Una activista polaca se enfrenta a tres años de cárcel por suministrar píldoras abortivas

La limitación del aborto en EE UU ha supuesto un duro golpe, ya que existe el fundado temor de que la ola represiva barra el derecho a una maternidad deseada allá donde esto es posible. Uno de esas áreas geopolíticas es Europa, donde la ofensiva ultraconservadora se está desplegando desde la católica Polonia.

Hace ahora año y medio, en enero de 2021, las feministas polacas se echaron a la calle en protesta por una sentencia del Tribunal Constitucional que prohibía el acceso al aborto en casi todos los supuestos. Se autorizaba en casos de riesgo para la vida o la salud de la embarazada, o de violación.

Según Amnistía Internacional, desde entonces más de mil mujeres han apelado al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ya que “han aumentado las dificultades extremas para someterse a un aborto con consecuencias trágicas para muchas de ellas y sus familias”.

Campaña en favor de Justyna Wydrzynska

Esa organización ha lanzado una campaña en apoyo a la activista por los derechos sexuales y reproductivos Justyna Wydrzynska quien, en una causa sin precedentes en suelo europeo, se enfrenta a una pena de tres años de prisión por suministrar píldoras abortivas a una mujer (clica aquí para firmar).

Fundadora de Abortion Dream Team, organización que ofrece ayuda directa a las mujeres que necesitan interrumpir su embarazo, ha sido acusada de “ayuda ilegal al aborto” y “posesión de medicamentos sin permiso de comercialización”. El juicio comenzó en abril en Varsovia y continuará pasado mañana.

Wydrzynska ha explicado estos días a la revista sueca ‘Ottar’ cómo sucedieron los hechos. Una mujer embarazada llamada Ania, víctima de una relación de maltrato, solicitó píldoras abortivas. La activista, que también había pasado por una situación similar, quiso ayudar y le envió las pastillas. El marido de aquella se enteró tras leer sus mensajes de móvil e interpuso una denuncia ante la Policía.

“Sentencia ejemplarizante”

La vista se aplazó puesto que ni Ania ni su marido acudieron a declarar. Sí lo hizo la organización católica contra el aborto y los derechos LGTBI Ordo Luris para representar al feto y al marido. Wydrzynska asegura que no es la única feminista denunciada en su país, pero cree que tal vez el juez quiera dictar una “sentencia ejemplarizante” ya que ella es una activista muy conocida.

“La presentación de cargos en su contra obedece al deseo de castigar su activismo”

Asegura haber recibido “enorme apoyo”, no solo de organizaciones y parlamentarias, sino también de personas corrientes que le han enviado mensajes, mientras deplora la inhibición del Gobierno por no proteger a las mujeres de las situaciones de abuso. “La policía debería haber preguntado cómo sabía el hombre que ella tenía pastillas, en lugar de quitárselas. Siento que haya tenido que pasar por esto”, se duele en la entrevista publicada por la revista sueca.

En su campaña de apoyo, Amnistía Internacional subraya que la persecución a Wydrzynska “obedece al deseo de castigar su activismo y sus esfuerzos por garantizar el derecho al aborto seguro y legal en Polonia”. La petición de apoyo exige también a las autoridades polacas que retiren todos los cargos, dejen de perseguir a las activistas de los derechos sexuales y reproductivos, y despenalicen el aborto.