Vega Asensio impulsa el primer Máster de Ilustración Científica del Estado

¿Se han fijado en las ilustraciones sobre la evolución humana y que en la transformación del mono en homo-sapiens son figuras masculinas las que aparecen representadas? Otro tanto ocurre en los atlas de Medicina y tantas y tantas láminas científicas: el hombre y lo masculino son imagen y medida de todo.

Pero esto está empezando también a cambiar gracias a mujeres como Vega Asensio, una emprendedora que ha abierto nuevos caminos en la ilustración científica y aporta una visión feminista a su trabajo. Su contribución supone, además, un referente para las niñas en el campo de la tecnología y las ciencias.

Nacida hace 43 años en Durango y residente en Abadiño, localidades vizcaínas y vecinas, Asensio ha promovido en la EHU-UPV el único Máster de Ilustración Científica que se ofrece en el Estado y que lleva una andadura de cinco años, primero como especialidad universitaria. Además, cuenta desde hace tres años con una empresa propia, Norarte, donde trabaja con dos jóvenes salidas del máster.

Maternidad y nuevos rumbos

Asensio, doctora en Biología, ha desarrollado una carrera profesional relevante. Se especializó en contaminación del suelo y fue profesora de la EHU-UPV, entre otros méritos. Lo dejó después de tener a su primer hijo y darse cuenta de que “no podía volver al ritmo loco de la universidad”, un programa intenso de trabajo a cambio de un sueldo precario.

La maternidad le hizo replantearse su vida profesional. “Soy ilustradora porque tengo hijos”. Esta idea, naturalmente, no salió de la nada. Siempre había dibujado y utilizado las imágenes para estudiar y aprender. Incluso antes de elegir carrera estuvo a punto de inclinarse por Bellas Artes.

“cuando trabajas de investigadora es importante comunicar”

Además, era consciente de que “cuando trabajas de investigadora es importante comunicar” y se había fijado en que la calidad de las ilustraciones utilizadas en las presentaciones era deficiente. Ahí había un trabajo que hacer y pensó que “con conocimiento y sensibilidad lo podía hacer mejor” y se lanzó a por su “sueño”.

Pero no se lanzó al vacío. Durante su formación universitaria, antes de comenzar la tesis, había descubierto esta especialidad. “En una clase, un profesor que trabajaba en taxonomía hablaba de lagartijas y se refirió a la labor del ilustrador científico. Después hice dibujos para él, e ilustré mi tesina y mi tesis con mis dibujos y los de otras personas. Vi que había todo un campo por explorar”, señala.

No tenía dónde formarse en las cercanías y lo hizo como autodidacta y pidiendo ayuda a uno de los mejores profesionales en la materia, Carles Puche, que ahora es profesor del máster. La ilustradora María Viñas le ayudó con las técnicas digitales.

Empezó poco a poco con pequeños encargos como formar a profesorado de la universidad para diseñar diapositivas y diagramas, y desde 2011 trabaja como ilustradora científica. Al mismo tiempo tenía “el runrún” de organizar el programa formativo que a ella le faltó.

Consciente de que ella “no tenía recorrido” para plantearlo a la UPV-EHU invitó a Fernando Baptista, ilustrador de ‘National Geografic’, a una charla en la universidad y “fue un hito”. Más de 400 personas  se reunieron en la Facultad de Ciencia y Tecnología para escucharlo.

Posteriormente, se tomó tres meses para preparar a fondo su propuesta –durante ese tiempo su marido cogió una excedencia- y la presentó a esa facultad y tras varios ires y venires, un día la decana, Esther Domínguez, dijo: “Hay que creer en la gente; hay que creer en esta chica” y así se dio luz verde al Posgrado en Ilustración Científica, hoy Máster.

Sesgos de género y raza

Compagina la coordinación de esta especialización con el trabajo en Norarte. Cuentan con una amplia clientela, que va a más, y últimamente han empezado a trabajar con farmacéuticas, entre ellas la multinacional Pfizer. La tarea les está resultando un poco complicada. Dice que cada especialidad científica requiere preferiblemente ilustradores e ilustradoras formadas en esa rama.

Está en ello. El master acoge cada año a 16 personas, la gran mayoría chicas, muchas de ellas venidas del extranjero. Este año cuentan con alumnado procedente de Portugal y Bélgica, e incluso de América Latina, donde “la ilustración naturalista es muy potente”, destaca.

Con su trabajo, no sólo pretende eliminar los sesgos de género, “que en la ciencia son brutales”, sino también otros como los de raza. Ultimamente han elaborado infografías para una exposición urbana de Donostia Kultura.

El tema es el surf y, como muestra de lo que supone trabajar con “gafas lilas” han dibujado a chicas y chicos surfeando y mostraron a mujeres tomando el sol en la playa con vello en las piernas. Imágenes que a más de una persona le resultarán chocantes.