“Cuando demuelen las casas en Jerusalén o Hebrón las mujeres recogen los restos y empiezan de nuevo”

Es difícil imaginar cómo pueden ser una vida de resistencia entre estruendo de bombas, allanamientos a media noche, detenciones, muertes, tortura, humillaciones y destrucción… Pero, a pesar de todo, en Palestina fluyen a cada segundo la fortaleza y la alegría: se ríe, se canta, se baila, se festeja. También resulta incomprensible que las influyentes y ‘civilizadas’ potencias occidentales permitan a Israel violar sistemáticamente los derechos humanos de la población palestina, aunque esa postura se entienda perfectamente desde el punto de vista de los intereses económicos y comerciales, los de la industria de la guerra.

Jaldia Abubakra nació en Gaza hace 52 años. Salió de allí a los 9 años y sueña con volver. Forma parte de varias asociaciones que tiene como objetivo extender la solidaridad con Palestina y el boicot a Israel, responsable de la masacre que sufre su pueblo. Esta tarde participará en Bilbao en unas jornadas sobre el activismo de las mujeres palestinas organizadas por Sodepaz. Lo hará como cofundadora de la asociación de mujeres Alkarama. Hablará también de la herramienta que están utilizando para presionar al Israel para que cese en su hostigamiento: BDS (boicot, desinversiones y sanciones a Israel).

-¿A quién se dirige la herramienta BDS?
-Se dirige a los estados y a la ciudanía, a todo el mundo

-¿Cómo podemos utilizar la ciudadanía esta herramienta?
-Las personas tenemos bastante fuerza. Lo mas sencillo es boicot económico, no comprar productos israelíes o que colaboran con la ocupación de Palestina. No todos son israelíes. Hay multinacionales que colaboran con el ente sionista israelí y se benefician de la ocupación de Palestina.

-¿Firmas conocidas aquí?
-La más conocida, y tenemos ahora una campaña de boicot hacia ella, es HP de informática e electrónica. Participan en las cámaras que vigilan los ‘check-point’ (puntos militares de control de la población palestina) en las prisiones israelíes, fabrican las tarjetas biométricas de reconocimiento facial que se usan para controlar a la población palestina. También pedimos el boicot a las empresas que fabrican los tranvías que unen las colonias con otras colonias y en los cuales los palestinos —como funciona un sistema de apartheid peor que el de Sudáfrica— no pueden subir. No pueden moverse con libertad en su propia tierra. Pedimos también el boicot a Caterpillar, que fabrica las excavadores que se utilizan para demoler las casas de palestinos. A nivel ciudadano, también los dátiles ‘medjoul’, que explota territorio palestino del valle del Jordan y los comercializa Israel.

Boicot a Eurovisión

-También se pidió el boicot cultural con Eurovisión.
-Combatimos una maquinaria propagandística tremenda en la que se invierte muchísimo dinero para invisibilizar los crímenes de guerra que ocurren en Palestina. Eurovision pretendia presentar a Israel como un Estado normal, progre y democrático, mientras están matando y oprimiendo a la población palestina. Israel instrumentaliza la cultura para hacer un lavado de imagen. Pedimos, además, el boicot académico a las universidades, que pertenecen al Estado y se utilizan para hacer ensayos sobre métodos de tortura a los prisioneros. En las universidades hay un aula donde becan a los estudiantes para que vigilen lo que la población palestina publica en las redes para luego utilizarlo en su contra. Aparte, los ciudadanos palestinos que viven en los territorios ocupados en 1948 no viven en igualdad de condiciones, no disfrutan de las mismas becas ni tienen acceso a todas las carreras universitarias.

-¿Qué pide BDS a las instituciones?
-Normalizar las relaciones con un ente criminal es animarlo a que siga. Pedimos a las instituciones que corten esas relaciones como medida de presión para que cambien sus políticas contra la población palestina.

“No boicoteamos a la ciudadanía israelí”

-¿Hay algo que se salve en Israel?
-Nuestro boicot va dirigido al Gobierno, al ejército y a las personas que los representan. No boicoteamos a los ciudadanos israelíes por ser israelíes, y mucho menos por ser judíos, porque hay judíos y judías que están trabajando con nosotros en la campaña del boicot. Nunca es contra personas, a no ser que estén financiadas por el Gobierno de Israel para un campaña de lavado de imagen.

