«La explotación reproductiva es violencia y debe ser combatida como tal»

Ya lo advertía Silvia Federici: “El cuerpo de la mujer es la última frontera del capitalismo”. Con esas palabras quería denunciar  el control que el neoloberalismo ejerce sobre el cuerpo de las mujeres como fuente de riqueza y acumulación.

Esa misma idea enmarcó la presentación en el Estado de la Coalición Internacional para la Abolición de la Gestación por Sustitución, CIAMS, desarrollada bajo el título ‘La explotación reproductiva, un reto global’. El acto se desarrolló de forma virtual el pasado sábado y en él tomaron la palabra, tanto las dirigentes de la coalición, como representantes de asociaciones estatales e internacionales que persiguen eliminar la gestación subrogada.

El seminario aportó una información muy completa. Permitió conocer la profundidad y el alcance de un problema que se ve agravado día a día, en la medida en que los muy activos y bien financiados grupos de presión favorables a los vientres de alquiler van avanzando en sus objetivos.

Inauguró la jornada la copresidenta de CIAMS, la francesa Marie Josèphe Devillers. Esta militante lesbiana y feminista señaló tajante que “la explotación reproductiva es violencia y como tal debe ser combatida”. Ese concepto abarca la donación de ovocitos (otras lo denominaron directamente venta de óvulos y España proporciona el 80% de los suministrados en Europa), el embarazo forzado y la gestación subrogada. En torno a esta última práctica “se han documentado violencia sicológica, económica, contractual y física”, indicó.

“La gestación subrogada no es un acto médico, ya que la intervención facultativa se limita a la tecnología de reproducción asistida”

Según Devillers, contrariamente a lo que se piensa, la gestación subrogada no es un acto médico, ya que la intervención facultativa se limita a la tecnología de reproducción asistida. Se trata más bien de “una práctica social y comercial”, que supone un riesgo para la salud de las mujeres antes y después del embarazo y durante el parto, y que representa al mismo tiempo “un sistema de explotación de niños y niñas”.

La fuerza de los lobbies

La copresidenta de CIAMS alertó de los movimientos de los lobbies europeos para regular la explotación reproductiva y subrayó que “queda camino por recorrer para que se reconozca que es una afrenta a la dignidad y violencia contra las mujeres” y enfatizó que “para conseguirlo tenemos que ser muchas y decididas”.

Eso a pesar de que las instituciones europeas y las legislaciones de muchos países tienen clara la cuestión. La también copresidenta de la CIAMS y representante de la Red Estatal contra el Alquiler de Vientres (RECAV) Berta O. García hizo un repaso de la lucha por la abolición de esta práctica y destacó que en 2015 el Parlamento Europeo la “condenó sin paliativos”. Esta condena se reafirmó el pasado mes de enero.

La razón es que es contraria a la dignidad humana de las mujeres, ya que se utilizan su cuerpo y su función reproductiva como materia prima con fines comerciales. Se trata, además, de procedimientos que afectan a mujeres vulnerables de países en desarrollo, por lo que se pidió examinar con urgencia esta cuestión en el marco de los derechos humanos.

En el Estado, recordó que el acuerdo de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos establecía en su punto 7 un posicionamiento contrario al alquiler de vientres, pero este compromiso no se ha materializado por su “nula voluntad de modificar las cosas”.

Prohibida en el Estado y vía libre en el Registro

¿Y qué es lo que habría de modificar si la gestación subrogada está prohibida en el Estado? Desde la asociación L’Escola, la abogada Nuria González denuncia que en octubre de 2010, la Dirección General de Registros y Notariado emitió una instrucción para inscribir en el registro a los niños y niñas nacidos por gestación subrogada que constaran en los consulados españoles de países donde esta práctica es legal.

“Con el PSOE y con nocturnidad y alevosía lo arreglaron en una semana. Lo hicieron desde un organismo administrativo, no legislativo, por lo que para revocarlo el procedimiento es el mismo que para anular una multa y se puede hacer en cualquier momento”. A pesar de las demandas, todo sigue igual.

