Las últimas jornadas de Durango pusieron de manifiesto algunas tensiones que laten en el movimiento feminista de Euskal Herria. La cuestión no es nueva. La veterana militante y teórica feminista Mari Luz Esteban se refirió a ese asunto en una conferencia ofrecida recientemente en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) e invitó a la tranquilidad. “Algunas jóvenes se asustan por los conflictos y yo les digo: siempre los ha habido y podemos aprender mucho de cómo se resolvieron. Bienvenidos sean; confío plenamente en la capacidad del feminismo para afrontarlos”.
La antropóloga y profesora de la UPV fue invitada por el CCCB para presentar su libro recién editado ‘El feminismo y las transformaciones en la política’ (Ed. Bellaterra). En él, reflexiona sobre los cambios vividos en el movimiento vasco en las últimas décadas.
“No entiendo por qué, si no utilizamos el plural en otros movimientos, sí lo hacemos en el feminismo”.
Uno de ellas ha sido el propio término ‘feminismo’ que ahora se ha transformado en ‘feminismos’. En relación a esta nueva denominación dijo no entender por qué, “si no utilizamos el plural en otros movimientos, sí lo hacemos en el feminismo”. Advirtió del riesgo que supone que esta disgregación lleve a algunas a ocuparse sólo de su feminismo “pensando que es mejor”, y a separarse de las otras. En su opinión, el movimiento “es uno con prácticas plurales e identidad común”.
“Posiciones múltiples”
Además de diversificarse, otro rasgo del feminismo de hoy es que se ha introducido en todos los ámbitos en distintos grados, desde el militante hasta el académico pasando por el institucional. Ello ha llevado a algunas activistas a adoptar “posiciones múltiples”, es decir, a ocupar simultáneamente más de uno de estos espacios. Cree que se trata de un fenómeno sobre el que se ha reflexionado poco y que puede acarrear contradicciones y paradojas.
El movimiento pasa también por un momento de “efervescencia y éxito rotundo” pero llama a la cautela “porque el feminismo ha muerto de éxito en otras parcelas”. Relacionó este pensamiento con el riesgo de que esta ideología sea utilizada para fines que nada tienen que ver con ella y con la contradicción que supone instalar la idea de igualdad en el discurso hegemónico, mientras “se agudizan las diferencias entre hombres y mujeres, y entre las propias mujeres”.
“El concepto de ‘cuarta ola’ ha venido impuesto desde fuera y no es adaptable al feminismo vasco”
A la fase del feminismo que vivimos en estos momentos algunas teóricas le han bautizado como la ‘cuarta ola’. Para Esteban, este concepto ha venido “impuesto desde fuera” y “no es adaptable al feminismo vasco”. Una de las características de la ‘cuarta ola’ es que recupera a las mujeres como sujeto político, algo muy cuestionado desde la mayoría del feminismo vasco, que amplía el sujeto y el propio concepto de mujer.
Un ‘nosotras’ reformulado
La profesora y antropóloga entiende el feminismo, en expresión de la veterana militante madrileña Justa Montero, como un “nosotras abierto que no puede usurpar la palabra de ninguna, un nosotras contrapuesto al sujeto neoliberal individualista, un nosotras reformulado que huya de cualquier tratamiento abstracto de la mujer, un nosotras inacabado y en crítica con el binarismo”.
Pero, sobre todo, como se formuló en las jornadas de Durango, se pretende un “feminismo que se atragante, porque si es un feminismo que se puede aceptar no estaremos actuando bien”.
Los nuevos tiempos también han cambiado la manera de entender la militancia y el activismo, y entre esas mutaciones, Esteban subrayó que “de marcar el nosotras hemos pasado al yo”, lo cual entraña riesgos y ventajas. Uno de los problemas es la dificultad de establecer una agenda común. “Tenemos miles de temas sobre la mesa y hay una serie de desafíos que no están claros, como qué más hacer con toda esa masa de mujeres que están dispuestas a movilizarse”.
Esa individualización se manifiesta también en la tendencia a recurrir a expertas en distintos temas, en detrimento del saber colectivo. “Da la impresión de que son algunas las que tienen la clave de la política” y se prescinde de las reflexiones en los grupos. En su opinión, es un problema que se estén relegando “los circuitos feministas del conocimiento” porque representa “un riesgo de elitización y jerarquización del feminismo”.
“Se está produciendo una convergencia entre los movimientos feminista, antirracista, ecologista y a favor del euskera”
Activismo ‘tutelado’
Y esto se debe también en gran parte a que en estos momentos asistimos a un “activismo tutelado” (por parte de técnicas feministas en las instituciones, principalmente) a base de “metodologías que hemos inventado y que empobrecen el debate”. Estas dinámicas, advierte, pueden, además, “neutralizar la radicalidad del movimiento”.
El feminismo, además, atraviesa un tiempo de pactos. En la universidad pública vasca, un equipo está investigando las alianzas entre movimientos sociales y, según explicó, se ha observado que se está produciendo una convergencia entre los movimientos feminista, antirracista, ecologista y a favor del euskera.
En algunos gaztetxes, jóvenes autóctonos trabajan con menores inmigrantes con o sin papeles alrededor del mes sagrado del Ramadán y en las casas de mujeres —citó Marienea, de Basauri, a la que ella está adscrita— se está trabajando “en horizontalidad” y analizando “qué supone eso como desafío, como ventaja y como contradicciones”.
Renovar pactos entre feministas
En la casa de Hernani, están convergiendo mujeres de otras geografías con las autóctonas y considera que son “experiencias interesantes de prácticas concretas relacionadas con discusiones que estamos manteniendo, por ejemplo sobre colonialidad”, ya que ese centro va a ser “intercultural y feminista a la vez”.
Junto a las alianzas con otros movimientos sociales también, opina Esteban, es momento de renovación de pactos entre feministas. “Las feministas vascas hemos sabido estar juntas. Hasta hace una década era con la condición de dejar aparte el conflicto vasco salvo en algunos casos de torturas de detenidas”, pero en este momento, “hay un consenso importante para no dejar nada aparte”.
Se están reconociendo todas las violencias, “las ejercidas y sufridas en el conflicto vasco”, se está trabajando en la reparación y en reconocer las injusticias. “Se está haciendo el trabajo de repensar la justicia feminista desde todas las experiencias”.
Hay también un acuerdo en potenciar el euskera y, no sólo eso: el feminismo “está a la vanguardia de la utilización de esta lengua. Precisamente, esta fue una de las grandes apuestas de las últimas Jornadas Feministas.