Francia no olvida a Olympe de Gouges

Olympe de Gouges, estandarte del primer feminismo, no ocupa el lugar simbólico que merece. Así lo estiman decenas de intelectuales mujeres y hombres, gentes de la política y personas con cierta influencia en otros ámbitos, que han pedido que sea trasladada al Panteón de París, monumento donde yacen ilustres de la historia de Francia.

No es la primera vez que se formula esta petición. La historiadora Catherine Marant-Fouquet se la hizo llegar en 1989 al entonces presidente de la República, Jacques Chirac, pero no prosperó. Desde entonces ha reiterado la demanda a cada uno de los inquilinos del Eliseo. En 2013, la periodista feminista Sylvia Duverger cogió el testigo y convenció a Marant-Fouquet para unirse a ella y a otras a fin de intensificar la campaña y así lo han hecho con las posibilidades que ofrecen Internet y las redes sociales.

La noticia la dio a conocer la catedrática de Filosofía Moral de la Universidad de La Laguna e investigadora María José Guerra Palmero en una magnífica conferencia sobre De Gouges, retransmitida on-line, en la que desgranó su biografía y sus aportaciones a la política y, más en concreto, a las causas del feminismo, la libertad y la igualdad.

Olympe de Gouges ha pasado a la historia de las mujeres principalmente por su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, formulada en 1791, después de que los revolucionarios arrinconaran a las mujeres que les habían ayudado y les negaran los derechos recién adquiridos.

Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana

Merece la pena, y así lo hizo Guerra Palmero, reproducir el epílogo del manifiesto, dada su actualidad en muchos aspectos:

“Mujer, despierta; el rebato de la razón se hace oír en todo el universo; reconoce tus derechos. El potente imperio de la naturaleza ha dejado de estar rodeado de prejuicios, fanatismo, superstición y mentiras. La antorcha de la verdad ha disipado todas las nubes de la necedad y la usurpación. El hombre esclavo ha redoblado sus fuerzas y ha necesitado apelar a las tuyas para romper sus cadenas. Pero una vez en libertad, ha sido injusto con su compañera. ¡Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuándo dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la revolución? Un desprecio más marcado, un desdén más visible. […] Cualesquiera sean los obstáculos que os opongan, podéis superarlos; os basta con desearlo” (5 de septiembre de 1791)

Nacida como María Gouze en Montauban, Languedoc, en 1748 (Olympe de Gouges era un seudónimo), vivió en un mundo donde la educación estaba restringida y el analfabetismo muy extendido. De hecho, expone Guerra Palmero, a final del siglo XVIII solo el 4% de la población francesa sabía leer y escribir.

Tuvo que realizar un gran esfuerzo intelectual para codearse con los filósofos de la época, pues, dado su origen plebeyo, su instrucción se realizó en lengua materna (el occitano) y no dominaba el francés. Dramaturga, panfletista y filósofa política, eligió el teatro para difundir la mayor parte de sus numerosos escritos por ser “el arte más político polemista. Es el momento también fascinante de auge de la prensa, la difusión de las ideas a través de panfletos, folletos y revistas”, señala la profesora de La Laguna. Incluso dirigió el periódico ‘L’Impatient’.

“Su frase premonitoria: Si la mujer puede subir al cadalso, también debe poder subir a la tribuna”

Su padre era un carnicero y su madre procedía de una familia de comerciantes de telas. Pero su progenitor auténtico era el Marqués de Pompignan, intelectual, que “la conoce de pequeña e incluso tiene afecto por esta hija, pero no la llega nunca a reconocer”, explica Guerra Palmero.

Eso, según esta catedrática, le va a acarrear “una herida” que le llevará a reivindicar los derechos de “eso que antes llamábamos hijos naturales, una idea de reforma social y de pensamiento avanzado para su época”.

Se enfrentó con audacia a los líderes en ese momento de la revolución y “podemos pensar que su final fue premonitorio porque encontramos esta frase en su obra: Si la mujer puede subir al cadalso, también debe poder subir a la tribuna”.

Pero lo que ocurrió, precisa la profesora canaria, es que no la dejaron subir a la tribuna, aunque ella “se las ingeniaba y enviaba cartas insistentemente a todos los diputados, en ese momento tan convulso de la Revolución”.

Androcentrismo de los derechos humanos

Actuó como “una librepensadora y fue verdaderamente terrible en su crítica a Marat y a Robespierre, a los revolucionarios jacobinos que en ese momento estaban en el poder”. Finalmente, la guillotinaron, pero no por defender la causa de las mujeres, sino la libertad de expresión, según Guerra Palmero. “Igual que a Hipatia de Alejandría, podemos atribuirle también el título de mártir por la libertad”

Para esta investigadora, en ese momento de la historia se manifiesta “lo que durante estos siglos y hasta casi la Conferencia Internacional de Pekín en 1995 va a ser un caballo de batalla del feminismo: el androcentrismo de los derechos humanos. El que los derechos humanos estén centrados en la experiencia masculina del mundo y dejen de lado por ejemplo temas tan importantes como la violencia sexual, como las desigualdades entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, en el trabajo, en el conocimiento o la inexistencia de derechos sexuales y reproductivos”.

“La Revolución asignaba igual dignidad a todo ser humano y promulgaba la libertad, pero para las mujeres fue un retroceso”

De modo que De Gouges fue “protagonista militante de esta Revolución que puso las bases de las sociedades en las que vivimos todavía hoy”. Una Revolución también que decepcionó a las mujeres pues, a pesar de “que proclamaba el universalismo moral que asignaba igual dignidad a todo ser humano y que promulgaba la libertad, para las mujeres fue un retroceso”

Otras causas e iniciativas de reforma social que apoyó

  • Abolición de la esclavitud. Fue la primera en defenderla en Francia como también lo hicieron otras feministas.
  • La libertad sexual y el amor libre. Entendía que “el matrimonio es la tumba del amor y de la confianza”. Casada a la fuerza, al enviudar logró vivir con bastante libertad y se trasladó a París donde se inició “en esto que en la época se llamaba la vida galante”. Tuvo un hijo que la repudió.
  •  Caja patriótica (o de resistencia). “Gran parte de toda la historia de este periodo francés tiene que ver con los impuestos que el Estado imponía a los diferentes estamentos y ella dona joyas y todo lo que puede para una caja común con la que afrontar la escasez. Es un periodo de hambre, y la situación financiera de Francia, preocupante
  • Reclamó talleres estatales para obreros desempleados.
  • Promovió impuestos a los artículos de lujo, a las casas de juego y, sobre todo, que se gravara a los especuladores y los acaparadores.
  • También exigió centros sanitarios para parturientas (moría una de cada cuatro)


Mujeres en el Panteón de París

(Hay enterrados 75 hombres y ellas han sido incorporadas recientemente)

  • Joséphine Baker (1906-1975), cantante – entrada, en 2021
  • Simone Veil (1927-2017), abogada y política 2018
  • Geneviève De Gaulle-Anthonioz (1920-2002), miembra de la Resistencia y activista por los derechos humanos y contra la pobreza, sobrina del general De Gaulle – 2015
  • Germaine Tillion (1907-2008), etnóloga y premio Pullitzer  2015
  • Marie Curie (1867-1934), física y química, dos veces premio Nobel (es la única persona que ha recibido dos, en Física y en Química) 1995
  • Sophie Berthelot (1837-1907), química e intelectual, casada con el influyente Marcellin Berthelot . Fue enterrada junto a su marido, pero no por sus méritos, aunque los tenía, sino porque la pareja “que se había amado tiernamente, había pedido no ser separada en la muerte ya que no lo había sido en la vida” – 1907