El éxito de la selección femenina española de fútbol ha dado un impulso decidido a este deporte y a las que lo practican profesionalmente. Tras 18 meses de negociaciones para la mejora de sus condiciones económicas y deportivas, las jugadoras de élite, que militan en la Liga F, llegaron anoche a un acuerdo ‘in extremis’ que permitirá desconvocar la huelga iniciada el pasado fin de semana y que contemplaba dos jornadas.
El balón volverá, pues, a rodar este próximo fin de semana en virtud del acuerdo, que ha permitido elevar de 16.000 a 21.000 euros anuales brutos el salario mínimo de las jugadoras de Primera División. El incremento será progresivo hasta llegar a los 23.500 euros en la temporada 2025-2026.
Son cantidades muy alejadas de los 182.000 euros que establece el convenio colectivo para los futbolistas hombres, aunque la realidad es aún peor. “El sueldo más habitual en Primera División (masculina) ronda el millón de euros anuales, y el salario medio es aún más grande debido a los grandes contratos de algunos futbolistas”, publicaba el ‘As’ el pasado mes de agosto.
Menos que en Segunda B
En Segunda División, el salario mínimo que se garantiza a los jugadores varones es de 91.000 euros anuales y el de Primera División RFEF (antigua Segunda División B, la tercera categoría del fútbol estatal masculino), es de unos 35.000 euros. Difícil de creer que, todavía hoy, haya futbolistas mujeres con nóminas de ‘mileuristas’ que, sin embargo, disputan la más prestigiosa competición internacional, la UEFA Women’s Champions League.
Desde FUTPRO, el sindicato mayoritario de las futbolistas, han destacado que este acuerdo representa un paso más en su lucha por reducir la brecha salarial. “Es el principio y sólo una parte del convenio. Ahora toca trabajar para avanzar en puntos tan importantes como la maternidad, el protocolo de acoso, la lista de compensación y otros que consideramos igual de importantes para el correcto desarrollo de la actividad de nuestras futbolistas”.
No hay que olvidar que el primer convenio colectivo para las profesionales del fútbol se firmó en 2020. Una vez más, las jugadoras tuvieron que plantarse ante la patronal tras 17 meses de duras negociaciones y una huelga indefinida.
¿Qué consiguieron en aquel histórico acuerdo?: protección para las futbolistas en casos de maternidad, incapacidad laboral y violencia machista, un programa de recolocación al finalizar su trayectoria deportiva, medidas dirigidas a la conciliación de la vida laboral y familiar, un protocolo frente al acoso sexual y/o por razón de sexo, y un salario mínimo de 16.000 euros, entre otras medidas.