7-8 JULIO 
Curso: Justicia en clave feminista II

Este Curso de Verano será presencial. Pero si se prefiere, cabe la posibilidad de asistir y participar en el mismo vía online en directo. Si prefiere realizarlo de esta manera puede acceder a la ficha del curso online en directo haciendo clic en ONLINE EN DIRECTO.

En la primera edición del Curso de Verano, se abordó el marco conceptual y aplicativo de la perspectiva de género en el ámbito judicial. La concatenación de decisiones judiciales polémicas, que han profundizado la desigualdad material de las mujeres y debilitado la igualdad formal, ha sido calificada como muestra de una justicia patriarcal. En un momento de gran y necesaria movilización feminista, se han potenciado debates sobre cuáles son las obligaciones del poder judicial: si debe limitarse a aplicar el Derecho sin atender al contexto cultural, político, económico y social, originariamente desigual, o, por el contrario, debe participar de forma activa en la remoción de las causas de desigualdad material. En este sentido, la implementación de la perspectiva de género a la hora de afrontar asuntos en los que la mujer se vea afectada por el hecho de serlo, se ha propuesto como una posible solución a la impartición patriarcal de justicia.

Sin embargo, es necesario aún sistematizar este proceso, consolidarlo metodológicamente y explicar la necesidad del mismo. Solo una judicatura formada en género podrá detectar y resolver las cuestiones que suponen discriminación, por ser mujer o por serlo en conexión con otras causas de discriminación, convirtiendo a los agentes jurídicos en aliados en la lucha por la igualdad real de mujeres y hombres.

En esta segunda edición del Curso de Verano, nuestro objetivo se dirige al análisis de la situación de desprotección frente a la violencia que sufren las mujeres y las criaturas menores de edad en el ámbito familiar. Esta desprotección se deriva tanto de las propias normas existentes como de la aplicación e interpretación de esas por los órganos jurisdiccionales. La familia se ha construido como un espacio de intimidad y, por ello, en muchas ocasiones, de desprotección e impunidad para las expresiones de violencia contra mujeres y menores. La erradicación de estas violencias, de carácter estructural, es también responsabilidad de instituciones y operadores jurídicos y, en especial, de la autoridad judicial.