-Los conflictos entre Israel y Palestina no han cesado desde 1948 y la comunidad internacional permite que Israel incumpla las resoluciones internacionales. Has dicho: “Como ciudadana hispano-palestina quiero construir un mundo en paz, desde el antimilitarismo y el internacionalismo”¿Cuáles podrían ser las condiciones para una solución pacífica?
-Tal y como está construido el Estado sionista de Israel, sobre las cenizas de un pueblo que estaba viviendo en paz, no hay un conflicto entre dos Estados que están disputando unas fronteras: lo que hay es un ideología sionista. Es gente que ha venido desde fuera a colonizar Palestina practicando un limpieza étnica. Recordemos que entre 1947 y 1948 se borraron del mapa a 536 poblaciones palestinas, masacrando a su gente, cortando árboles y quemando tierra. Más de 7.500 palestinos fueron empujados al exilio. Hoy somos unos siete millones y medio los que vivimos fuera de nuestra tierra y tenemos una resolución de la ONU, la 194, que Israel no cumple y no permite que volvamos a nuestra tierra. El retorno de los refugiados y refugiadas es sagrado. Es una condición indispensable para conseguir una paz con justicia para los palestinos porque para que haya paz tiene que haber justicia. Estamos pidiendo simplemente el cumplimiento del derecho internacional a partir de prácticas no violentas. Aunque, para mí, las resoluciones internacionales fueron injustas, porque en 1947 se decidió partir el territorio de Palestina para crear un Estado para los judíos y otro para los palestinos y el de los palestinos aún no existe, y además no se preguntó a la población autóctona, y se dio el 50% del territorio a un 30% que había venido de fuera, los judíos. Aun así, estamos pidiendo que se cumplan esas resoluciones: acabar con la ocupación, con el sistema de apartheid en Palestina y, lo más importante, el retorno de los exiliados a su lugar de origen.

“Los pueblos salvan a los pueblos”

-¿Con que aliados cuenta Palestina actualmente?
-Con la poblacion civil mundial. A ellos apelamos y tenemos confianza porque los pueblos salvan a los pueblos. En Europa los pueblos elegimos a los gobienos y podemos exigirles que se cumpla el derecho internacional, que se protejan los derechos humanos. Pedimos que se apliquen las sanciones de las Naciones Unidas como se aplican a otros países. Pero no hay voluntad política. Sabemos que los políticos se rigen por intereses. Europa esta siguiendo a ciegas la política de EEUU y EE UU quiere que en Oriente Medio Israel esté fuerte porque le beneficia, porque es su avanzadilla para desestabilizar y controlar Oriente Medio, en primer lugar, para explotar sus recursos y, en segundo lugar, para seguir vendiendo armas porque EE UU e Israel tienen una industria armamentística muy fuerte y necesitan que haya conflictos por allí para seguir vendiendo armas. Ya hemos visto desde que empezó Trump los acuerdos de venta de armas que ha hecho, tanto con Arabia Saudí, como con Qatar, y ambos son aliados de EE UU pero mientras estén lejos y se peleen entre ellos… Es un dinero que va a las arcas de EE UU. Espero que Europa cambie su política

-¿Qué opinión te merece la trayectoria de Mujeres de Negro?
-Es una iniciativa muy buena para defender la paz a través también de medios no violentos. Yo tengo amigas y he estado con ellas en varios actos y concentraciones en plazas. Lo que pasa es que les falta algo: no sólo ellas, muchas organizaciones de paz equiparan a palestinos e israelíes, a opresor y oprimido. El pueblo palestino es un pueblo oprimido por el Estado de Israel. Los ciudadanos en Israel apoyan las políticas de su gobierno. En la campaña prometía más sangre, mas represión, para ser votado y eso nos da una imagen de cómo es la sociedad israelí.

Asociaciones de mujeres desde el siglo XIX

-¿Cuáles son los objetivos del movimiento de mujeres palestina Alkarama?
-Alkarama significa dignidad. Empezamos un grupo de mujeres del Estado español el 29 de marzo de 2017, la víspera del Día de la Tierra, y es que la tierra para nosotras simboliza a la mujer. Decidimos organizarnos para trabajar juntas para visibilizar a la mujer palestina, su lucha y su causa. La mujer palestina, en España y en Europa, tiene una imagen estereotipada, como de que está en segundo nivel. Sin embargo, la mujer palestina, desde el siglo XIX, ya estaba en el frente, ya estaba operativa, en la lucha. Hay asociaciones documentadas desde 1903. En esa época ya salían marchas contra el mandato británico en Palestina. Tienen un papel fuerte y activo que es desconocido en Occidente. Actualmente son el pilar de la lucha de la resistencia y esto es desconocido y, por otro lado, nosotras que estamos fuera queríamos darnos fuerza como un colectivo de mujeres en la diáspora. En el futuro queremos crear una red mundial de mujeres palestinas.

-¿Cómo es esa resistencia actualmente?
-Hoy en día, la mujer es la que sustenta la sociedad, la que trabaja. Cuando matan a su marido o lo encarcelan, o a su hermano, ella es la fuerte, la que tiene que agrupar a todos, dar apoyo a la familia y hacerse cargo de la manutención. Cuando bombardean sus hogares en Gaza, por ejemplo, he visto a muchas mujerse a las que esto les causa bastante dolor y daño sicológico, y consecuencias en su salud por tener que ser las fuertes. Pero son las fuertes y lo pueden hacer. Ellas, cuando demuelen sus casas en Jerusalén o en Hebrón o cualquier otra ciudad de Cisjordania, son las que recogen los restos y vuelven a empezar de nuevo. Se puede resistir de muchas maneras. La educación de los jóvenes, levantar una casa, reconstruir… es resistencia. Muchas asociaciones de Palestina se dedican a dar apoyo sicológico después de los ataques a Gaza que dejan a muchas personas con estrés postraumático y esto es continuo, es un tipo de resistencia para que la gente no se rinda.

