Excedencias y reducciones de jornada de hoy, ¿pobreza de mañana?

El movimiento vasco de pensionistas inició ayer en Bilbao una marcha a Gasteiz con el objetivo de establecer este mismo año una pensión mínima de 1.080 euros. La consideran básica para poder llevar una vida digna. Y de casi 200.000 pensionistas que cobran por debajo de esa cantidad en Hego Euskal Herria, 154.000 son mujeres, según sus datos.

Y fueron ellas precisamente quienes se pusieron al frente de la manifestación asiendo las pancartas. Quieren que su voz resuene con fuerza en este movimiento y que la denominada ‘brecha de las pensiones’ cicatrice a golpe de movilización. Las protestas semanales de los lunes en Bilbao duran ya cinco años. Aunque no ha conseguido sus objetivos de momento, este movimiento se han convertido en referencia y modelo de lucha en todo el Estado.

Buena parte de las mujeres que durante el franquismo se vieron obligadas a dejar de trabajar fuera de casa sufren precariedad en su vejez. Pero las actuales corren también ese riesgo mientras se mantengan los factores de desigualdad y discriminación estructural que les afectan en todos los ámbitos de la vida.

Factores de discriminación

Entre estos factores destacan, además del diferente compromiso y corresponsabilidad entre mujeres y hombres en las tareas domésticas y de cuidados:

  • La discriminación salarial: En general, las mujeres tienden a tener salarios más bajos que los hombres. Según la encuesta de Estructura Salarial del INE de 2020, la brecha retributiva en el Estado es de un 18,72% (5.175€) en el cómputo anual. En la Comunidad Autónoma Vasca, la renta personal media de la población de la CAE en 2019 asciende a 22.601€, cifra que es claramente superior en los hombres, 27.885€, que en las mujeres, 17.731€ (cifras 2021, Mujeres y Hombres en Euskadi, Emakunde)
  • Jornadas de trabajo reducidas: Las mujeres suelen optar por reducir su jornada laboral o trabajar a tiempo parcial para poder ocuparse de los cuidados. En este apartado, la carga que soportan las mujeres es abrumadora, 86%, frente a 14% masculino. En 2022, 10.307 mujeres redujeron su jornada y su salario por cuidados frente a 1.700 hombres en la Comunidad Autónoma Vasca.
  • Excedencias por cuidados: Más mujeres que hombres toman excedencias, si bien en este apartado se observa un equilibrio creciente. De las 5.607 excedencias que se tramitaron el pasado año en la comunidad autónoma, 2.109 correspondieron a hombres (38%) y 3.498 a mujeres (62%).
  • Carreras laborales interrumpidas, ya sea por maternidad, cuidado de familiares o cualquier otra razón.

La situación más precaria corresponde a quienes perciben las pensiones de viudedad. Según datos de Emakunde de 2019, un 93,4% son mujeres.

Diferencia mensual de 600 euros

El importe medio de la paga por jubilación ese año era de unos 1.400€, mientras que la asignación de viudedad no alcanzaba los 900€ mensuales. Así, la pensión media que reciben las mujeres se sitúa en torno a los 933,5€ frente a 1.545.6€ de los hombres, una diferencia de más de 600€ mensuales.

Un 33% de las viudas de la Comunidad Autónoma Vasca percibe pensiones por debajo del umbral de la pobreza

La Red Europea Contra la Pobreza (EAPN por sus siglas en inglés) de 2021 contabiliza en 153.608  (27,3% de pensionistas de la comunidad autónoma) las personas que perciben una pensión por debajo del umbral de la pobreza (<688€/mes). De las viudas, el 33% se encuentra en esa situación.

Emakunde advierte de que “el concepto de feminización de la pobreza” no es ajeno a “las trayectorias vitales, condicionadas por el género, que determinan la situación de empobrecimiento y vulnerabilidad, así como el impacto diferencial en mujeres y hombres”. Esto es, las trayectorias vitales y laborales de muchas mujeres, condicionadas por los mandatos patriarcales, las arrojan, en muchos casos, a la precariedad y la pobreza.