¿Vale todo en el feminismo?

¿Vale todo en el feminismo? Con este interrogante, aunque no formulado exactamente con esas palabras, y el intento de darle respuesta mediante la identificación de las dificultades y los retos a que se enfrenta el movimiento, concluyó recientemente el curso de ‘Historia de las Teorías Feministas’, impartido en la Universidad Complutense y dirigido por la filósofa Ana de Miguel.

Esta teórica y activista hizo una recapitulación rápida de los principales debates e hitos de la historia del movimiento y alertó de que en estos momentos estamos viviendo una reacción al estallido de 2018, reflejada en cancelaciones de presentaciones de libros, “que nos dejan perplejas”. Y es que, para Ana de Miguel, “el feminismo es lo contrario de la ignorancia; sabemos qué queremos saber y eso es algo que nos acompaña desde los tiempos de Mary Wollstonecraft”.

De modo que el boicot a los debates y a la exposición de ideas supone, a su juicio, “algo que tenemos que examinar como reto actual del feminismo”. Se trata de analizar “cómo nos puede estar pasando lo de siempre, pero con nuevas claves”.

Una de las cuestiones que urge clarificar, a su juicio, es el propio concepto de feminismo, empañado por la bruma que el posestructuralismo arrojó sobre las nociones de verdad y razón como ideas absolutas y objetivas.

¿Qué es el feminismo?

  • La lucha por la conquista del espacio público. “El feminismo tiene muchas definiciones, pero una que quiero dejar aquí -dijo de Miguel- es que el feminismo empezó siendo la lucha de las mujeres por insertarse en el espacio de lo público, que no es exactamente la lucha por la igualdad”.
  • Dicho enunciado ha dado paso en la actualidad a este otro: “Es la autoconciencia de las mujeres a las que no se nos ha permitido tomar la palabra para definir lo que nos parece bueno y valioso en la vida humana”. Esto es “gravísimo” para la filósofa, porque “la comunidad humana necesitamos trascendernos y dar sentido a nuestra vida: saber por qué debemos levantarnos cada mañana, qué debemos hacer, cómo debemos organizar nuestra comunidad humana para que todas las personas podamos tener un proyecto de vida y nadie abuse del resto para llegar más alto o más lejos”.
  • Las mujeres, como planteó Simone de Beauvoir, no hemos hecho este mundo y las filósofas y pensadoras se dieron cuenta de que “la falta de progreso moral de nuestra humanidad, que contrasta con el gran avance tecnológico, está profundamente relacionada con la desigualdad entre mujeres y hombres”. Esto nos lleva a una nueva definición del feminismo como “una forma muy seria y profunda de decir este mundo no es el mundo que queremos. Queremos otro porque nos damos cuenta de que hay demasiadas injusticias que podríamos evitar juntándonos mujeres y hombres para hacer un nuevo contrato social”.
  • Además, dice, es feminismo lo que nos une a las mujeres, no lo que nos divide. “Claro que no es lo mismo ser una mujer gitana o de clase alta que de clase trabajadora, como por cierto lo somos todas las que vivimos de nuestro trabajo y no de las rentas”.
  • Y, sobre todo, el feminismo es un proceso de reflexión que avanza lentamente desde el siglo XVII. A cada ola le han sucedido “reacciones fuertes, pero otra vez cogíamos el timón o el rumbo y ¡venga, hacia una humanidad mejor!” y es que “el feminismo es también una teoría crítica de la sociedad y quiere cambiar la sociedad.

Los retos

  1. La banalización del feminismo, que comprende estos aspectos:
  • El mensaje de que hay tantos feminismos como personas. Para esta teórica, esa afirmación “desactiva el feminismo en cuanto que lo convierte en algo trivial, algo que cada persona puede definir casi a voluntad o a la carta”.
  • La aparición de un ‘feminismo nominalista’. “Hemos asistido con estupor a que líderes políticos o políticas digan soy feminista y todo se quede en una declaración de intenciones”.
  • La cosificación del feminismo o el feminismo convertido en un objeto de consumo con moda feminista o incluso pornografía feminista. De Miguel ironizó sobre este último aspecto: “Que el feminismo sea el único movimiento emancipatorio y la única teoría filosófica que cuenta con su propia pornografía… ¿Cómo sería hablar de una pornografía socialista o de una pornografía comunista o de una pornografía antirracista? Pero es que al feminismo le cuadra todo. Parece que la falta de respeto legendaria a las mujeres en una sociedad patriarcal se transfiere al feminismo y se convierte en una legendaria falta de respeto ni más ni menos que a este proyecto de más de 200 años de reflexión de lucha de una solidaridad enorme entre mujeres feministas”.

2. Repensar el concepto de verdad y de razón. “¿Cómo hemos llegado hasta aquí, cómo lo hemos hecho? Lo hemos conseguido a golpe de tener la razón”. Por tanto, “otro de los retos es repensar el concepto de verdad y de razón, porque llevamos muchas décadas de filosofía posestructuralista que ha gestionado el eslogan de todo es un constructo y que ha llevado a mantener en última instancia que hasta el sexo es un producto construido y algo asignado de manera casi arbitraria y que se puede autodeterminar”.

Enlazando con esa idea, De Miguel sostiene que “el feminismo tiene una postura y no su contraria”. Esto lleva al tema de la prostitución, que para la filósofa es “crucial” y lo es porque “la prostitución es una escuela de desigualdad humana”, y lo será “mientras haya, no burdeles, sino la posibilidad de que yo me recorra el mundo entero y pueda tener acceso al cuerpo de mujeres; de que me baje del avión y en 20 minutos pueda llegar a un lugar donde haya mujeres encerradas en fila esperando a que yo por un precio módico acceda a su cuerpo; mientras la prostitución sea una institución internacional en la que los chicos más jóvenes aprenden e interiorizan lo que es una mujer y lo que se puede hacer con ella aquí, en Pernambuco, en Japón y en Móstoles”.

“Una teoría es feminista si sirve, no sólo para mejorar el proyecto de vida de la mitad de la humanidad, sino para una nueva humanidad más justa”

Entonces y recapitulando: “¿Cómo contestar sobre todo la gente más joven que en su inocencia piensa que obviamente tú dices que eres feminista y ya lo eres inmediatamente? ¿Cómo hacerlo sin ser elitistas al decirles que hay mucho detrás y que hay que saber e Investigar?”  De Miguel confesó que ella misma no tenía una respuesta a estas cuestiones.

La prueba definitiva

Finalmente concluyó que “nuestro reto es el de siempre, el de estudiar y clarificarnos en la teoría. Como decía la gran Celia Amorós, el feminismo son las vindicaciones o, como sostiene Amelia Valcárcel, el feminismo es la agenda que emana de una postura teórica determinada”.

Ahora bien, podemos examinar diferentes teorías y comprobar que todas nos convencen. En tal caso, la prueba de si es feminista sería preguntar a la teoría “cuál es la agenda feminista o las reivindicaciones que plantea y lo sería si sirven, “no ya sólo para mejorar el proyecto de vida de la mitad de la humanidad, sino para configurar una nueva humanidad más justa para todos y todas”.