Corren tiempos de eliminación simbólica de la mujer lesbiana. Los colectivos de lesbianas feministas acabaron diluyéndose a medida que se avanzaba en derechos, pero en los últimos años concurren elementos que han planteado la necesidad de revitalizarlos.
La Asociación de Mujeres de Bizkaia, en colaboración con Mujeres del Mundo Babel, ha organizado para mañana a las 19:30 en su sede de la calle Pelota 3, un ‘Debate intralesbofeminista’. La actividad será dinamizada por la activista brasileña Janaina Rossi, que además de pertenecer a la colectiva Memória Lésbica, ejerce como psicóloga de mujeres y lesbianas, estudiosa autónoma de teorías feministas y lesbianas e ilustradora.
Para Rossi, el borrado simbólico del lesbianismo tiene varias causas. Entre las más importantes, destaca que el movimiento político de lesbianas queda sofocado entre el heterosexualismo del movimiento feminista y el ‘generismo/queer’.
Contrato sexual
Esta brasileña de 36 años, que se definió como lesbiana porque creía necesaria esta “etiqueta política”, cree que es el momento de “reorganizar los colectivos de lesbianas feministas y de repolitizar la lesbiandad” en el actual “contexto posmoderno”.
Es más, se muestra convencida de que esa reactivación es la única manera de romper con la acomodación de las mujeres al contrato sexual o lo que es lo mismo: ese sexismo sistémico que perpetúa el patriarcado a través de un desequilibrio de poder entre hombres y mujeres, y uno de cuyos objetivos más importantes es el control de la reproducción humana.
“Las feministas heterosexuales están limitadas por el síndrome de Estocolmo. No las veo como sujeto revolucionario”
El movimiento político de lesbianas debe actuar, a su juicio, sin lo que algunos sectores suelen considerar grupos aliados. “Los gays nunca querrán romper con el patriarcado porque no les afecta y las feministas heterosexuales están limitadas por el síndrome de Estocolmo que sufren. No las veo como sujeto revolucionario. Deberían reflexionar sobre su proceso de heterosexualización, y analizar la feminidad y la heterosexualidad como mecanismos de supervivencia a los que se aferran”.
Las lesbianas constituyen, además, dice Rossi, el único sujeto político que puede minar el patriarcado porque “son quienes aman de verdad a las mujeres” y quienes han construido el feminismo desde sus inicios. “Las lesbianas han sido desde siempre las más interesadas en derribar el patriarcado porque sus vidas dependían de ello, ya que no podían contar con los privilegios que provenían de la relación matrimonial con un hombre”.
Críticas a la interseccionalidad
Rossi se muestra crítica también con la idea de interseccionalidad. Sostiene que es un constructo elaborado por la izquierda, “que se ha apropiado de estas temáticas para fragmentar a las mujeres” y que deriva de la “manipulación masculina”.
La banalización del lesbianismo como producto de mercado o como mera opción sexual también es blanco de sus dardos. “Se ha convertido en un nicho de mercado y en un estilo de vida y es una manera de desorganizarlo como fuerza revolucionaria”, considera.
La fuerza revolucionaria de la mujer lesbiana está en la renuncia a su feminidad, proclama. “Desaparece la marca de sexo en su vestimenta en el espacio público y queda a la vista que está desobedeciendo en contrato sexual. Es parecido a lo que ocurre con las mujeres que se deshacen del velo en la calle”.
“Las lesbianas ‘butch’ o machorras terminan por ser chivo expiatorio de lo que debería ser atribuido a los hombres”
Violencia lésbica
El contrato sexual supone violencia para mantener la propiedad sobre el cuerpo de las mujeres, pero también se da violencia entre las mujeres lesbianas y Rossi critica que ésta se equipare a la que ejercen los hombres.
“Las lesbianas ‘butch’ o machorras -explica- sufren un grado de opresión lesbomisógina más contundente por su visibilidad y huida del papel de mujer, y por lo tanto, terminan por ser chivo expiatorio de lo que debería ser atribuido a los hombres.”
Sin embargo, aclara que se trata de cosas distintas. “La violencia del hombre sobre la mujer viene conferida por el contrato sexual entre los hombres, en el que las mujeres son el objeto de intercambio y la violencia trata de mantener la propiedad sobre ese cuerpo femenino”.
En el caso de la violencia ejercida por una lesbiana, “no es ni sistemática ni emana de un poder estructural”. Más bien tiene que ver con la sicología de los oprimidos (reproducción de la opresión que sufren), con la seducción del poder y los privilegios, y con la violencia general que caracteriza a la “sociedad de hombres”, que nos lleva a “tocar el mal en algún momento”.
Por esas razones, una lesbiana violenta “puede desaprender” esa actitud, mientras que un hombre no lo puede hacer “porque no tiene interés en deshacerse de su poder y tiene miedo de lo que ocurrirá si deja de ejercerlo”.
Experiencia de “liberación y satisfacción”
El lesbianismo político, advierte, exige visibilidad y lucha, porque “nada sale gratis”. Requiere también “propaganda” que resalte el “aspecto feliz de ser lesbiana” como vivencia de “liberación y satisfacción”.
Todo ello desde un colectivo que exija derechos en la calle, que se configure como lugar de apoyo y afecto, y en donde se puedan tratar todos los temas y prestarse ayuda mutua.
También ve necesario identificar los armarios que han sustituido al de la invisibilidad y el secreto. Apunta al “régimen hetero, que sigue siendo muy fuerte, el ‘no binarismo’ y la fluidez del género, la pornificación de la vestimenta de las mujeres o los velos”.
