Arantza Campos Red de Estudios sobre Prostitución 
«La regulación laboral actual no permite calificar la prostitución como trabajo»

El debate entre las partidarias de la regulación y la abolición de la prostitución ha sido encarnizado en los últimos meses, después de que la presión de varias académicas consiguiera la suspensión de unas jornadas favorables a legalizar la prostitución como un trabajo en la Universidad de A Coruña. La reacción fue apelar a la libertad de expresión y organizar un ciclo de jornadas similar al suspendido en una veintena de universidades del Estado, entre ellas la UPV-EHU.

El sindicato estudiantil Ikasle Ekintza, junto con el Movimiento Abolicionista de Euskal Herria (EHMA) han respondido a con unas jornadas abolicionistas que se celebrarán pasado mañana, en la Facultad de Ciencias Sociales de Leioa y en Elcano (Bilbao). Las ponentes serán la activista y superviviente Amelia Tiganus, la jurista Paula Fraga y la profesora de la Universidad de A Coruña y socióloga Rosa Cobo (ver cartel abajo).

Cobo ha sido una de las promotoras de la Red Académica Internacional de Estudios de Prostitución y Pornografía, presentada el pasado noviembre y formada por abolicionistas (creen que la prostitución es una forma de esclavitud y que atenta contra los derechos humanos y la dignidad de las mujeres, y piden abolirla ofreciendo otras oportunidades a quienes la ejercen y penalizando a proxenetas y puteros).

La activista y profesora de Teoría del Derecho de la UPV-EHU y codirectora del Master de Igualdad de la misma universidad, Arantza Campos, forma parte de ese grupo de estudiosas.

-¿En qué punto está la red académica en estos momentos?

-Estamos redactando los estatutos y recabando apoyos y recursos para organizar alguna jornada. Los montajes a nivel académico son complejos y además somos gente de 26 universidades que estamos en muchas batallas y sin tiempo para todo.

– Entre los objetivos se cita consolidar una línea de investigación crítico abolicionista sobre prostitución y pornografía. Sin embargo, la investigación es lenta y parece que las personas partidarias de regular la prostitución avanzan a toda prisa.

-Se pretende conseguir toda la investigación posible para enfrentarnos, sobre todo, a la inmediatez de exigir la regulación de un derecho porque alguien lo pida. El Derecho es así, si hay una sociedad que acepta una cuestión, el Derecho lo regula, no dice si está bien o está mal. Eso lo dice la sociedad antes y después.

“No se podría regular la prostitución como un trabajo teniendo en cuenta el ámbito jurídico exclusivamente”

-¿Puede la prostitución ser un trabajo?

-Desde un punto de vista abolicionista y desde el Derecho del Trabajo, yo argumenté por qué la regulación laboral actual no permite calificar la prostitución como trabajo. Ahora, si se cambia la norma, si las y los legisladores deciden legalizar la prostitución, esos argumentos ya no serían válidos. También puede haber gente que diga lo contrario que yo, aunque no me consta.

-La suspensión de las jornadas en la Universidad de A Coruña se entendió como un ataque a la libertad de expresión.

-Sí, se invoca que la universidad es un lugar para debatir todas las ideas. Pertenezco a una red feminista estatal de Derecho Constitucional y les dije a mis compañeras que lo mejor era no oponernos, porque en las filas feministas hay mujeres que mantienen una posición regulacionista y yo no pienso que estén vendidas a los proxenetas, como se dijo. Pienso que hay que poder hablar de todo siempre que el debate exista en la sociedad. Es una cuestión estratégica. Prefiero las posiciones radicales para cuando haya propuestas concretas. Por ejemplo, vamos a legalizar la prostitución. Entonces, digo ‘No’, pero dando argumentos. De todos modos, sorprende que sólo se hable de libertad de expresión con esta cuestión cuando hay tantas cosas de las que no se puede hablar y es llamativo también que en el Estado español se monten unas jornadas regulacionistas tan coordinadas en veintitantas universidades. Eso sólo puede tener dos explicaciones: que efectivamente los proxenetas las alentaran o que haya una red importante de feministas en esa posición que se pusieron a trabajar y las sacaron adelante.

Hay que poder hablar de todo siempre que el debate exista en la sociedad. Es una cuestión estratégica”

-Una o la otra.

-Eso es. Puede que los intereses de los profesores y profesoras que las organizaron coincidan con los intereses de los proxenetas, pero no son lo mismo y en eso hay que ser cuidadosas. ¿Que piensan diferente que yo? ¡Qué le voy a hacer!

-Intentar convencerla.

-Sí, en esta red académica ya no queremos hablar en términos simplistas, a pesar de que es lo que se lleva ahora. Estratégicamente, tenemos que trabajar de otra manera. Tenemos que convencer con argumentos sólidos, sobre todo cuando haya que votar una propuesta política, y tenemos que hacer propuestas legislativas en otros términos, porque la prostitución ya está regulada, está prohibida y hay un limbo para algunas cosas. Regular no quiere decir legalizar y a veces se confunden estos dos conceptos, que son distintos. Se puede regular de muchas maneras. Podemos hacerlo como en Suecia y que se penalice a los puteros. Lo que no hay que hacer en ningún caso es que la prostitución caiga en el ámbito del Derecho Penal y se castigue a las mujeres prostituidas. Tenemos que ser muy sensibles a la realidad de esas mujeres y conseguir que se destinen medios y recursos para que puedan tener alternativas, medios y apoyo.

División en el movimiento feminista

-¿Qué se puede hacer aquí, en la CAV?

-Se podrían habilitar recursos… Se pueden regular ámbitos.

-Cobra fuerza una corriente dentro del feminismo que ve la prostitución como algo empoderante.

-Creo que es una reacción de las jóvenes a las viejas, que piensan que somos unas mojigatas, aunque están equivocadas. Creo que tiene que ver con una posición anticapitalista, porque muchas mujeres que ejercen la prostitución son racializadas y ven esa postura como lo más radical. Es como una reacción a ese feminismo de la igualdad blanco y burgués. A pesar de todo, pienso que tenemos que buscar puntos de acuerdo.

-¿Lo que se pueda hacerlo juntas y lo que no cada una por su lado?

-Exactamente. La confrontación entre el feminismo de la igualdad y el de la diferencia fue brutal también y produjo una escisión. Muchos de los avances que vinieron luego tienen que ver con el feminismo de la igualdad atento a las críticas del feminismo de la diferencia. Estas jóvenes dicen que eso no les interesa porque quieren acabar con el sistema. ¡Que me expliquen cómo se acaba con el sistema legalizando la prostitución!

-¿Cómo ves el surgimiento del Movimiento Abolicionista de Euskal Herria?

-Por ahora, con mucha dificultad. Después de las jornadas de Durango, ha quedado claro que las abolicionistas somos una inmensa minoría, y no solo por el tema de la prostitución. Es un debate muy complejo y no todo el mundo que dice una cosa es superprogre y la que dice la contraria es superreaccionaria. El movimiento feminista va con los tiempos y ahora se impone la teoria queer, de deconstruir discurso, del liberalismo, de que nadie me diga lo que tengo que hacer. El movimiento feminista está impregnado de muchas de las cosas que actualmente funcionan: del escándalo y del discurso rápido, de una simpleza que abruma, resultado de leer textos que no llevan más de dos minutos.