Luchar por otro mundo posible es fácil y a veces hasta cómodo en nuestro entorno. Sobre todo cuando lo comparamos con las defensoras comunitarias mesoamericanas, en particular las de la tierra y el territorio, quienes soportan continuas amenazas, difamaciones, secuestros, violaciones… Y en algunos casos hasta la muerte.
Dos de ellas, Lucía Enamorado, originaria de Honduras, y Lilia Prado, de México, participarán hoy y mañana en las jornadas ‘Sembrando Semillas de Cambio’ organizadas por la asociación Lumaltik en los Viveros de Ulía, en Donostia.
Lilia, de 33 años, explicará las luchas que las comunidades indígenas están emprendiendo por la libre determinación y el saqueo de tierras de Nahuatzen (Micoacán), frente al crimen organizado y los productores de aguacate, que están arrasando sus bosques y modificando sus ecosistemas para facilitar la plantación del denominado ‘oro verde’.
Es una lucha desigual, que produce gran desgaste físico, psicológico y mental, por lo que el cuidado mutuo y al autocuidado son muy importantes. A eso se dedica Lucía, de 30 años, psicóloga de formación. Desde Tegucigalpa, participa en la Red Nacional de Defensoras, que ofrece asistencia psicoemocional a las defensoras de todo el país.
Programa de protección
La mexicana Lilia lleva 3 meses viviendo en Barcelona, acogida dentro de un programa de protección de defensoras de derechos humanos. Durante seis meses se le ofrece descanso y acompañamiento psicoemocional, formativo y de incidencia política.
En la capital catalana ha encontrado un entorno muy diferente al de su comunidad indígena; un modo de vida opuesto, caracterizado por el individualismo, y cierto aislamiento, ya que vive sola y lejos de sus seres queridos. Reconoce que ello le ha supuesto “un choque emocional grande”.
Disfruta, sin embargo, de la sensación de seguridad que respira aquí, incluso de noche. Que es mucha, en comparación con la violencia extrema en su país, que originó 33.300 asesinatos en 2021. Dentro de este entorno opresivo, la violencia machista tiene un carácter muy marcado y hace que las mujeres no puedan salir de casa solas, explica.
“México está en guerra todos los días”
“México está en guerra todos los días con genocidios ecocidios, feminicidios… El ambiente violento está normalizado y, además, no existe la justicia”, denuncia. Por eso, pide que se deje de considerar a su país un lugar turístico –que reconoce que también lo es, y con lugares espectaculares- y que se intervenga con observatorios y se exija el respeto a los derechos humanos como sucede con Colombia, por ejemplo.
El municipio de Nahuatzen está formado por once comunidades, de las cuales seis disfrutan de autogobierno, una figura reconocida en la Constitución mexicana y que las otras cinco comunidades reivindican. Este es el activismo principal de Lilia y por el que ha sido amenazada.
Forma parte de ALDEA, Alianza Libre por la Autodeterminación, que está impulsando reformas en la Constitución. Son conscientes de que se trata de un “proceso largo” y asegura que para obtener avances necesitan ser “más visibles”.
La autogestión que demandan tiene que ver con el uso que se da a la tierra, que es su fuente “inmediata de alimento” y, por tanto de riqueza, además de miembro vivo de la colectividad. Y se está despojando a las comunidades, no sólo de su administración, sino también de la propiedad del territorio que habitan.
Lilia pide una reflexión crítica acerca de los productos que consumimos y el coste humano, social y ecológico que supone producirlos
La Meseta P’urhepecha presenta condiciones idóneas para producir aguacate y, tal y como manifiesta, se están provocando incendios forestales para forzar el cambio de uso de los terrenos y esa desforestación reseca los acuíferos que hacen tan fértiles aquellos territorios.
Los perjuicios se acentúan por el uso de cañones antigranizo, que lanzan hielo seco contra las nubes cuando se aproxima una tormenta de granizo, y con el uso de fertilizantes y plaguicidas, que contaminan el agua y las tierras, y provocan la aparición de cánceres.
La producción de aguacate se dirige mayoritariamente a EE UU pero últimamente llega también a UE. Lilia ha visto aguacates mexicanos en un gran cadena de centros comerciales y le gustaría que las habitantes de Europa reflexionáramos críticamente acerca de los productos que consumimos y el coste humano, social, ecológico y cultural que supone su producción.
Cuidados y autocuidados
Desde Honduras llega Lucía, quien permanecerá en Euskal Herria cinco días, los justos para asistir a las jornadas de Donostia, donde hablará de cuidados y autocuidados. Algo que se echa de menos en la militancia feminista vasca y de lo que se habla y se trabaja cada vez más, con la ayuda precisamente de las defensoras comunitarias que residen entre nosotras.
Esta psicóloga, perteneciente a la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos de Honduras, ligada a su vez a la Red Mesoamericana de Defensoras, atiende a activistas perseguidas tras el golpe de estado de 2009 en Honduras. Desde esa fecha, la inestabilidad política en el país ha sido constante y el movimiento estudiantil, en general, y el feminista estudiantil, en particular, es un “sector beligerante”, que “es violentado” continuamente.
Desde la Red de Defensoras, ella les ofrecen apoyo, acompañamiento y formación. Dado que las denuncias de acoso no surtían efecto, recientemente, en una campaña de denuncia, hicieron públicas las identidades de acosadores y violadores en ese entorno educativo.
Terapias naturales
La red funciona mediante comisiones, que están coordinadas entre sí y dispone de un grupo terapeutas que facilita el autocuidado personal y colectivo, basado en terapias naturales, en lo que los pueblos indígenas son especialistas. Atienden en la propia capital y se desplazan también a los distintos territorios para acompañar a las activistas.
Las defensoras de la tierra y el territorio frente a la rapacidad de las grandes corporaciones soportan también en Honduras mucha violencia, en forma de amenazas y persecución. La amenaza del crimen organizado está asimismo muy presente en sus vidas. No sólo las acosan a ellas, sino también sus familias. En menor medida, también son hostigadas activistas trans que defienden los derechos LGTBI.
El lema de la red es ‘Defender para vivir bien’, algo que no es muy fácil de llevar a la práctica. Reconoce que cuesta parar para recuperarse, porque nos puede “la responsabilidad hacia las otras”.
Disponen de espacios de descanso con acompañamiento terapéutico y recientemente han hecho realidad un sueño al inaugurar una casa de sanación llamada ‘La Siguata’, para la que han tomado como referencia el centro mexicano ‘La serena’, de Oaxaca. El recurso lo preside un lema garífuna, que resume en una frase el espíritu comunitario: ‘Yo para ti, tú para mi’.