Resistencia cultural a reconocer el maltrato familiar, falta de formación de los operadores jurídicos, y corrupción y negocio frecuente en torno a las custodias de menores son elementos que, según un panel de expertas de la ONU sobre el Síndrome de Alienación Parental (SAP), alimentan la violencia institucional contra las mujeres y la violencia vicaria que los maltratadores ejercen sobre las niñas y niños para vengarse de las madres.
En Euskal Herria destaca, sin ser el único, el caso de Irune Costumero, a quien los Servicios de Infancia de la Diputación de Bizkaia aplicaron el inexistente Síndrome de Alienación Parental (SAP), y le arrebataron a su hija de cinco años hace un lustro. Desde entonces se encuentra inmersa en batallas judiciales de las que no ha salido muy bien parada.
El último revés ha sido una sentencia del Tribunal Supremo que ha hecho firme un fallo del Juzgado de Barakaldo que la condenaba a 18 meses de prisión por introducir una grabadora entre la ropa de su hija.
Costumero, que está sufriendo maltrato institucional de libro, afirma con vehemencia a quien le quiera escuchar que su hija no desea estar con su padre y denuncia la forma en que las separaron y el pretexto: el SAP, una teoría que postula que un progenitor (alienante, generalmente la madre) manipula negativamente el comportamiento de la criatura para empujarla hacia el rechazo del otro progenitor (alienado).
Criaturas asesinadas
Esta victima del patriarcado institucionalizado ha recibido importantes apoyos internacionales y el Estado español y sus instituciones han sido criticadas por la agresión a sus derechos y la aplicación del falso diagnóstico. La ONU también ha deplorado en numerosas ocasiones la tolerancia hacia la violencia vicaria. Un caso sangrante fue el de Angela González Carreño, cuya hija de 7 años fue asesinada por su marido maltratador.
Ese asesinato supuso la primera condena por violencia de género contra el Estado ante instancias internacionales. El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer CEDAW determinó que España vulneró los derechos de Ángela y su asesinada hija, Andrea, como consecuencia de su actuación negligente.
Ha habido más episodios similares –las niñas canarias Anna y Olivia, asesinadas recientemente por su padre, Tomás Gimeno, y anteriormente la venganza de José Bretón- y en los casos en los que las madres se han negado a entregar a sus hijas a sus maridos maltratadores se exponen a penas de prisión, como le ocurre a María Salmerón, cuya causa ha desatado un tsunami de solidaridad feminista.
¿Por qué se aplica el SAP? ¿Por qué no se cree a las criaturas cuando dicen que no quieren estar con sus padres? ¿Por qué no se cree a las madres?
¿Por qué se aplica el SAP? ¿Por qué no se cree a las criaturas cuando dicen que no quieren estar con sus padres? ¿Por qué no se cree a las madres? Estos puntos fueron motivo de debate en el seno de la ONU el pasado mes de marzo y el periódico italiano en inglés ‘La voce di New York’, recogió las intervenciones.
La mesa redonda, organizada por la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) del organismo internacional, se centró en la lucha contra la alienación parental y sus graves efectos en la protección de los niños y el respeto a la igualdad de género.
El acto reunió a la presidenta del GREVIO (un organismo independiente del Consejo de Europa que supervisa la aplicación del Convenio de Estambul contra la violencia hacia las mujeres), Iris Luarasi; la profesora de Derecho Clínico y directora del Centro Nacional de Derecho de la Violencia Familiar de la Universidad George Washington Joan Meier; la ex vicepresidenta del Comité de la CEDAW y profesora de Derecho en la Universidad de Bar-Ilan (Israel) Ruth Halperin-Kaddari; la también miembro del Comité de la CEDAW Genoveva Tisheva; y la responsable de políticas del Centro Nacional Legal de la Violencia Familiar en Washington D.C., Danielle Pollack.
SAP, “problema sistémico”
Las participantes, según relata la crónica del encuentro, expusieron ante una audiencia internacional que el SAP es un “problema sistémico que aqueja a los tribunales de todo el mundo y que perjudica gravemente la protección de los niños y niñas, y sus derechos en los casos de custodia”.
Las denuncias contra el uso ilícito de la alienación parental son constantes en Italia, el Estado español, Polonia, Andorra y Francia, según informó Iris Luarasi. Además, la presidenta del GREVIO incidió en la gravedad de estas conculcaciones de los derechos humanos de mujeres y criaturas precisamente porque dichos países han ratificado el Convenio de Estambul, que en su artículo 31 exige a los tribunales que tengan debidamente en cuenta los episodios de violencia sufridos por los hijos menores “en la determinación de los derechos de custodia y de visita de los hijos e hijas”.
Luarasi subrayó que “esta cuestión no es exclusiva de Europa” y una de las finalidades de la conferencia de expertas fue evitar la extensión y validación de esa falsa teoría. En Brasil, por ejemplo, la alienación parental ha sido legalizada por la Ley 12.318 de 2010, “creando un peligroso patrón negativo para los tribunales de familia de todo el mundo”.
Meier aseguró que los jueces son muy escépticos con respecto a las acusaciones de abuso por parte de las madres, especialmente cuando se trata de abuso sexual hacia el niño y, si bien se refería a EE UU, Halperin-Kaddari reveló que, en general, “más del 90 por ciento de las denuncias y casos que se abren se cierran sin acusaciones debido a la llamada falta de pruebas suficientes”.
“El padre utiliza la alienación parental como estrategia de defensa para hacerse con la custodia de los hijos”
Por ello, puntualizó, “a menudo no se confía en la madre, y el padre utiliza la alienación parental como estrategia de defensa para hacerse con la custodia de los hijos. Para Meier, hablamos de “un sistema que no quiere creer que los hombres son abusivos en la familia”.
Danielle Pollack incidió en este punto para destacar que el problema tiene raíces culturales: “Hay una verdadera resistencia en la cultura a reconocer y admitir el maltrato familiar y lo generalizado que está”. A ello se añaden “los tópicos misóginos omnipresentes en la cultura: una mujer vengativa o despechada, enfadada con su ex y que luego hace algo nefasto”.
Infancia silenciada
Debido a estas dinámicas, las niñas y niños son automáticamente silenciados y sus testimonios no son considerados creíbles por el juez. Como consecuencia, experimentan “un deterioro extremo de su salud mental, suicidios, fugas y todo tipo de problemas graves en la escuela”, declaró Meier.
Kaddari señaló otro elemento relativo a la gestión de las custodias. En su opinión, no hay que subestimar la corrupción y el negocio que a menudo gira en torno al sistema de amparo de menores. “No hemos hablado lo suficiente de otros actores en este escenario problemático, que son los expertos o supuestos expertos o autoproclamados expertos. Hay una gran cantidad de dinero involucrado en esta industria de la alienación parental”.
Como resultado de la combinación de todos estos elementos se aprecia una desconfianza de las madres hacia el sistema de justicia que, según Tisheva, les lleva a no denunciar la violencia por miedo a que el padre recurra a la alienación parental, “desencadenando todo el circuito dañino”.
El panel de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) de la ONU concluyó instando a las personas participantes a considerar los próximos pasos en la batalla contra la alienación parental, que según Kaddari es sólo la punta del iceberg de la crisis de los tribunales de familia. Entre otros objetivos, instarán a la formación de los sistemas judiciales y de la población en general. Asimismo, y ven necesario que el Comité de los Derechos de la Infancia de la ONU participe en las cuestiones relativas a las custodias.