Bilbao acogió el pasado 14 de junio el II Congreso Internacional de Brecha Salarial, donde se compartieron pensamientos y reflexiones de la mano de diversos agentes sociales, económicos y académicos, en su mayoría mujeres.
Para entrar en materia, Ana de Miguel, filósofa feminista y profesora titular de Filosofía Moral y Política en la Universidad Rey Juan Carlos, planteaba el debate acerca del salto de las mujeres al mercado laboral, en relación con el sostenimiento de la vida. A través del relato de la Odisea de Homero, explicó cómo el sentido de la vida de las mujeres ha sido marcado por el sentido de la vida de los hombres, de manera que las mujeres quedaban supeditadas a éstos, consideradas como “seres para los otros”.
En esta misma línea, de Miguel se valía de lo expresado por el padre del capitalismo, Adam Smith, en su obra ‘La riqueza de las naciones’ para explicar la invisibilización de los trabajos de cuidados. Smith entendía que las relaciones comerciales existentes se sostenían en la búsqueda del bien individual, y no en la benevolencia y sentido del bien común del resto. Sin embargo, dejaba a un lado la realidad, al obviar los trabajos realizados por mujeres que no obtenían nada a cambio, es decir, que se realizaban por el sentido del bien común y la cultura de la servidumbre.
El reconocimiento, la redistribución y la representación de las mujeres son diferentes facetas de la justicia de género, según Fraser
Como continuación del congreso, se planteaba la teoría tridimensional de las 3 R’s, propuesta por la filósofa feminista Nancy Fraser, explicada como un medio para entender las diferentes facetas de la justicia de género. Por tanto, se considera un eje vertebral para combatir la desigualdad salarial, teniendo en cuenta estos tres principios: el reconocimiento, la redistribución y la representación de las mujeres.
En cuanto al Reconocimiento de la ciudadanía plena de las mujeres, se mencionaba una de las consecuencias que ha traído consigo la pandemia: la transformación del mercado laboral, en tanto en cuanto numerosos puestos de trabajo han dejado atrás la presencialidad. Sin embargo, esto no es aplicable a los trabajos de cuidado, por lo que se vuelve necesario preservar el factor humano y redefinir los cuidados para posicionarlos en el centro del debate público.
Acercar a los hombres a sectores feminizados
A colación de esta idea, surge la incógnita sobre cómo acercar a los hombres a los sectores feminizados, a menudo relacionados con los trabajos de cuidados. La primera respuesta fue contundente, “pagar”, dejando entrever la situación en la que se encuentran algunas mujeres, al sucumbir a empleos poco valorados tanto económica como socialmente. Igualmente se destacó la importancia de reconocer la centralidad de los cuidados, con el fin de legitimar el papel de los hombres en el imaginario social.
En lo que respecta a la Redistribución de los recursos y oportunidades en el mercado laboral, tal y como explicaron, con la pandemia se vio aumentado el síndrome de ‘burn out’, y, en consecuencia, cada vez son más las ‘superwoman’ que se ven obligadas a hacer malabares para llegar a todas las esferas de sus vidas.
Palabras como sororidad y educación son determinantes para la igualdad real y efectiva en el plano laboral
Retomando la idea de la reducción de la brecha salarial en las organizaciones, se aludía a la voluntad de cambio como creadora de la obligación moral que nace como necesidad y, a su vez, consecuencia, de un cambio cultural relacionado con el trabajo, reconociéndolo como una manera de estructurar la sociedad.
Por último, como cierre a la teoría tridimensional de Fraser, se debatió acerca de la Representación de mujeres y hombres en paridad. De igual manera, tuvieron lugar testimonios de trabajadoras de diferentes sectores productivos, explicando sus experiencias personales respecto a la brecha salarial.
En definitiva, a lo largo del II Congreso Internacional de Brecha Salarial se deja abierto el debate acerca de los pilares en los que se sostiene la brecha salarial. Concretamente, en la finalización de la jornada se realizó especial hincapié en no dar ni un paso atrás con respecto a los avances realizados, dejando entrever la posibilidad latente de que estos derechos luchados y adquiridos sean extinguidos. Frente a esto, palabras como sinergia, pacto de Estado, sororidad y educación son consideradas determinantes en el camino de la consecución de la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres en el plano laboral.