Lo que las primates pueden enseñarnos para acabar con la violencia machista

Bonobos y chimpancés son especies casi indistinguibles y muy cercanas a la humana, ya que comparten con nosotras el 98,7% del ADN. Una investigadora estadounidense cree que la organización solidaria de las bonobo puede servir de modelo a las mujeres para acabar con la violencia machista. La razón: las alianzas entre las hembras de esa especie de primates han acabado con la agresión masculina a lo largo del proceso evolutivo.

La profesora de la facultad de Derecho de la Universidad de Harvard Diane Rosenfeld analiza esta cuestión en su libro ‘Hermandad Bonobo’. En una entrevista en Ms. Magazine, explica que su investigación se originó a partir de la información de un colega, el renombrado antropólogo Richard Wrangham, sobre cómo las bonobo se protegen unas a otras de la agresión masculina.

El dato le resultó llamativo porque se relacionaba con su trabajo sobre violencia doméstica y agresión sexual y, al profundizar en el tema, descubrió que, gracias a esas alianzas, las bonobo habían eliminado evolutivamente la coerción masculina.

¿Cómo lo han conseguido? “Si una hembra bonobo es agredida, deja escapar un grito especial y todas las demás hembras que lo reciben vienen corriendo en su ayuda y forman una coalición instantánea para defenderla. Llegan independientemente de que la conozcan, les guste o estén relacionadas con ella. ¡Puede suponernos una lección como humanas!”, sugiere.

“El patriarcado no es inevitable”

A partir de esta idea, considera que “el patriarcado no es inevitable” y “los bonobos son la prueba viviente de ello”. Esas observaciones antropológicas las ha llevado a su campo de estudio. “Cuando se considera cuán patriarcal es el sistema legal en su base se observa la necesidad de una estrategia a nivel del patriarcado: una alianza de hermandad bonobo”, defiende.

Esta sugerente teoría ha atraído a muchas de sus ex alumnas, que se han comprometido a participar en la Red de Acción Legal Pro-bonobo que desarrollarán durante el próximo año. Una de ellas, la actriz y Ashley Judd, impulsora del movimiento #MeToo, ha escrito el prólogo.

“Veo la ‘Hermandad Bonobo’ como un vehículo para mover las conexiones del movimiento #MeToo hacia un nuevo plan de acción”

Rosenfeld cree que la ‘Hermandad Bonobo’ ofrece una hoja de ruta  en la lucha contra la violencia para el futuro. “Lo veo como un vehículo para mover las conexiones forjadas a través del movimiento #MeToo hacia un nuevo plan de acción dinámico. Este momento de la historia es muy propicio: estamos mejor, sabemos más, estamos más conectadas y abundan las posibilidades de conexión global”.

Violencia entre las mujeres

Descendiendo a aspectos particulares de la cuestión, la profesora cree el modelo social de estas primates puede servir también para eliminar la violencia entre las propias mujeres por razón de sus diferentes estatus, así como para garantizar unas relaciones sexuales más satisfactorias.

Sobre el primer aspecto, opina que “una nueva idea de la hermandad bonobo es pensar en la igualdad entre las mujeres, sin medir nuestra igualdad únicamente en relación con los hombres. Para ello cree necesario “dejar de tolerar la coerción y la violencia contra nosotras y nuestras hermanas”, aunque reconoce que supondrá “mucho trabajo y muchas conversaciones incómodas”.

El punto de partida sería, “un ajuste de cuentas serio entre las mujeres blancas sobre el racismo y la supremacía blanca”, lo que espera que contribuya a “un gran salto adelante para la humanidad”.

“Saturación” pornográfica

Al segundo asunto dedica un capítulo de su libro, en el que aborda el “sexo de cumplimiento”, un análisis feminista de la pornografía y la prostitución. El término “sexo de cumplimiento” describe “el sexo que no es afirmativamente deseado, pero que se acepta por una serie de razones que incluyen el miedo, la coerción y el poder desigual”. El concepto describe también “mucho sexo que actualmente tiene lugar en la cultura de la conexión. Nombrarlo nos da una nueva forma de hablar sobre esta zona gris del sexo no deseado”.

Rosenfeld considera que “estamos en un momento donde la ‘positividad sexual’ está chocando con una cultura de conexión a menudo tóxica de maneras involuntarias”. Cree que nuestra cultura sexual está “saturada de pornografía” y en su publicación proporciona una distancia crítica para imaginar un paradigma sexual más centrado en el placer y mutuamente satisfactorio. Y, cómo no, “los bonobos nos ofrecen también un modelo para la sexualidad femenina fuera del patriarcado”.