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“…En lo relativo a silenciar a las mujeres, la cultura occidental lleva miles de años de práctica.”
Todo silenciamiento es un disciplinamiento. Mandar callar a una mujer no es sólo silenciar su voz en ese momento sino devolverla a su lugar, ese que le corresponde por su sexo, el lugar del silencio, e impedirle que ocupe ese otro lugar, el de la libertad de hablar y el del reconocimiento, al que ha accedido ilegítimamente. Demasiado a menudo ese silenciamiento pasa por la violencia. Demasiado a menudo hablar de mujeres y poder es hablar de violencia.
Penélope se pasa la vida esperando en casa, el lugar que le ha sido asignado, y hasta su propio hijo la hará callar en público nombrándose a sí mismo como dueño del relato, del discurso que cuenta, de aquello que sí debe ser escuchado. Con este pasaje clásico de ‘La Odisea’, Mary Beard inicia una de las dos conferencias que componen su libro ‘Mujeres y poder. Un manifiesto’ y en las que ahonda en el viejo entramado de significados y relaciones que conectan el silenciamiento de las mujeres con la merma de su credibilidad y con las históricas trabas sistemáticamente impuestas a su acceso al poder.
“Ni siquiera estamos cerca de subvertir aquellas historias fundacionales de poder que sirven para mantener a las mujeres fuera de su esfera, y aprovecharlas en nuestro beneficio, como hizo Tatcher con su bolso.”
Ese disciplinamiento que los mitos recogen –Eco condenada a que su voz se repita inútilmente, Filomela atrozmente enmudecida para evitar que denuncie la violencia sexual de que ha sido víctima, Casandra castigada a nunca ser creída en sus augurios– se parece demasiado, nos dice Beard, al acoso verbal y la agresividad que reciben las mujeres parlamentarias o las políticas en general y también recuerda a los ataques y amenazas en las redes sociales hacia mujeres que expresan públicamente su opinión, más si lo que denuncian es una ofensa o agresión.
Hay por tanto, como tristemente ilustran estos ejemplos, una continuidad entre los mecanismos que amordazan la voz de las mujeres y la violencia ejercida contra ellas. La violencia con la que son acalladas las mujeres en los mitos clásicos permanece intacta en los foros públicos actuales, ya sea twitter o el Parlamento británico.
“ …Por más que retrocedamos en la historia occidental, vemos siempre una separación radical – real, cultural, imaginaria – entre las mujeres y el poder.”
Uno de los efectos de una civilización que ha mantenido a las mujeres alejadas del poder, nos dice la autora en la segunda parte del libro, es que carecemos de modelos de mujeres poderosas a excepción de aquellas que adoptan las maneras masculinas, la voz grave, el traje…
Por un lado, la debilidad como atributo considerado intrínsecamente femenino no es una cualidad que interese resaltar en una mujer política. Y por otro, existe un sustrato cultural que nos empuja a interpretar el ascenso de una mujer a cierto grado de poder como una apropiación indebida de una posición que no le pertenece.
“Es habitual pensar que las mujeres que ocupan cargos de poder están derribando barreras o apoderándose de algo a lo que no tienen derecho.”
Y así, acudiendo continuamente a la cultura clásica, Beard analiza los viejos relatos sobre Clitemnestra, Medea, Atenea, incluso Lisístrata, como casos ejemplares de la manera recurrente en que la llegada de mujeres a lugares de poder se entiende como sospechosa de peligro o desastre y termina antes o después en el disciplinamiento necesario para imponer el orden.
¿Qué relación existe entre la credibilidad negada a las mujeres y el hecho de que asuntos como la infancia, la brecha salarial o la violencia machista sigan siendo catalogados en la despectiva categoría de “asuntos de mujeres”? ¿Cómo habremos de ser escuchadas hablando de lo nuestro y de lo de todos? ¿Qué deberíamos entender por “voz de autoridad”? Para estos y muchos otros interrogantes sobre la histórica distancia entre mujeres y poder, Mary Beard nos ofrece, con su escritura afilada y certera, agudas respuestas y nuevas preguntas dolorosas y refrescantes a la vez.
(Julia Rípodas es profesora de Filosofía y desde hace años se dedica intensivamente a indagar sobre la escritura de mujeres y a leer obras de mujeres del pasado y actuales que en general reciben menor atención editorial y mediática. Sus críticas literarias se publican en el blog ‘Cuentan ellas cuentan’ )