CAROL L | SUPERVIVIENTE 
«El regulacionismo de la prostitución debería considerarse captación velada»

Para las abolicionistas de la prostitución y las supervivientes, el regulacionismo no puede tener cabida ni dentro del feminismo ni en la sociedad. Carol L., quien fue engañada por un proxeneta cuando era menor de edad, considera que los discursos que legitiman la prostitución deberían “tipificarse como captación velada” y a las feministas que defienden esa postura les lanza el siguiente desafío: ¿Tienen los tíos el derecho de cosificar el cuerpo de una chica? ¿Tiene derecho a comprar el consentimiento de mujeres precarizadas?”

Esta activista participó en la jornada ‘Política sexual de la pornografía y la prostitución,’ organizada por la coordinadora abolicionista vasca EHFAK. Le acompañaron en el cartel otra activista, superviviente y miembro activa de la coordinadora, Sarah Berlori, y la teórica Mónica Alario Gavilán.

Tanto Berlori como Carol, nacidas en el Estado español, ofrecieron discursos políticos en los que compartieron muchos aspectos, también biográficos, de su paso por la prostitución. Ambas fueron captadas siendo jóvenes con la promesa de que ganarían mucho dinero, vivieron la violencia extrema que caracteriza a ese mundo, tuvieron problemas para abandonarlo, no consiguieron ninguno de sus objetivos y las instituciones les fallaron cuando demandaron ayuda.

Carol empezó a ser prostituida con 17 años. Estaba tutelada y había huido. La camelaron con “el discurso que se utiliza ahora en todos los ámbitos académicos, en la universidad, y también en Bachiller y en la ESO”, advierte. Esto es, que “ser puta es una postura política” y que una puede “rentabilizar el capital erotico, la ‘follabilidad”.

El coño como ‘varita mágica’

“Me dijeron que los hombres son como niños y que el coño es como la varita mágica de Harry Potter. Luego vi que no era mi coño, sino los billetes la varita mágica”, admite.

Pero el dinero no era para ella. “Viví la indigencia dentro de la prostitución. No tenía casa. Dentro de los clubs de puteros, no de putas, hay un montón de indigentes, mujeres sin casa”. Sin nada.

También comprendió que la prostitución “no tiene nada que ver ni con sexo, ni con el erotismo. El sexo es algo beneficioso, sano, placentero, y de mutuo acuerdo. Todo lo que viví allí eran parafilias y otros procesos”.

El hombre que la introdujo en la prostitución le prometió que no tendría que hacer nada que no quisiera. Sin embargo, comprobó en seguida que el consentimiento se compra, no así el deseo. “El tema del consentimiento es una trampa, algo que se nos ha vuelto en contra”. Opina que lo mismo ha sucedido con los conceptos de género y empoderamiento.

“Los puteros no sólo son puteros; la mayoría son pedófilos”

Cuando se relacionó con los primeros puteros les dijo que tenía 18 años ‘recién cumplidos’. “Sabían perfectamente que era menor. El hombre que me llevó lo primero que hizo fue retirarme el DNI y decir que era mayor”.

Los demandantes de la prostitución buscan chicas cada vez más jóvenes, según alertan distintas voces. Carol L. afirma que, de hecho, “los puteros no sólo son puteros; la mayoría son pedófilos”.

Educación sexual

Esta es la razón por la que esta activista y superviviente centra ahora sus esfuerzos en la educación de la infancia y la juventud. Lo hace en la Comunidad Valenciana, fundamentalmente, y se muestra crítica con la información y las propuestas que se les ofrecen como educación sexual.

En lugar de trabajar en el “consentimiento sexual” ve más conveniente centrarse en el “sexo deseado” entre dos personas. “¿Qué tiene que ver el consentimiento con despertar, descubrimiento, autoexploración física y placer?” Además, subraya que conviene tener muy en cuenta que “el imaginario sexual no es el mismo para los hombres que para las mujeres”.

El constructo social-sexual de las mujeres se basa en “consentir siempre, en dejarse hacer”

El constructo social-sexual de las mujeres se basa en “consentir siempre, en dejarse hacer. No conozco todavía una mujer heterosexual que no haya tenido una relación sexual sin deseo, sostiene. “A nosotras se nos ha negado el placer. No tenemos algo que se ponga duro. El agujero no se cierra y ahí cabe todo. Desde ahí y desde la idea difundida por el porno de que la mujer es promiscua lo hemos construido todo”.

Ese punto de partida erróneo es también, a su juicio, la base de la educación sexual . “Qué necesidad tiene una niña de 14 años de saber que es el ‘fisting’, es decir, que te metan el puño en el culo, cuando no se habla de poner límites. Se vende la idea de puta como identidad política y el puño en el culo como práctica sexual normalizada. Eso es lo que aparece en la guía de educación sexual de la Comunidad Valenciana. Que me expliquen cuál es el punto educativo y qué beneficios les va a ofrecer esto a las chicas en su sexualidad”, exige.

Sarah Berlori había expuesto previamente puntos de vista similares sobre los procedimientos de captación de chicas jóvenes para la prostitución y alertó también de que el proxenetismo ha penetrado en las universidades.  “Existe el peligro de que vayan a contarles a las jóvenes lo guay que es ser prostituidas, pero sólo van a por las chicas. Siempre somos nosotras las putificables y ellos futuros puteros”, denunció.

Ley orgánica abolicionista

Se les convence de las ventajas de ser ‘scorts’, señoritas de compañía que tiene la posibilidad de elegir, que se prostituyen porque quieren y porque quieren costearse lujos con la prostitución. Nada de esto es cierto, según Berlori, que califica esa propaganda de “superhumillante. Nos deshumanizan dentro y fuera de la prostitución, como si fuéramos basura, cuyo único fin en la vida es tener un bolso de marca. Es un discurso tolerado por la izquierda y la derecha y es asqueroso”, lamentó.

Berlori expuso las dificultades que existen para abandonar la prostitución y reivindicó la aprobación de la Ley Orgánica de Abolición del Sistema Prostitucional (LOASP) elaborada por la Plataforma de Organizaciones por la Abolición de la Prostitución (PAP) y que está “guardada en un cajón”. Se trata de una ley integral que cubre las necesidades de las mujeres en prostitución, la formación y la concienciación, entre otros aspectos.

De hecho, las supervivientes aclararon que las políticas abolicionistas requieren ir más allá de regulaciones que únicamente castiguen a los consumidores de cuerpos de mujeres. Necesitan financiación y recursos para atender las necesidades de las mujeres prostituidas. Medios que vayan más allá también del asistencialismo que practican algunas asociaciones.