ROSA COBO | TEÓRICA FEMINISTA 
«Las leyes de identidad de género tiene más que ver con el movimiento LGTB que con la cuestión trans»

El Ministerio de Igualdad tendrá listo en las próximas semanas el borrador de la Ley de Identidad de Género, conocida como ‘ley trans’. Normas similares se están aprobando en distintos países de Latinoamérica y están produciendo un crudo debate dentro del feminismo. Simplificando mucho, mientras una parte cree que contribuyen al borrado de las mujeres, la otra considera tránsfoba cualquier crítica a estas disposiciones.

La profesora de Sociología de la Universidad de A Coruña Rosa Cobo inauguró ayer un curso virtual de Teoría Feminista y se pronunció brevemente sobre esta cuestión a preguntas de una alumna mexicana. En su opinión, que expresó con todas las cautelas, las leyes de identidad de género tienen “probablemente más que ver con el movimiento LGTB y su acercamiento al movimiento feminista que con la cuestión trans”.

Entiende Cobo que el movimiento LGTB es un “movimiento reciente” y con poca historia. Su acto político fundacional fue la Revuelta de Stonewall, en junio de 1969 tras una redada policial en un bar gay del mismo nombre en Nueva York.

Movimiento sin genealogía ni teoría

Nació “al mismo tiempo que se concretaba la tercera ola feminista”, protagonizada por el feminismo radical, que abanderaron Sulamith Firestone y Kate Millett, entre otras, y fue ahí “cuando, por segunda vez, nos constituimos en movimiento de masas”.

Entonces, el movimiento feminista entró en la Universidad, primero en EE UU y después en otros lugares del mundo. Era un feminismo “fuerte, con capacidad de movilización y teoría. Conceptos como género y patriarcado se acuñaron ahí”.

El feminismo radical ponía el foco de la opresión de las mujeres en lo que sucedía en las relaciones íntimas y privadas, y en la jerarquía de poder que en ellas se establecía.

Inicialmente, el movimiento LGTB “no tenía ni genealogía, ni marco interpretativo, ni recursos, lo que a las feministas nos ha conseguido tres siglos conseguir, no para nosotras, sino para todas las mujeres”.

“Conseguir la legitimidad de las sexualidades disidentes no ha formado parte del movimiento feminista”

Ante esa “orfandad de marco teórico y movimiento social” ven el feminismo como un “lugar donde poder desarrollar sus reinvindaciones políticas” y, para Cobo, “ese es el problema”, pues a partir de ahí se plantea la idea de ampliar el sujeto político del feminismo.

El movimiento LGTB cree que “nos une la disconformidad con la sexualidad hegemónica y que compartimos un universo reivindicativo, pero no es cierto –aseguró tajante-. Conseguir la legitimidad de las sexualidades disidentes no ha formado parte del movimiento feminista. Lo que el movimiento feminista defiende es que no caiga sobre nosotras como una losa pesada la sexualidad patriarcal y se opone a la heterosexualidad obligatoria. Defiende que las lesbianas puedan vivir libremente su sexualidad y eso no tiene que ver con la tabla reinvidicativa LGTB”.

Para la socióloga feminista, la cuestión de fondo es que el movimiento LGTB “busca compartir los recursos de las políticas de igualdad” y mostró su contrariedad por esa pretensión, dado que a las mujeres nos ha costado mucho “conseguir políticas públicas de igualdad” y ahora que tenemos “escasos recursos” nos vemos obligadas a compartirlos con “grupos oprimidos que no han tenido tiempo y espacios para lograrlos por sí mismos”.

Ya ocurrió con el movimiento obrero

“Comprendo muy bien las opresiones y las reivindicaciones” del movimiento LGTB, enfatizó y defiende que es “fundamental” establecer alianzas con él, pero cree que “una cosa es el feminismo y otra el movimiento LGTB”.

Por eso, opina que no se puede “entregar nuestro marco teórico a quienes se viven a sí mismos como discriminados” y mantiene que deben crear el suyo propio. “Les costará, pero también nos costó a nosotras”.

Recordó que no es la primera vez que esto ocurre. “Ya sucedió con el movimiento obrero, que nos pidió que nuestro sujeto político no fueran todas las mujeres, sino las obreras, y no: el sujeto político lo definimos nosotras”, incidió.