papel importantísimo en ese adiestramiento. Después de analizar los valores que transmiten varios anuncios sexistas, ha concluido que “perpetúan los géneros”, educando a los niños para la violencia gratuita, la fanfarronería y la falta de empatía, y las niñas para agradar, comprender, cuidar y estar disponibles para el resto.
“La iglesia no quiere ni educación sexual ni coeducación y busca que las mujeres vayamos para atrás”
La campaña contra ‘Skolae’
La escuela también hace flaco favor a la igualdad pues “no es coeducadora en absoluto”. En contraste, ha alabado el programa coeducativo y de educación sexual navarro ‘Skolae’, cuyas autoras están estos días declarando en los tribunales tras haber sido denunciadas por la asociación de padres de un colegio concertado y la Concapa (Confederación Católica de Padres de Familia).
Calificó de “involución” la acometida de la iglesia católica contra esta iniciativa innovadora, aunque no le extrañó su reacción porque “la iglesia no quiere ni educación sexual ni coeducación”, y lo que busca es que “las mujeres vayamos para atrás”.
“Es patético que no se pueda hablar de educación sexual”, protestó. Sin embargo, teniendo en cuenta que la oposición del catolicismo es ya conocida, sostiene que el Gobierno navarro “tenían que haber sido más prudente” a la hora de introducir el programa, si bien ensalza que la consejera de Educación haya tenido “el valor” de ponerlo en marcha.
Enmarcó la denuncia dentro del “delicado momento político” que vivimos con el auge de la extrema derecha y animó a las feministas a “salir de la zona de confort” de los “años de democracia” porque ahora atravesamos tiempos de “enormes turbulencias” que nos obligan a “ponernos a trabajar”.