Todos estos y otros temas serán objeto de debate en la reunión que animará en Bilbao mañana por la tarde y también centran el comunicado que emitió ayer, Día de la Visibilidad Lésbica, Bilbo Feminista Saretzen y que reproducimos:
Lesbianismoa ekimen politikoa da! Fuimos, somos y seremos
Gaur, apirilak 26, Bilboko mugimendu feminista kalera atera da berriro ere, ikusgarritasun lesbikoaren eguna aldarrikatzeko. Beste urte batez, ozen eta gogor diogu lesbofeminismoa ekimen politikoa dela. Emakume guztiak sistema heteropatriarkalak haurtzarotik ezartzen dizkigun sexu- eta genero-arauak zalantzan jartzera eta desobeditzera gonbidatzen ditugu. Inoiz ez da berandu bollera izateko!
Desde el movimiento feminista, no entendemos el lesbianismo como una orientación sexual, sino como una posición política que prioriza vínculos, afectos, sanación y complicidad entre mujeres. Por ello, ser lesbiana no es algo circunstancial, una peripecia personal o ni siquiera algo limitado al espectro sexual.
Más allá de la diversidad de vivencias, deseos e identidades que encarnamos las feministas, coincidimos en reconocer el potencial del lesbianismo para una toma de conciencia profunda sobre el papel central de la heterosexualidad para el mantenimiento del patriarcado. Lesbiana feminista bihurtzea heterosexualitaterik gabe patriarkatuak ez daukala lekurik ulertzea da. Lesbiana egitea, beraz, feminismoa gorputzetik pasatzeko/ garraiatzeko? modu bat da.
Lesbianak eta feministak: guztiz baztertutako existentzia, baina erabat boteretsua. Existentzia horrek arraren boterea deuseztatzen du, eta emakumeen genealogia ospatzen du mailarik intimoenetan. Lesbianas feministas que desafiamos la imposición de un prototipo de mujer supuestamente atemporal, apolítico e hipersexualizada en una femenidad fabricada para complacer a los hombres. Lesbianas feministas que reivindicamos la pluma, el placer, la dignidad y el buen vivir de todas las mujeres.
Las lesbianas siempre hemos estado entre las protagonistas de la lucha feminista. Sin embargo, muchas son las fuerzas que intentan invisibilizar nuestra resistencia y borrar nuestro legado político para la liberación de las mujeres. Dentro del feminismo algunas aún se niegan a poner en el centro del análisis el peligro de la heterosexualidad. Dentro del movimiento LGTBI se siguen dando dinámicas de poder en las que seguimos viéndonos relegadas y poco representadas.
Ikusezintasun lesbikoak beldurrak, bakardadeak, kastrazioak eta auto-gorrotoa ezartzen dizkigu. Hari beretik, botere publikoek emakumeen existentzia baliozkotzen dute soilik beren gorputzak erreprodukziorako eskuragarri daudenean. Modu horretan, erditzen ez dugun lesbianon eskubideak urratzen dituzte, eta, batez ere, lesbiana nagusiak ikusezin bihurtzen dituzte. Zahartzarora iristean, berriro armairuan sarrarazten gaituzte, eta gure autonomia politiko-sexuala eta gozamenerako eta plazererako aukera ukatzen zaizkigu.
Mientras tanto, la ultraderecha sigue agarrada a la familia monógama, nuclear y heterosexual, diseminando misoginia y lesbo-odio. Una extrema derecha que persigue a las mujeres y propaga racismo y xenofobia, bajo la idea de que son las personas racializadas las que agreden a las disidentes sexuales. ¡Basta ya de usar los cuerpos migrados y racializados como escudos de sus políticas de muerte!
Bestalde, zuritasunean oinarrituta, sexu-askatasunaren inguruko abangoardiazko ideia bat egon arren, arrazializatutako lesbianak heterosexualtzat hartzen gaituzte. Gainera, eremu askotan, emakume migratu, arrazializatu eta ijitook asexualizatuak edo hipersexualizatuak izaten gara. Arrazakeriaren aurkako konpromiso lesbofeministaren aldeko apustua egiten dugu, gizon zuriak sortutako menderatzea errepikatuko ez duten emakumeen arteko maitasunak ehuntzeko. Horregatik, ozen eta gogor diogu badela garaia gure gorputzak eta desioak deskolonizatzeko!
Gaur, Euskal Herrian, gogora ekarri nahi ditugu munduan botere heteropatriarkalak zigortu, bortxatu, mehatxatu eta erail dituen lesbiana guztiak. Han eta hemen lesbianismoa askatasunaren aldeko borroka da. Oroimena, antzinakotasuna eta kultura lesbikoa aldarrikatzen ditugu. Por ello, un año más os invitamos a ocupar las calles, a sacar vuestras plumas, y de la mano de la poesía susurrada por lesbianas de diferentes rincones del planeta, a quemar todos los armarios y hacernos visibles.
Las lesbianas dibujamos un mundo nuevo repleto de posibilidades infinitas. Un mundo de reciprocidad desbordante, de cálido amor, de intenso cariño, de tierno cuidado mutuo y energías para la vida. Las lesbianas somos esta posibilidad de encuentro, de regresar a las otras, pero, sobre todo, de regresar y encontrarse con una misma.
Lesbiana feministak gara, aukeratutako eraikuntza soziopolitiko gisa, aliatu politiko gisa eta gure arteko subjektu afektibo gisa. Gizarte inklusibo eta anitza eskatzen dugu, lesbiana guztien nortasuna eta borroka aitortu eta errespetatuko dituena. Horregatik, apirilaren 26an, gure arbasoak ohoratu nahi ditugu, gaudenok elkar zaindu eta etorriko direnei ongi etorria egin. Izan ginen, gara eta izango gara! Gora borroka lesbofeminista!