Tampoco ha avanzado la Fiscalía en investigar varias empresas, “una de ellas Biotex.com, investigada en Ucrania por tráfico de personas, delito fiscal y falsedad documental” y fue ese país quien instó a la Fiscalía a intervenir. “Todo es una tomadura de pelo gigante”. Las querellas presentadas por L’Escola todavía están en trámite.

Industria globalizada

En general, las denuncias de las asociaciones abolicionistas han sido infructuosas hasta el momento, ya que el ‘lobby’ partidario de la gestación subrogada goza del apoyo, en el mejor de los casos, y la indiferencia, en el peor, de prácticamente todos los partidos políticos del arco parlamentario. “¡Ciudadanos y la CUP se han puesto de acuerdo en apoyar esto!”, incidió González.

La socióloga Ana Trejo, creadora de Stop Vientres de Alquiler, ofreció cifras del fabuloso negocio que supone la explotación reproductiva de las mujeres -6.000 millones de dólares en  2018- y enfatizó que ante la globalización de esta industria “la única respuesta es la lucha feminista global internacionalista”.

“Si vendiéramos una criatura nos meterían en la cárcel, ¿no? ¿Por qué no meten a los intermediaros a la cárcel?”

“Las mujeres no parimos algo, sino a ‘alguien’ y, en cambio, compramos ‘algo’. Jamás podemos ofrecer como regalo o comprar a alguien. Las mujeres no somos un medio para satisfacer deseos ni materia prima de la industria sexual y reproductiva”

Trejo comparó la compra de bebés por gestación subrogada con la decisión de una mujer de embarazarse con sus propios óvulos u óvulos ajenos, esperma comprado o cedido y de vender después el niño o niña recién parido. “Nos meterían en la cárcel, ¿no? ¿Por qué no meten a esos intermediarios a la cárcel? Pues esto es lo mismo”, señaló, ya que los niños pasan “de ser sujeto de derechos a objetos de transacción comercial”.

De por medio, “un contrato abusivo para desvincular a la madre del recién nacido física, simbólica, legal y emocionalmente con el fin de entregarlo a los compradores”.

Una docena de empresas lideran el mercado. Una de ellas, el Instituto Valenciano de Fertilidad, se ha convertido en la más grande del mundo tras fusionarse con la estaounidense RMA. No están registradas como tales, pues no pueden hacerlo, y operan como agencias de viajes, inmobiliarias o despachos de abogacía. Algunas están promovidas por personas que han tenido criaturas por vientres de alquiler y pretenden recuperar el dinero invertido aconsejando a otras personas.

“Los lobbies de la explotación reproductiva se disfrazan de progresistas para vender la explotación sexual y reproductiva como derechos”

Manifiesto contra la explotación en el Sur Global

La mayoría de los embarazos por vientre de alquiler se producen en los países del Sur Global, si bien los niños y niñas encargados en el Estado proceden en su mayoría de EE UU y Ucrania. Desde Colombia, la consultora en violencias contra las mujeres y la niñez, e integrante del equipo de la Iniciativa ProEquidad Liliana Forero expuso que un centenar de organizaciones latinoamericanas han firmado un manifiesto contra la explotación reproductiva, en el marco de la Coalición para la Abolición de la Prostitución y la trata de mujeres.

Explicó que los lobbies favorables a la legalización han “iniciado una arremetida” en Argentina, Ecuador y Colombia, entre otros países, y que “se disfrazan de progresistas para vender la explotación sexual y reproductiva como derechos”.

Incluso, dijo, “este negocio más o menos oculto empieza convertirse en tema de supuesto debate en grupos feministas, medios de comunicación y otros espacios”.

“No existe la gestación subrogada. Nadie puede comer o dormir por una; tampoco gestar”

“No existe la gestación subrogada –proclamó rotunda-. Nadie puede comer o dormir por una; tampoco gestar; son eufemismos que tratan de vender la explotación reproductiva como progresista o cuestión de derechos humanos”.

