«Queremos demostrar que los discursos xenófobos no son representativos de nuestra sociedad»

Durango acogerá el próximo domingo, 5 de mayo, la Abrazada de los Pueblos, las Personas y los Derechos Humanos, un acto multitudinario que convoca a la ciudadanía de toda Euskal Herria a poner coto al racismo, la exclusión y las políticas migratorias de la Unión Europea. Será una manifestación contra la vigente estrategia de cierre de fronteras, que deja morir a las puertas del continente a decenas de miles de personas que huyen de las guerras y de la pobreza, y que trata de criminalizar a quienes les prestan cualquier tipo de ayuda.

Alaitz Berriozabalgoitia es portavoz de Ongi Etorri Errefuxiatuak, la plataforma que organiza el acto de protesta en Euskal Herria. Esta Abrazada de los Pueblos, explica, tiene su origen en una reunión celebrada en noviembre pasado en Artea (Arratia), donde 100 personas de diferentes colectivos del Estado, Italia, Grecia, Alemania e Ipar Euskal Herria emprendieron una iniciativa ciudadana que diera un toque de atención a los gobiernos y defendiera a las personas migrantes de las políticas genocidas europeas. A ella se han sumado posteriormente más de 200 organizaciones sociales, entre las que figuran organizaciones feministas promotoras de la huelga del 8M en Euskal Herria.

-¿En qué va a consistir la jornada?
-Empezaremos a las 11.45 en Ezkurdi explicando cómo se desarrollará el acto. Posteriormente, desfilarán en ocho columnas personas agarradas de la mano formando cadenas humanas. Cada columna representará una temática: organizaciones de migrantes y apoyo a migrantes; feminismo; cultura y euskera; baserritarras y ecologistas; derechos sociales y sindicales; todxs somos migrantes y pensionistas; y memoria, verdad, justicia y reparación. Las personas que forme las columnas desfilarán en silencio desde Ezkurdi a Landako gunea por dos vías principales: Andra Mari y Magdalena. Mientras avanzan las columnas, en un acto que se quiere que sea solemne, se leerán los nombres de más de 35 mil personas muertas en las fronteras europeas. En Landako gunea habrá una persona cantando y quienes formen las ocho columnas se colocarán como en forma de caracolillo, símbolo de la abrazada, a su alrededor. Terminarán levantando los brazos para dar palmadas que tratarán de imitar el ritmo de un tambor, el sonido de los latidos del corazón. Después vendrá un aplauso y la actuación de Batukandra, la batukada feminista.

-Aparte de dividir a las personas participantes por temáticas, ¿se seguirá algún criterio para formar las columnas?
-Nuestra idea es que las primeras personas de las columnas sean representativas de cada temática. También queremos dar un fuerte protagonismo a supervivientes del bombardeo de Durango.

-La iniciativa ha tenido un gran apoyo de las organizaciones sociales
-Sí, y también de gente de los distintos pueblos de Durangaldea. Queremos que haya gente representativa de la comarca y estamos trabajando en ello. Por eso le hemos encargado a Unai Iturriaga que convierta el manifiesto de la convocatoria en literatua. Alguien de cada columna leerá un trozo del manifiesto.

-¿Cómo se atenderá al gentío que se supone que llegará ese día?
-Nos estamos poniendo en lo peor. Pensamos que vendrá muchísima gente. Tenemos pensado colocar en distintos puntos mesas de información práctica y de venta de material.

-¿Qué poso os gustaría que dejara la abrazada colectiva en Durango?
-Estamos en año de elecciones y escuchamos discursos preocupantes de parte de algunos partidos políticos. Queremos demostrar que esos discursos no son representativos de nuestra sociedad. En mayo se celebrarán las elecciones europeas y tendrán un impacto muy fuerte en las políticas migratorias. Estamos viviendo la crisis humanitaria más fuerte desde la II Guerra Mundial. La gente quiere entrar a Europa pero el sistema heteropatriarcal capitalista se lo niega con argumentos xenófobos y racistas reproducidos una y otra vez por la ultraderecha europea y del Estado Español. Las personas son personas y los derechos humanos no pueden estar a merced de los vaivenes electorales. Los derechos humanos no se votan: se abrazan.

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