‘Cárceles bolleras’ llega a Filmin

La presentación de ‘Cárceles bolleras’ en la plataforma de cine Filmin ofrece una magnífica oportunidad de visionar con comodidad este interesante documental de la argentina Cecilia Montagut, que se estrenó en 2017 y ha recorrido una veintena de festivales y se ha proyectado en cantidad de cine-clubs.

La película se centra en los amores lésbicos que se desarrollan en prisión contado por las propias presas y por distintas especialistas, entre ellas la vasca Estíbaliz de Miguel y las veteranas feministas Dolores Juliano o Raquel Osborne. Se explica que se trata de una forma de resistencia, pero resistencia como paliativo a las duras condiciones de la cárcel.

Sin pretensiones de exquisitez fílmica, el reportaje se apoya en lo que las mujeres entrevistadas narran y eso ya suscita suficiente interés.  Las secuencias se suceden a buen ritmo, aunque quizás ciertas opiniones de las especialistas resultan reiterativas y podrían haberse abreviado.

De las entrevistadas, algunas mantuvieron relaciones lésbicas en la cárcel y otras no; algunas experimentaron allí sus primeras relaciones con mujeres y cuentan que otras las compaginaban con las que mantenían con sus maridos o compañeros.

Según refieren, estas relaciones están, no sólo toleradas, sino favorecidas en las prisiones porque contribuyen a apaciguar el ambiente. Es interesante el razonamiento de cómo un entorno de convivencia exclusivamente femenino puede facilitar el amor y el sexo entre mujeres… Y no alude a la idea tópica de que necesitemos más cariño.

Pocas cárceles exclusivas

El documental hace hincapié el sexismo que impregna el sistema carcelario, donde a ellas se les asignan trabajos como limpieza, planchado etc., que reproducen los estereotipos, al tiempo que tienen grandes problemas para acceder a curso de soldadura o similares, considerados masculinos y que les permitirían mejores salidas laborales.

Además, las mujeres disponen de pocas cárceles exclusivas y se ven obligadas a compartir con los hombres establecimientos en donde les dejan espacios muy reducidos y poco dotados. Problema añadido es el de las madres, pues hay pocos módulos para ellas y, a veces, se ven obligadas a alejarse mucho de su residencia.

Las transexuales experimentan asimismo dificultades particulares. Una de ellas, la asturiana María Jesús Lastra, relata su lucha para que la internaran en la prisión de mujeres. Dice que allí fue acogida y respetada, a diferencia de los módulos masculinos, donde fue objeto de maltrato.

Deshumanización

‘Cárceles bolleras’ subraya la deshumanización que se vive en las prisiones. Absolutamente todo está pautado y reglamentado, y la voluntad y la iniciativa quedan coartadas.

El filme denuncia, en suma, las graves deficiencias del sistema carcelario estatal, con prisiones supermasificadas, en discutibles condiciones de habitabilidad y con nula capacidad para encauzar a las personas que las habitan hacia una profesión que les permita una vida independiente una vez en la calle.

Entre los testimonios de las ex internas entrevistadas, resulta especialmente sugestivo el de la brasileña Katia Reimberg, de quien desconocemos los motivos por los que entró en prisión. Esta mujer manifiesta una riqueza discursiva y un nivel de conciencia feminista que sorprenden. Y ahí va su emplazamiento: que la denuncia de las condiciones de las mujeres en prisión entren a formar parte de la agenda feminista.