Las conductoras tienen un 17% más de riesgo de morir y el doble de probabilidades de sufrir una lesión cerebral grave que los hombres en caso de accidente de tráfico. Además, se exponen a casi un 50% más de probabilidad de fractura craneal.
Según un estudio, al no llegar bien a los pedales, muchas mujeres se ven obligadas a acercarse demasiado al volante, lo que incrementa notablemente la probabilidad de sufrir lesiones graves en el tórax, la cara y el cuello cuando se activa el airbag. Además, el diseño del cinturón de seguridad favorece el efecto ‘submarining’, un deslizamiento en el asiento que puede provocar importantes lesiones internas por la presión de la banda inferior sobre el vientre. El cinturón no tiene en cuenta el pecho femenino ni protege adecuadamente los hombros.