Margarita Sáenz Herrero | Psiquiatra y profesora 
«Las mujeres toman psicofármacos para poder tirar con la vida»

“Las mujeres consumen psicofármacos para poder tirar con la vida. Toman ansiolíticos para poder ir a buscar a los hijos, atender a su ama y a su aita…”. La psiquiatra y profesora de la UPV Margarita Sáenz Herrero resume sin ambages los efectos de la sobrecarga mental, emocional y física derivadas de la triple jornada: el trabajo remunerado, el trabajo doméstico y de cuidados, y la ayuda con los deberes escolares, que recaen sobre las madres.

La desazón y el cansancio habituales se han acentuado con el encierro y las limitaciones de movilidad de la pandemia. Esta situación viene siendo denunciada reiteradamente a través de estudios y opiniones de expertas desde el pasado mes de marzo, y Sáenz Herrero lo ratifica. Destaca el estrés de las profesionales sanitarias, algo que también se ha venido poniendo de relieve. “Especialmente, enfermeras y auxiliares han tenido una afectación importante en la salud mental”, precisa.

La profesora participó en una jornada on line de la Federación de Euskadi de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental, Fedeafes, y expresó la urgencia de aplicar la perspectiva feminista en el sistema de salud.

Ve preciso “atender la salud mental como parte de la salud de los seres humanos” e insiste en que se dé la misma importancia a una persona con melancolía que a otra con pancreatitis

“Es una necesidad y los gobiernos dicen que la perspectiva de género es una prioridad pero el papel lo aguanta todo” y aseguró que no se observan avances en el abordaje de la ansiedad y la depresión, que afectan mayoritariamente a las mujeres. “Tenemos que darnos cuenta –señaló- de que las mujeres somos biológicamente diferentes y tenemos necesidades diferentes”. Puso como ejemplo la posibilidad de padecer depresión en el periparto y aprovechó para reclamar unidades de psiquiatría perinatal.

Pese a que hay cada vez más profesionales con conciencia de las particularidades femeninas en materia de salud, no siempre se escucha la historia asociada al síntoma. “Se dice: ‘Ya viene la típica quejica con dolores pero, ¿qué hay detrás de ese dolor?”. Para indagar en ello ve preciso “atender la salud mental como parte de la salud de los seres humanos” e insiste en que se dé la misma importancia a una persona con melancolía que a otra con pancreatitis.

En tanto esto no ocurra, animó a las mujeres a utilizar los recursos institucionales para buscar alivio a sus padecimientos. Les instó a a dejar a un lado la vergüenza y la culpa asociadas al estigma de la enfermedad mental, y les quiso transmitir que “no están solas, que le ocurre a mucha gente”, y que hay profesionales y asociaciones que pueden ayudarlas. “Te van a escuchar desde en atención primaria, hasta las asistentas sociales, pasando por el hospital general, donde hay profesionales las 24 horas del día”.

Brecha relacionada con el estatus

Entre los factores que deterioran la salud mental de las mujeres, a la sobrecarga de trabajo, Sáenz Herrero añadió “nuestra manera de relacionarnos incorporando a las otras personas”, y la escasa consideración que recibimos: “No tenemos el poder y no se nos escucha”.

A eso se suma el aislamiento, en muchos casos. “Estamos algunas privilegiadas, como yo que soy blanca, residente en Euskadi y médica, pero hay muchas mujeres aisladas, sin wifi ni ordenador, una brecha que tiene que ver con el status social”.

Las mujeres son, por otra parte, las únicas que no abandonan a las personas con afecciones psiquiátricas graves “con muchos ingresos y mucho sufrimiento”. A veces, señaló, tienen sentimientos ambivalentes porque este compromiso con el cuidado les lleva a renunciar a sus deseos y a su satisfacción. “Es su hijo pero son ellas quienes cargan con el esfuerzo” y quiso dejar claro que “resentirse no es ser egoísta, es ser humana. Al igual que los hombres, también nosotras queremos tomarnos nuestras cervezas y estar juntas”.

Defendió la “sororidad” en forma de espacios de apoyo mutuo y recalcó que “son superimportantes” y que “cada una tiene que encontrar el suyo”.