“Gaza es un campo de concentración”

-¿Participan directamente en la lucha tomando las armas?
-No tienen por qué. Algunas lo harán. Yo estoy en contra  de las armas, pero sí hay algunas. Por ejemplo, Laila Khaled de la resistencia palestina en Líbano, y otras. Hay mujeres que sí han participado activamente en la defensa de Palestina. Aunque yo estoy en contra de las armas, creo que tomarlas es un derecho legítimo de los pueblos que estan reprimidos, ante una ocupación, para defenderse por todos los medios a su alcance. La mayoría está en otro tipo de resistencia que no es la armada.

-Los medios sólo transmiten noticias de los ataques más sangrientos pero el acoso es continuo
-Diario. Los enfrentamientos contra los soldados son continuos, porque están dentro de las colonias, dentro de los pueblos y las ciudades de Cisjordania. Gaza es una cárcel, un campo de concentración con alambrada alrededor, donde no puede entrar ni salir nadie, donde hay ataques diarios a los pescadores cuando salen a faenar, y a los campesinos cuando están cerca de la alambrada que separa Gaza de los territorios ocupados en 1948. A estos, el ejército israelí les obliga a dejar 300 metros al lado de la valla que no puede cruzar nadie, y esas tierras son tierras de cultivo, son terrenos de propiedad privada, de campesinos que tienen que trabajarlas diariamente, porque tienen que vivir de ello. Aparte están los drones sobrevolando a diario el cielo de Gaza, los bombardeos continuos tanto en Gaza como en Cisjordania, las demoliciones de casas en Jerusalén…

-Has comentado que hay mujeres destacadas y en puestos relevantes en Palestina. ¿Cómo es posible hacer una vida medianamente normal en esas condiciones?
-Es la resistencia, la fortaleza que decía que tienen. Es poder seguir viviendo, a pesar de todo, seguir amando la vida, porque nosotras decimos: “Nosotras amamos la vida” —es un poema de Mahmud Darwish— , siempre que podemos o siempre que nos dejan. Entonces, cualquier ocasión para ser alegres, para vivir, reír, la aprovechamos al máximo. Sobre todo allí, en Palestina, donde están sometidos a una tortura cotidiana, ríen cuentan chistes celebran fiestas, bodas, la alegría es continua. Es una forma de resistir, de no dejarnos caer en la depresión. Queremos aprovechar cada minuto de nuestra vida para ser personas, seres humanos, y esa es la magia que tiene el pueblo palestino y esa la tienen las mujeres.

Muerte de parturientas en los puestos de control

-¿Así que pueden estudiar, trabajar…?
-Sí. De hecho el nivel de alfabetización en Palestina es el más alto de todo el Oriente Medio. De hecho, creo que no hay analfabetismo ya. Es muy importante para los palestinos el estudiar, el conocimiento, a pesar de que hay una tasa de paro altísima, de las mayores del mundo y, sobre todo, en la franja de Gaza es mayor que en Cisjordania. El bloqueo puesto sobre la franja de Gaza hace más de 12 años ha hundido su economía. No les dejan salir ni entrar, no hay productos básicos, hay cuatro horas de electricidad al día, el agua no es potable. No hay salida, no hay comercio, no hay economía.

-¿A qué dificultades específicas se enfrentan las mujeres por el hecho de serlo?
-El tema del trabajo y los estudios en Cisjordania, donde hay mas de 300 ‘check-point’, puestos militares de control por donde tienen que pasar los palestinos cada vez que quieren moverse de un sitio a otro, afecta sobre todo a las mujeres que quieren estudiar y trabajar, a los estudiantes en las universidades, porque cierran los ‘check-point’ cada vez que tienen examenes para que no los puedan hacer. Las chicas sufren un abuso especial por parte de los soldados. Les cachean soldados varones para que desistan de pasar. Tienen que pasar por esta humillación y provocación cada día. Al final, lo que quieren es que las mujeres no salgan a la universidad  o a trabajar. Que no se desarrollen las mujeres, porque ellos son conscientes de que son ellas quienes dan fortaleza a esa resistencia. Hace unos años, una ministra de Justicia israelí dijo públicamente que había que asesinar a las madres de las serpientes, refiriéndose a las mujeres palestinas, a las madres. Hubo una camiseta que se vendía a Israel con la silueta de una mujer musulmana, para hacer referencia a las palestinas, y embarazada, y una leyenda que decía: ‘Mata a dos de un tiro’, incitando al asesinato de mujeres palestinas embarazadas. Esto demuestra la violencia y la incitación al odio por parte de un régimen que lo permite. Y, sin embargo, cuando nosotras pedimos el boicot exigiendo simplemente el cumplimiento del derecho internacional nos llaman antisemitas. Muchas mujeres han muerto dando a luz en los ‘check point’ porque no les han dejado pasar para llegar al hospital.