Africanos y africanas en España, algo más que activismo antirracista

(Hoy, Día de Africa, publicamos el artículo que nos envía desde el Grupo Pro-África en Euskadi Toussaint Deguenon, joven beninés que reside en Vitoria-Gasteiz)

Toussaint Deguenon.

El hecho mismo de ser una persona negra y africana en España, y me imagino que ocurre lo mismo en el resto del mundo occidental, parece ser una condena perpetua, tanto individual como colectivamente. Una condena perpetua a comprometerse para toda la vida con los movimientos sociales de lucha contra el racismo y el discurso de odio, con las acciones políticas de promoción de la diversidad y de defensa de la convivencia y todo lo que esto puede conllevar como estereotipos y prejuicios.

Parece ser que el individuo negro africano en el contexto español no puede definirse, ni relacionarse, política y socialmente de ningún otro modo que no fuera desde el antirracismo y la diversidad. Al final, para casi todas las personas blancas de aquí, la persona negra africana parece ser una eterna discriminada en búsqueda de algo de compasión y comprensión. Además, tiene que ser un agente de la diversidad porque, hay que recordarlo: el negro o la negra africana, aquí en España o allá en África será siempre el diferente, el exótico, desde la perspectiva europea. Le toca entonces a él o a ella aprender a vivir con los demás, a comportarse, a integrarse, a adaptarse, etc. ¿no?

“Lo ocurrido con Vinicius Junior nos recuerda que ser negro, con dinero o no, te expone a todo tipo de violencia y discriminación toda tu vida”

Antes de seguir con esta reflexión, insistir sobre el hecho de que no se trata, en ningún caso, de deslegitimar las luchas antirracistas ni el trabajo por la diversidad y convivencia, ya que son importantes y deben seguirse dando para garantizar la igualdad de derechos y de oportunidades a todos y a todas. Yo mismo disfruto de lo conseguido gracias a la labor de muchos años de hombres y mujeres de todos los colores, totalmente dedicados a estas causas. Y el hecho reciente ocurrido en el fútbol español con el caso del jugador del Real Madrid Vinicius Junior nos recuerda que ser negro, con dinero o no, con fama o no, en esta sociedad te expone a todo tipo de violencia y discriminación en todo momento de tu vida. Por eso, el racismo se tiene que seguir combatiendo.

El racismo más peligroso

Sin embargo, poner el peso de agentes antirracistas a las personas negras desde los movimientos sociales y las políticas públicas, incapaces de participar en debates políticos y sociales fuera de esta temática, es en realidad el racismo más peligroso que hay: el racismo institucional. Este discurso que alardea de respeto por la diversidad mantiene a unos colectivos fuera de debates sociales importantes sobre la vida y la economía en casillas de donde nunca salen: antirracismo, diversidad, convivencia, …

Es cierto que no reconocer la diversidad y las diferencias de unas personas y otras es negarse la existencia de las mismas, pero es verdad también que señalar exclusivamente y siempre a un colectivo por su diversidad y diferencia, es condenarlo a una situación, a un estado, y por decirlo de otra manera, es discriminación, aunque sea pasiva y que pueda parecer positiva en este caso. Y esta discriminación pasiva es la que sostiene los “Vinicius eres un mono” de los estadios españoles de fútbol. Una discriminación contenida en el lema favorito de activistas y políticos “Somos antirracistas y apoyamos la diversidad”, aplicado únicamente y en toda intervención discursiva a las personas negros o africanas, que acaba normalizando e implementando el racismo ordinario por presentarlo solo como un problema de un colectivo que se puede arreglar solo haciéndose fotos con ellos y ellas.

“También tenemos opinión sobre la ley de viviendas, sobre la ley del ‘Sólo sí, es sí’, sobre la ley de movilidad”

Por eso, en este día 25 de mayo de 2023, día de África, no solo queremos celebrar, sino también reivindicar que somos más que personas negras y africanas con culturas folclóricas comprometidas de por vida con la lucha antirracista.

Somos los vecinos del edificio de a lado, del piso de arriba, de la planta baja; somos compañeras de trabajo; y también tenemos opinión sobre la ley de viviendas, sobre la ley del ‘Sólo sí, es sí’, sobre la ley de movilidad y sobre todas las leyes que conciernan a la ciudadanía española, porque vivimos en este país también y aspiramos a lo mismo que cualquiera, unas condiciones dignas de vida. Ser diferentes y antirracistas no tiene que excluirnos de otros espacios sociales y políticos. Al final, quizás la mejor forma de acabar con el racismo ordinario e institucional es considerarnos en los espacios políticos y sociales simplemente como lo que somos: Negros y negras, africanos y africanas sí; pero personas como tú.