Lamentó que una región donde todavía no se garantiza el derecho al aborto legal, seguro y gratuito se venda la explotación reproductiva y sexual, es decir vender o alquilar el cuerpo de las mujeres por partes, como derecho a decidir sobre el propio cuerpo.

La agenda ‘queer’

La filósofa y profesora UNED, miembra de No Somos Vasijas y la RECAV Alicia Miyares relacionó esta cuestión con la agenda ‘queer’, “contraria a la agenda feminista” y lanzó una alerta internacional para advertir sobre ello. La filósofa detalló lo que considera los cuatro puntos centrales del ideario ‘queer’: “la defensa cerrada de la prostitución como trabajo sexual, y la posición favorable a la pornografía, a la práctica del alquiler de vientres y la identidad de género”.

Esa agenda bascula, a su juicio, sobre dos ideas: “El sexo biológico es irrelevante o se niega el mismo y los deseos no sólo se equiparan a derechos, sino que están por encima de los derechos consolidados de las mujeres”.

En este marco, “las mujeres se consideran un artefacto reproductivo y la criatura un objeto de transacción comercial. El cuerpo de la mujer se convierte en un campo de batalla que puede ser expropiado para satisfacer las necesidades sexuales y reproductivas de terceros”.

Esto, opina, “se ve claramente en los contratos de subrogación, donde la única cláusula importante es que la mujer que pare renuncia al derecho de filiación”.

Catálogo patriarcal de beneficios masculinos

La consultora de políticas públicas de Igualdad y ex diputada del PSOE, también perteneciente a No Somos Vasijas y la RECAV, Angeles Alvarez, destacó la opacidad del negocio de la gestación subrogada y los problemas que ella misma tuvo para acceder a algo de información sobre esta cuestión en el propio Congreso.

En su opinión, el alquiler de mujeres con fines reproductivos “está en el catálogo de beneficios que el sistema patriarcal garantiza al conjunto de varones y que son tres. El primero, el acceso a la titularidad de la filiación de niños y niñas. El segundo, el acceso al placer sexual y, el tercero, el sistema que les garantiza su cuidado y el de su prole. Los tres se pueden adquirir”.

“Una neolengua busca romper el vínculo legal con quien pare y gesta, y hace que desaparezcan las madres”

Alvarez alertó también sobre la creación de nuevos conceptos y terminologías (‘padres intencionales’)  de la industria del alquiler de vientres, “un escenario que borra el rastro de las mujeres y que crea a través del lenguaje una nueva realidad que busca romper el vínculo legal con quien pare y gesta, una neolengua que hace que desaparezcan las madres”.  Esta omisión del embarazo, la maternidad y la madre se está produciendo ya “incluso en propuestas legislativas”.

El resultado es que “la mera decisión de una persona rompe cualquier vínculo genético o biológico con estos niños y niñas”.

Gestación y modificación del genoma

La ex diputada socialista considera dramática esta realidad, más aún cuando muchos estudios están demostrando que “lo que sucede en el útero es mucho más importante que lo que ocurre después” y que “la comunicación entre la gestante y el embrión puede modificar el genoma del feto”, aunque el material genético no pertenezca a la gestante.

La mujer participa en las tres fases del proceso de traer a una criatura  al mundo: la concepción, la gestación y el parto, mientras que el hombre sólo interviene en la primera. “Desde el inicio de la práctica del alquiler de vientres se avanza en una estrategia de ningunear las dos fases de participación exclusiva de las mujeres en cuanto a concepción y procesos de registro”, con lo que “lo que es sustancial hoy, un cuerpo de mujer, para tener hijos, es secundario y queda relegado en términos de legislación”.

Las participantes la coalición internacional no tiene clara aún la forma de participación en esta coordinadora y emplazaron a las interesadas a permanecer atentas a próximas comunicaciones y a sus redes sociales.